La lucha contra las drogas
Acusaciones mutuas

Jaime Velázquez
12 de julio de 2001

 

En medio de la vieja acusación de Estados Unidos de que México "está envenenando a su gente" con la producción y el tráfico de drogas, y de la justificación de México de que la culpa es de ese país por tener consumos tan elevados de estupefacientes, ha surgido una nueva postura proveniente de la sociedad de ambas Californias.

La Coalición Fronteriza contra las Adicciones (CFA), organismo conformado formalmente desde enero de 2001 con gente de la comunidad de San Diego y de Tijuana, concluyó el pasado 30 de junio que las autoridades deben redirigir sus esfuerzos en las políticas del combate a las adicciones.

Ese día, en el marco de la celebración del Día Internacional de la lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas realizada en la línea fronteriza de San Ysidro- Tijuana, los coordinadores de la CFA Martín de la Rosa, por el lado mexicano; y Kaare Kjos, por el lado estadounidense, coincidieron en que es indispensable comenzar ya un agresivo programa conjunto de prevención, “más que andar persiguiendo narcotraficantes, o lo peor, adictos”.

Existe un fuerte contraste en las políticas que cada país desarrolla; sin embargo, los elevados índices -crecientes cada día- de jóvenes de ambos lados de la frontera que consumen heroína, metanfetaminas, cocaína, marihuana, éxtasis y otras drogas nuevas, han rebasado toda proporción y lineamientos seguidos hasta ahora por los gobiernos de los dos países.

De la Rosa expresó a Imagen Médica que es un error creer que el gobierno va a resolver todo el problema del narcotráfico, pues este es “solo un efecto del problema original, que son las adicciones”.

“En México -dijo- las políticas gubernamentales se han orientado a perseguir narcos; encierran unos y siguen los otros. Pero mientras haya consumo, habrá oferta, por lo tanto; nuestra idea central es invertirle urgentemente más recursos a la prevención. Es la solución a largo plazo”.

Por su parte, Kjos indicó que en San Diego sí existen desde hace más de diez años cerca de 200 programas de prevención, la mayoría de ellos son muy exitosos, pero el problema es de tal magnitud, que sigue creciendo la tasa de adicciones en personas de 15 a 38 años.

“Siempre estábamos diciendo: Ah, ustedes (los mexicanos) están envenenando a nuestra juventud -recordó Kjos-, pero poco a poco nos hemos dado cuenta de aquel lado, que en México también tienen nuestro mismo problema. Mucha gente en San Diego y en Tijuana se está dando cuenta que tenemos este problema de manera conjunta. Hay una región compartida. Estamos divididos por una línea artificial, pero la región es a región”.

Y es que según datos de la subdirección de Investigación de los Centros de Integración Juvenil (CIJ), Tijuana está tres veces arriba de la media nacional en jóvenes que consumen drogas duras. De 1990 a 1999, por ejemplo, el consumo de cocaína se elevó de un 10% de los pacientes atendidos por el CIJ, a un 70%. Por arriba de los consumidores de marihuana.

Guillermo Rangel Mendoza, director de Prevención de los CIJ en Baja California puntualizó a Imagen Médica que en otras partes del país y en la capital de la República Mexicana es mucho más común el uso de los inhalantes como el thíner y el Resistol 5000.

“Pero la disponibilidad que hay en Tijuana de otras drogas, cambia el panorama. Aquí ocupa el primer lugar la marihuana y la cocaína; después las metanfetaminas y, últimamente se han dado muchos casos de adicción con la heroína, de la cual es muy difícil la rehabilitación. De cada cinco casos de pacientes atendidos por adicción a la heroína, cuatro recaen”.

El encargado de atender a los jóvenes adictos en el CIJ de Tijuana, Raúl Rafael Palacios Lazo, director de Proyectos de Atención curativa, narró el caso de Juanito, un joven de 22 años de edad, de padres indígenas migrantes. Tiene cuatro años consumiendo heroína y tres recaídas contra la rehabilitación.

“Como la madre sólo entiende y habla el idioma trique (es originaria de Oaxaca) -aclaró Palacios Lazo-, cuando asisten a las juntas de rehabilitación, Juanito es quien le traduce las instrucciones que le corresponden a la señora como familiar del paciente en la terapia. Y quien sabe que es lo que realmente le diga a su mamá”.

En general, a los CIJ llegan jóvenes “ya muy dañados” debido a que llevan cuatro y cinco años de consumir drogas. Llegan con problemas en el trabajo, en la familia, y con la justicia. Casi todos iniciaron el consumo de estupefacientes entre los 10 y catorce años.

Respecto a la idea de legalizar las drogas para bajar el consumo, los dirigentes del CIJ se pronunciaron decididamente en contra.

El coordinador de la CFA en San Diego, por su parte, prefirió abstenerse de opinar, pues reconoció haber leído que enfermos de cáncer y de sida han declarado que fumar marihuana, por ejemplo, les hace bien. Sin embargo, también reconoció a la misma droga como introductoria para otras más peligrosas.

“Yo no he llegado a una conclusión todavía en ese debate -afirmó Kjos-, pero cada día parece haber una droga nueva, más exótica. Y de muchas sustancias todavía no conocemos sus consecuencias. Si estamos promoviendo el uso y la legalización de eso, creo que es algo muy irresponsable.”

Como parte de la celebración en la línea fronteriza, niños de distintas escuelas realizaron pintas en la banqueta de cruce peatonal, tanto del lado de San Ysidro, como de Tijuana. Posteriormente formaron una valla, pasando a través de la reja que divide a los dos países.

Algunos de los organismos participantes de San Diego fueron Iniciativa de Salud Fronteriza, Centro Comunitario de Salud, Universidad de San Diego, D.A.R.E. internacional y de San Diego, y la policía de esa entidad.

En el caso de Tijuana participaron la Universidad Autónoma de Baja California, D.A.R.E. Tijuana Sistema Educativo Estatal, y el H.Ayuntamiento de Tijuana.

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