Roberto Tapia Conyer, la extraña indiferencia En Epidemiología, corrupción, incompetencia, ocultamiento de información… Jani Luna González y Valentín Cardona
La historia de las Brigadas Médico Epidemiológicas (BME) se remonta a 1991, cuando el hoy subsecretario Roberto Tapia Conyer las promovió. Al inicio, el objetivo de las BME era el control de cólera en México y estaban conformadas por médicos, enfermeras, laboratoristas, promotores y técnicos en salud, quienes acudían a las comunidades alejadas donde había o se sospechaba de brotes de cólera. El estallamiento de la guerra en Chiapas, en 1994, origino el desplazamiento de grandes masas de población, entonces, las brigadas se transformaron de multidisciplinarias a brigadas de atención de urgencias epidemiológicas, es decir, atendían cualquier epidemia, cualquier brote de enfermedades transmisibles. En 1995 con el paso de los huracanes se les responsabilizó de vigilar y promover la salud en distintos eventos catastróficos como huracanes, lluvias torrenciales, inundaciones, terremotos, explosiones volcánicas y mareas rojas, entre otros. El éxito de las Brigadas pronto trascendió las fronteras, apoyaron en situaciones de emergencia y alto riesgo a países como Belice, San Salvador, Guatemala, Honduras y Cuba; el trabajo de las brigadas fue reconocido y apoyado, finalmente, por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, con la llegada del "gobierno del cambio" y los nombramientos de Oscar Velázquez Monroy como director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y de Carmen González Almeida como responsable de las brigadas, prosiguen y se incrementan los vicios del pasado. Más aún, de acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica, la llegada de ambos personajes y la "subida" de Tapia Conyer a la subsecretaría de Prevención y Protección de la Salud, propiciaron la llegada de "una serie de irregularidades", entre las que destacan "la corrupción, la incompetencia, la ignorancia, la violación a los derechos humanos, y ‘lo más grave’, el ocultamiento de información sobre el incremento de peligrosas enfermedades contagiosas como el dengue hemorrágico, el cólera, la oncocercosis, la histoplasmosis y la leptospirosis", entre otras. Para otros, "la indiferencia de Tapia Conyer por sacar de la deriva" al sistema de Vigilancia Epidemiológica, se debe a que "quiere desprenderse de su pasado, pues le resulta incómodo para escalar al lugar que anhela en la OPS." LO NEGRO Un ejemplo: Luego de los ataques al Pentágono y a las Torres Gemelas de Nueva York, símbolos del poderío militar y económico del Imperio, y justo cuando las amenazas de ataques con ántrax alertaron a todo el mundo, un grupo de brigadistas mexicanos fueron enviados al Aeropuerto Internacional de la Cuidad de México "a recoger polvo potencialmente sospechoso de ser antrax", acudieron sin guantes, sin batas, sin cubre bocas…, sin nada. Para su fortuna, no era la temida bacteria Bacillus anthracis. Paradójicamente y a pesar de los riesgos bajo los que trabajan, los brigadistas mexicanos se encuentran sujetos a contratos laborales temporales, sin derecho a atención médica o prestación laboral en especie alguna. Es el caso de los 86 brigadistas integrados en la Asociación Civil Brigadas Médico Epidemiológicas A.C. En entrevista conjunta con Imagen Médica, Edgar Ruiz Mercado, Francisco Arredondo Cruz, Francisco Romero Novella y Gabriel Ríos Hernández, miembros de la Asociación, cuentan que a raíz de la llegada de Oscar Velázquez Monroy y de Carmen González Almeida "se pone en riesgo" a la población mexicana. Explican: —A pesar de que hay urgencias epidemiológicas como el desplazamiento de pobladores de las comunidades aledañas al Volcán de Colima, marea roja en Chiapas y aumento de los casos de dengue en relación con el 2001, se nos ha negado la contratación para la atención de estos casos. Edgar Ruiz, médico especializado en epidemiología, acusa: "gran parte de los trabajadores tenemos más de 7 años laborando, además, siempre hemos estamos dispuestos a trabajar ininterrumpidamente aún en condiciones extremas y peligrosas; pero desde enero del 2001, cuando fuimos transferidos de la dirección de Epidemiología al Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica, quienes integramos las brigadas sufrimos el desinterés y la prepotencia del director de la dependencia, doctor Oscar Velázquez Monroy, así como la incompetencia e ignorancia de la directora de Urgencias Epidemiología y Desastres, la doctora Carmen González Almeida y sus subordinados." Por si fuera poco, prosigue Ruíz Mercado, "Roberto Tapia Conyer al igual que el doctor Velázquez Monroy y la doctora González Almeida han abusado de su poder en contra de las brigadas, y no nada más en no brindarles material de protección; sino que también los médicos y promotores que han laborado hasta la fecha no cuentan con un seguro médico o una atención mínima a su salud por parte de la Secretaría de Salud." Los brigadistas recuerdan el caso de una compañera de trabajo a quien se "le obligó a renunciar por la solicitud del servicio médico porque estaba en su etapa terminal de embarazo -por lo que las autoridades no le iban a justificar los días faltados-, al mismo tiempo se le exigió y presionó a su esposo que renunciara, la respuesta fue negativa; no renunció y tampoco se les permitió que le rescindieran el contrato." Otro caso es el de una trabajadora que necesitaba una Histerectomía, y a la que nunca dieron atención, por lo que tuvo que ir a operarse en un hospital particular, y cuando regresó para justificar los días no laborados, González Almeida le dijo "que no eran válidos sus comprobantes, por lo que le exigió que trajera el expediente médico completo para que le creyeran…" La Secretaría de Salud ‘obliga’ a los brigadistas a firmar un contrato civil, que según los brigadistas, violan evidentemente nuestros derechos humanos y nuestra integridad personal han hecho que nos de mucha desconfianza esta dirección. De acuerdo con los asesores legales de los brigadistas, la relación de trabajo con la Secretaría es laboral, pues "checan tarjeta, tienen un horario establecido y todas las obligaciones de un trabajador, sien embargo, dicen, no tienen ninguna prestación…" Alertan: "esta situación se llama ‘simulación laboral’; y entendemos que hay una iniciativa del señor presidente para acabar con esta práctica que es muy común es varias instituciones…" Francisco Romero concluye: "Nos salieron con un paquete de contratos temporales y nos dijeron que los firmáramos, lo hicieron con la finalidad de que no podamos crear antigüedad y de no otorgarnos ninguna garantía laboral; ninguna prestación, nada absolutamente." LO SUCIO De acuerdo con los entrevistados, el argumento que les manejan para no contratarlos, es "que no hay dinero para el cólera", porque tienen entendido que "México se quedó libre de cólera" según declaraciones emitidas en la Cámara de Diputados por el secretario de Salud, Julio Frenk Mora, sin embargo, advierten que "hay muestras ambientales positivas." Explican: — ¡No puedes erradicar el cólera! ¡Es un mal uso del idioma, es un uso mañoso! Aclaran: "Erradicar quiere decir extinguir y no se ha extinguido. El cólera es una especie de bacteria y es ilusorio pensar que vas a extinguir esa especie de bacteria del planeta." Advierten: "En Guatemala, por ejemplo, no hay programas de control de salud; los migrantes están pasando todos los días, hay gente que vive allá y vive aquí. No sabemos quien porta el cólera y pasa constantemente." — Entonces, ¿sí hay cólera en el país?, porque a nosotros nos informaron que tan sólo en Huejutla, Hidalgo, se reportaron 20 casos de cólera el pasado 21 de marzo. — El cólera tiene portadores, es decir, gente que no tiene los síntomas pero porta el bicho y lo esta excretando. Como en todos los despicaderos que hay en Tampico y en Veracruz. Por ejemplificar: aquí esta le letrina, a unos cuantos metros esta el despicadero, y a otros cuantos metros pescan el camarón; ¿hay cólera o no hay cólera? Se cuestionan y aclaran: ‘tenemos isopos ambientales positivos’. Los brigadistas cuestionan: ¿Cómo vas a dejar un programa sin dinero cuando tienes que seguir la vigilancia?, nosotros no tenemos presupuesto como programas de urgencias, nunca ha existido, el dinero sale del programa de cólera para mantener las brigadas, no tenemos un presupuesto propio y el argumento de ellos es no hay dinero para cólera. Pero no sólo en el caso del cólera "la autoridad se hace de la vista gorda", y es que, de acuerdo con los entrevistados, ellos van al campo, revisan, detectan y corroboran la presencia de enfermedades peligrosas, luego, comunican a sus superiores que la gente se está enfermando. Reciben una respuesta: No es cierto, -sí, deberas, insisten. –No es cierto. Esto sucede en los casos concretos de Liptospirosis e Histoplasmosis. Un ejemplo concreto, dicen: "El año pasado se contagiaron 250 gringillos y 10 mexicanos de histoplasmosis en el Hotel Calinda de Acapulco, fue el Centro de Control de Enfermedades (CDC) por sus siglas en Inglés, de Atlanta, Georgia, de los Estados Unidos a realizar los estudios pertinentes." Los brigadistas tenían todo controlado, todos se protegían y se cubrían; hasta que llegó la doctora Carmen y les dijeron: ¡Ya párenle, ya no investiguen! Entonces, todo fue un descontrol absoluto sobre a quien se había encuestado y a quien no, y no sólo eso, se contagia la doctora, se contagian los del CDC, pierden las encuestas… Un relajo." Por si fuera poco, "las cifras de dengue del año pasado son menores, o sea la incidencia de dengue para estas fechas no es ni la mitad del que hay ahorita", un ejemplo claro es que hay dengue en Tabasco y, no hay vigilancia porque supuestamente el Estado debe de pedir ayuda a la federación, pero también en los estados hay problemas porque quien administra los recursos "jala agua para su molino; como en el caso de Tapachula, Chiapas, donde es evidente, porque el epidemiologo de aquella región hasta hace poco, condicionaba a las promotoras: contrataba a diez y les pagaba la mitad de lo que supuestamente percibían." Francisco Arredondo dice que lo contradictorio es que, después de crearse las brigadas federales, se crean algunas brigadas en los estados con cinco o seis personas que de inmediato reciben la base, cuando nosotros, que tenemos 10 años, no tenemos base." LA SOSPECHA Los brigadistas cuentan que Tapia Conyer los apoyaba, incluso, confiesan, "iba al campo con nosotros, pero luego asumió una actitud extraña." — Tal vez los quieran sustituír por gente nueva… se les comenta. — Nosotros creemos que sí. Sin embargo, con 10 o 15 gentes no creo que realmente se pueda atender un programa de esta magnitud, lo lamentable es que el principal afectado en este caso es la comunidad, porque nosotros hemos ido a lugares que de veras son difíciles de trabajar o de conocer a simple vista, caminar 14 o 16 horas de montaña, incluso para llegar a comunidades alejadas para atender a la población, cosas que gente de los estados -sin menospreciarlos-, no lo hacen precisamente porque son distancias tan largas y es muy difícil que les estén dando la consulta periódicamente. Por si fuera poco, "Carmen trajo a parte de su equipo, gente de base que no sabe nada del área de campo, no sabe nada de tratamiento de casa a casa, persona a persona, sin embargo, nos piensan sustituir con ellos, gente totalmente inexperta e incapacitada… Francisco Romero abunda: "lo que ganan los brigadistas de los estados no es atribuible al trabajo, si ellos salen a las tres de la mañana y ganan mil 200 pesos al mes -por decir algo- y caminan 12 horas, atienden a esa población y regresan; en esa situación no se puede, es por eso que existieron las brigadas federales. Edgar sostiene: "la doctora González ha demostrado que no conoce a fondo nuestro programa, y menos aún se ha involucrado a fondo con nuestro programa. Nuestra labor, es hacer vigilancia de enfermedades transmisibles casa a casa en el lugar a donde nos manden y llegamos como podemos, o sea, nos asignan vehículos, pero si no es posible llegar por tierra, buscamos la manera de entrar por aire, caminando, o como sea a la localidad más alejada donde no llega nadie." Los entrevistados aseguran que el anterior jefe de Departamento se involucraba e involucraba a todo su personal y estaba bien preparado. "era una persona que sabía y podía comunicarse perfectamente bien con sus subalternos y el personal que esta ahorita ni siquiera sabe ingles, además de tener un problema grave con nosotros." Además, indican: "Tapia Conyer conoce y reconoce perfectamente bien nuestro trabajo, y también conoce la importancia, sabe que los estados no tienen la capacidad de respuesta para una contingencia como la que vimos en Chiapas, o la que vimos en Oaxaca." Advierten que Tapia Conyer sabe que las personas que están manejando el programa -en concreto Carmén González y la gente que esta en su departamento-, no tienen la capacidad de respuesta", por eso, rematan: "nos queda una gran duda de porque está haciendo esto o porque no esta haciendo algo por tratar de rescatar las brigadas; sentimos que el presupuesto no es la única razón". La omisión para trabajar en ningún momento la hemos ejercido ni nos hemos negado a acudir a emergencias, a lo que si nos negamos es a obedecer ordenes que nos van a llevar a dañar a los pacientes, por poner un ejemplo: "En Colima corrieron a un grupo de gentes por inútiles, porque estuvieron repartiendo dosis masivas de Doxiciclina y esa era una práctica que ya habíamos dejado hace muchos años, porque es medicamento que se administra para cólera y si tu le das tres pastillas juntas de Doxiciclina al paciente; no se la acaba con la gastritis y empieza a vomitar inmediatamente. Los brigadistas explican que ya se contaba con un sistema de administración de medicamento, en el cual, en un lapso de media hora y con alimento de por medio, se administraba el medicamento. "Es por eso que los corren", apuntan y señalan que la culpa "no son ellos en especial; son todas las brigadas nacionales". Resumen el estado actual de las brigadas con el escandaloso caso de Belice, cuentan: — En Belice fue escandaloso porque el coordinador no sabía ingles y en Belice se habla inglés, francés y maya; al mismo tiempo, el cónsul de Belice pone a disposición de la brigada una avioneta y una limusina para que en cualquier momento se transporten a México para adquirir dinero, porque en Belice no había cajero automático. El que iba a cargo de la brigada les solicita a los promotores 20 dólares para trasladarse por su dinero, además les solicita "sus nips y sus tarjetas de crédito" para retirar dinero, al regresar, el coordinador les entrega su dinero -pero en dólares beliceños-, por lo que, con el tipo de cambio; salen perdiendo los promotores. Por si fuera poco –acusan-, el coordinador se quedaba descansando en el hotel o paseaba por las calles de Belice en uno de los vehículos oficiales y, mientras él se divertía; los promotores laboraban en el campo. Pero no sólo la corrupción y la sospecha forman parte del CNVE, también la capacitación es lamentable. En efecto, de acuerdo con los entrevistados, "los cursos de actualización se dan, pero sin valor curricular, entonces exigimos que nos dieran cursos y nos responden con platicas de 8 horas en un auditorio sin ningún contenido, ni estructura curricular y sin preparación del ponente que fue el ‘doctor Olmedo’, o sea, la misma gente que ‘fue a regar el tepache’ a diferentes lugares." Francisco Arredondo remata: "el doctor Olmedo dio un disque curso de primeros auxilios, fue muy cómico porque nada es trágico; nos dice: vamos a ver fractura, nos explica, pero recomendación: no haga nada, llamen a la ambulancia porque se van a meter en problemas legales. Las quemaduras son estas y estas, pero recomendación: no hagan nada, llamen a la ambulancia porque se van a meter en problemas legales. Heridas…, recomendación: llamen a la ambulancia… Conclusión: no hago nada. ¿De qué me sirvió el famoso curso?, Lo único que aprendí es como hablar a la ambulancia y ni siquiera nos dieron los teléfonos". |