Gustavo Leal Fernández

Después de la tragedia de la guardería ABC, la ONU premió el Programa de Estancias Infantiles calderonista, armado electoreramente desde SEDESO por la, ahora, priísta Lía Límón y que para Susana Sottoli, representante en México de UNICEF, es un modelo que “tiene características muy diferentes a un sistema de cuidado infantil más formalizado”.

A pesar de los avances que en materia de protección civil contiene la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil -Ley 5 de Junio, cuyo Reglamento siguen aguardando los deudos de Hermosillo- y la NOM-032-SSA3-2010, las casi diez mil estancias (943 mil menores) implantadas por Calderón -que la candidata Josefina Vázquez Mota ofreció “triplicar para abrir 27 mil adicionales”-, así como las 1,451 del IMSS (234 mil niños) y las 250 Estancias del ISSSTE (29 mil infantes), exhiben un formidable reto localizado justo en el corazón de sus parámetros de calidad: garantizar el adecuado desarrollo psicomotor de la primera infancia en el valle de los 0-4 años.

En esos changarros -algunos de los cuales se presumen además como “negocios”- se ahorra a costa de la calidad. El subsidio de SEDESOL: 700 pesos mensuales por hijo está estancado desde 2007, lo que impacta sobre el servicio otorgado en al menos dos comidas calientes y una colación. El resultado fue incrementar el cobro a los padres: 800 pesos mensuales por niño, con independencia de la “aportación” de los materiales que se requieran.

En un principio esa aportación correspondía sólo al 10 por ciento del subsidio, pero los mismos costos que inciden en todos los negocios se han traducido en que esos changarros que han crecido como “negocios” formalmente establecidos, deban enfrentar la escalada de precios y salarios, además de las obligaciones inherentes a un “negocio”. La calidad queda, pues, inevitablemente comprometida.     

¿Cómo fortalecer, entonces, el desarrollo psicomotor en el cuerpo del Reglamento pendiente de la Ley 5 de junio?

En primer lugar, reconociendo que el desarrollo psicomotor se define durante la gestación y los primeros años de vida. Como bien señala Oliver Azuara (Nexos, mayo, 2012), hay evidencia científica probatoria de que las capacidades cognitivas y socioafectivas se consolidan en este período: el funcionamiento del cerebro adulto y el proceso de formación de habilidades. Cuando un niño no recibe estimulación cognitiva y no cognitiva, su capacidad analítica y desempeño escolar en etapas posteriores tienden a ser muy deficientes.

En segundo lugar, procediendo exactamente en sentido contrario de cómo lo hace Calderón, quién el 12 de enero, 2012 sostuvo que el preescolar (educación básica) “no se puede incorporar el Programa de Estancias Infantiles porque está engarzado al sistema educativo e implicaría meter al sindicato de maestros y eso echaría a perder el esquema” (El Universal).

Para Calderón, la clave del “éxito” de sus changarros es que “a pesar de que no les pagamos ningún sueldo a las dueñas -y por lo mismo no hay relación laboral- por lo mismo no hay sindicato. No tenemos problema, no tenemos nómina y eso nos permite hacer crecer las estancias”.

Este clave del “éxito” es justo lo que compromete el corazón del proceso de calidad y obstaculiza estructuralmente el fortalecimiento del desarrollo psicomotor.

En tercer lugar, evitando el penoso triunfalismo electorero que desplegó el 22 de junio, 2012 (Milenio), el secretario calderonista de SEDESOL, Félix Guerra, para quién estos “negocios” equivalen a ¡117 por ciento de la “suma de niños que atienden el IMSS y el ISSSTE”. ¿Con qué calidad”.

Días antes de estas declaraciones, familiares de un menor de un año fallecido (al parecer por negligencia del personal) en la estancia infantil Villa Feliz (Ecatepec), exigieron a la PGJEM y a SEDESOL actuar contra los responsables y cerrarla porque “no cuenta con personal capacitado, no tiene personal médico que pueda dar primeros auxilios y no garantiza la seguridad de los niños”. La estancia está afiliada a la red de SEDESOL y atiende a unos 30 menores en la parte alta de un inmueble.

En la fachada tiene una manta con logos de la SEDESO y del DIF de Ecatepec (La Jornada, 19,6).

Guerra publicitó también que con estos “negocios” se ha impactado “de manera importante a las jefas de familia que trabajan, pero también a más de 40 mil mujeres responsables del cuidado de los pequeños, así como a profesionistas que no tenían trabajo”. En qué quedamos: ¿son “negocios” que dan empleo o “cuidan” menores?

Con toda la consideración que merecen los apoderados serios que operan estos “negocios”, el gran reto de su encargo reposa en garantizar un “programa educativo más formal”, o “mejoras”, como ellos mismos lo llaman, capaz que fortalecer el desarrollo psicomotor, frente a una estructura de costos que compromete obligadamente la calidad. El reto es extendible a las guarderías subrogadas por el IMSS que -siguiendo el modelo-contrato diseñado por el asesor de Enrique Peña Nieto, Santiago Levy-, exhiben el mismo problema de calidad y que el Informe de Labores 2010-2011 presume como “programa pedagógico” (pp.248-9).
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Frente a la mancha imborrable de dolor y muerte por la tragedia de Hermosillo, el premio de la ONU a Calderón -y su PGR que se resiste a actuar en consonancia al fallo de la SCJN-, es un insulto increíblemente indignante. La mancha acompañara a Calderón de por vida.

Redacción: El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada, el sábado 30 de junio de 2012.

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