Morir naciendo
Los bebés muertos de Comitán, lamentable incidente

Primera parte

Jani Luna González y Valentín Cardona
13 de febrero de 2003

Sobre una niña que murió recientemente en el Hospital General de Comitán en Chiapas y cuyo destino al nacer era precisamente morir.
Durante todo lo que va del mes de febrero, hemos tenido que lamentar una defunción, la de una niña prematura, que fue atendida inicialmente por una partera empírica, y que llegó al hospital en condiciones muy críticas.

Julio Frenk, secretario de Salud.

La tarde del martes 11 último, se dio la esperada comparecencia del secretario de Salud Julio Frenk Mora ante la Comisión de Salud y Seguridad Social del Senado de la República. Se supone que ahí, y entre “otras cosas”, Frenk Mora respondería a los cuestionamientos sobre las muertes de los bebés en Chiapas y Querétaro, además de que explicaría el origen y monto de los recursos destinados a su penosa aspiración por presidir la Organización Mundial de la Salud.
Sin mayores presiones, salvo la interpretación de su comparecencia por los medios y la opinión pública, Frenk Mora se presentó poco después de las cuatro de la tarde a lo que en suma se trató de una comparecencia de pésames, lamentos, justificaciones y perversidades.
En una comparecencia sin marco legal alguno, Frenk Mora dijo lo que quiso, cuando quiso y como quiso, de hecho, lo advirtió de entrada, “es para mí un privilegio atender la convocatoria. para comparecer el día de hoy ante ustedes y escuchar, con todo respeto, los señalamientos de las señoras y señores legisladores”.
Y así fue, escuchó y escuchó, pero nunca contestó. Fue, en efecto, un privilegio.
Fue a tratar de limpiar la deteriorada imagen que hoy goza entre los mexicanos y en el extranjero -cero votos en Ginebra-. Pero no pudo, porque no todos los legisladores asistentes se tragaron el anzuelo que el secretario les lanzó. Lo cierto es que de no ser por las intervenciones priístas que elevaron un poco el nivel del debate, la frivolidad de Frenk Mora se hubiera encubierto de gloria.
Y aunque el senador Carlos Rojas dejó sobre la conciencia y ética de Frenk Mora las muertes de los bebés chiapanecos, de manera temeraria el aun secretario calificó, matizó y encubrió las muertes de los bebés indígenas bajo términos como “pico de mortalidad”, “evento de diciembre”, “situación extraordinaria”, “lamentable incidente”, “súbita elevación de la mortalidad neonatal” y “tristes sucesos de Comitán”, entre otros.

TAPANDO EL POZO

Para Frenk Mora, las muertes de los recién nacidos en el Hospital General de Comitán, sólo sirvieron “para generar un saludable debate sobre las razones coyunturales y estructurales que pudieran explicar los hechos y sobre las medidas para remediarlas.”
Es decir, después de ahogados los niños, tratar de tapar el pozo; con la excepción de que los muertos ya no se “remedian”.
“Para que tal debate sea constructivo, resulta indispensable que se base en un recuento preciso de los acontecimientos y en un análisis cuidadoso de los hechos”, advirtió, y así, para el secretario, la historia empezó el 4 de enero de año en curso, cuando las autoridades de salud de Chiapas “notificaron” a su Secretaría la muerte de 25 recién nacidos durante el mes de diciembre.
En enero, Frenk Mora también empezó a descubrir las “causas” de los fatales desenlaces, entre otras, que Comitán está rodeado de municipios de “muy alta, alta y media” marginación; que las condiciones de vida son “muy precarias” -sin agua potable, sin drenaje y con piso de tierra en sus viviendas- y que el rezago escolar “es importante”, ya que el 24 por ciento de los mayores de 15 años son analfabetas y el 30 por ciento no han terminado siquiera la primaria.
A las “causas” de los fallecimientos siguieron los disparates. Uno: que “el porcentaje de ocupación del hospital es del 99 por ciento en todo el año” y otro, en el que dijo, “cabe señalar que las enfermedades neonatales por lo general requieren de intervenciones sumamente especializadas, de un alto contenido tecnológico y de un elevadísimo costo.”
Pero luego, “los análisis” del secretario convirtieron a los niños muertos en cifras. “Al analizar las defunciones neonatales por cada 100 egresos ocurridas en Comitán en los últimos cinco años, se observa que en el pasado han ocurrido otros picos de mortalidad como el que vivimos en diciembre”, dijo y recordó los períodos junio-agosto de 1998 y septiembre de 1999.
Así, llegó con facilidad a diciembre de 2002, mes en el que nacieron 384 niños de los cuales 35 requirieron de hospitalización y fallecieron 15. No dijo el secretario que los muertos alcanzaron casi el 50 por ciento de los hospitalizados, sino que “del total de nacidos, 96 por ciento fueron dados de alta en buenas condiciones de salud”.
Y continuó, “las otras 10 defunciones fueron niños nacidos fuera del hospital, que provenían de otras unidades de atención.”
Pero no es todo, según Frenk Mora, de los 15 nacidos y muertos en el hospital, “60 por ciento eran pretérminos y niños prematuros”, de los otros 10 nacidos fuera del hospital, pero muertos ahí, “la mitad eran prematuros, uno era postérmino y cuatro eran a término”.
Otro disparate: “gran parte del pico de mortalidad ocurrido durante la segunda quincena de diciembre de 2002 se debe realmente a un efecto de concentración de muertes en ese hospital de Comitán; entre 1999 y 2002 bajó la tasa en la jurisdicción de 33.6 a 29.2 muertes neonatales por mil vivos. es decir, no hubo más muertes en la comunidad, sino que éstas se concentraron en el principal hospital público ante la reducción de los servicios privados durante el período vacacional.”

MÁS DESCUBRIMIENTOS

La ininterrumpida verborrea llevó a Frenk Mora a decir que con la finalidad de “identificar los factores de riesgo asociados a la ocurrencia del evento”, se desarrolló un estudio epidemiológico que se llama “casos y controles”. Para el análisis, prosiguió, se estimó lo que se llama el “riesgo relativo”, que “mide el riesgo de fallecer al estar expuesto a un factor en comparación con el no estar expuesto a ese factor”.
Respecto a “casos y controles” Frenk Mora resaltó que “los resultados también son elocuentes”, ya que, cuando se analiza el riesgo de fallecer entre los nacidos en el hospital de Comitán y se compara con los que nacieron fuera, “se puede ver que el riesgo de morir fue cinco veces mayor cuando los niños nacieron fuera del hospital”.
Puso en segundo término “la falta de atención prenatal” a la que asignó un riesgo de tres veces mayor de morir con respecto a las mujeres que sí recibieron atención durante el embarazo; el mismo riesgo de morir dio a la “ruptura prematura de membranas” y aumentó a ocho veces más el riesgo para los que antes de morir fueron atendidos por “parteras” comparados con los atendidos por personal médico.
Asignó un riesgo de morir de 20 veces mayor para los “prematuros” que para los nacidos “a término”, por lo que remarcó, “como acabo de mostrar, una alta proporción de los fallecidos, fueron precisamente bebés que estaban prematuros”.
Pero faltaba un riesgo, el del bajo peso. “Si el peso al nacer de los productos fue menor de 2 mil 500 gramos, el riesgo de fallecer fue tres veces mayor que entre los de peso normal”.
La conclusión del secretario fue fenomenal: “se concluye que no existieron causas únicas de estos fallecimientos, sino que son varios los factores que los explican”. Y reforzó: “cabe además señalar que, cuando se conjugan estos factores al mismo tiempo en un mismo paciente, las posibilidades de muerte se elevan considerablemente.”

TACOS DE LENGUA

Luego de las anteriores declaraciones, Frenk Mora entró de lleno a las supuestas acciones realizadas por su Secretaría después de los fallecimientos. Los médicos cubanos que arribaron a Chiapas para controlar “el evento”, estuvieron ausentes del discurso del secretario y de los senadores.
Como respuesta al “evento” de diciembre, mencionó que la atención médica en el hospital de Comitán, “se reforzó” con personal de la Secretaría y de los Institutos Nacionales de Salud.
Ufano, el secretario refirió: “los resultados de estas ‘acciones inmediatas’ ya están a la vista: 98 por ciento de los niños nacidos en el hospital durante enero, egresaron en buen estado de salud”. Y los ocho bebés muertos en enero ya no merecieron explicación.
Para él, la muerte de una niña, “en lo que va de febrero”, también era forzada. En efecto, según su dicho “era prematura, fue atendida por una partera empírica, y llegó al hospital en condiciones muy críticas.”
Y ya “plenamente controlado el evento agudo y coyuntural de diciembre” soltó la lengua el secretario. Dijo que para enfrentar el reto más complejo de resolver las causas estructurales de fondo y a mediano plazo, se ha establecido un grupo con representantes de la Cruzada Nacional por la Calidad de los Servicios de Salud y del programa Arranque Parejo en la Vida, con el fin “de identificar indicadores de monitoreo de la calidad y realizar diagnósticos de necesidades de apoyo con una visión integral en los hospitales de Chiapas”.
Empezar de nuevo, pues, con dos “estrategias” de salud del foxismo que lo único que han mostrado es que son un rotundo fracaso. Pero no sólo eso, la muerte de los bebés chiapanecos, llamada por Julio Frenk “situación extraordinaria”, le dejaron “lecciones muy importantes”.

LECCIONES IMPORTANTES

En efecto, una de ellas, dijo, “es que en un sistema de prestación de servicios de salud plenamente descentralizado -como con el que cuenta nuestro país para la atención de la población no asegurada- la Secretaría de Salud federal debe fortalecer su capacidad de vigilancia, supervisión y asesoría.”
Y en eso de las lecciones importantes, el secretario aprovechó de manera perversa las muertes de los niños para revivir su poco entendido e ineficaz Programa Nacional de Salud (PNS). Y es que, según él, de acuerdo con el informe -de los niños muertos-, “las causas profundas de este lamentable incidente se encuentran vinculadas justamente con los tres retos identificados en el PNS: equidad, calidad y protección financiera.”
“En efecto -continuó el secretario- detrás de esta súbita elevación de la mortalidad neonatal se esconde el acceso limitado a los servicios de atención prenatal ligado a la pobreza y la marginación, la deficiente calidad técnica de la atención durante el embarazo y los cuidados del recién nacido y, desde luego, la falta de protección financiera para las familias de más escasos recursos, consecuencia de una inversión pública insuficiente en salud”.
Los “tristes sucesos de Comitán”, también fueron aprovechados para fortalecer la imagen del programa personalista de Marta Sahagún, pues de acuerdo con Frenk Mora Arranque Parejo en la Vida es la opción para “responder” con un ataque frontal a la desatención del embarazo, el parto y los dos primeros años de vida.
Y se mostró lambiscón con la señora presidenta: “Arranque Parejo en la Vida, más que un programa técnico, debe ser un movimiento social para lograr una auténtica igualdad de oportunidades”.
Por si fuera poco, en la muerte de los niños chiapanecos el secretario encontró la oportunidad de “realizar un cambio histórico” a través del chantaje sentimental, pues conminó a los senadores -casi a la conclusión de su “mensaje”-, a “aprobar” las modificaciones a la Ley General de Salud, que dijo, “buscan hacer realidad el ejercicio efectivo del derecho a la protección de la salud”. Y cerró: “hoy que lamentamos estas muertes debemos de realizar los cambios para que nunca más vuelvan a repetirse”.
Como si los cambios que desesperadamente promueve y que son tendientes a cobrar la atención de la salud a través del seguro popular, fueran a hacer más liviana la tierra sobre los cuerpos de los bebés muertos.
Un a cosa es cierta, Frenk Mora tiene la piel dura y resbalosa, y, carece de plano de ética y de alma.

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