Luego de la publicación del reportaje de Sara Silver en el periódico británico The Financial Times (FT) -30 enero 04- sobre los sospechosos manejos financieros de la Fundación Vamos México propiedad de Marta Sahagún de Fox, la señora del presidente recurrió en su defensa a la burda descalificación.
Desesperada por quedar evidenciada en el ámbito internacional -en México ya lo había sido y mucho-, Marta Fox emprendió una campaña en medios masivos en los que al borde del llanto dramatizó y calificó el contenido de la publicación como "ataques".
Y no sólo eso, sino que quiso hacer extensivos los "ataques" hacia todo el género femenino. De paso, aprovechó para apuntalar su anticipada carrera por la Presidencia de la República.
Gustavo Leal Fernández, experto en políticas de salud y seguridad social, opina que la actitud asumida por la señora Fox constituye "un recurso muy penoso para tratar de escudar detrás de la condición de mujer lo que fue sencillamente denunciado por el FT como un pésimo y muy poco transparente manejo de la gestión de su fundación".
En entrevista con Imagen Médica, Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, señala que "estamos frente a un fenómeno por demás vergonzoso de una persona que por accidentes conyugales se ha hecho de una presencia política destacada a nivel nacional", explica:
"A los señalamientos del Financial Times de manejos turbios administrativos de su fundación, responde invocando un ataque a las mujeres, y esto me parece a mí que es inadmisible y penoso".
En segundo lugar, apunta, junto con ese turbio manejo "queda en duda la presencia cómplice de la Secretaría de Salud, y directamente de Julio Frenk en la colaboración en el programa Arranque Parejo en la Vida (APV), donde además también está involucrada la Fundación Telmex ".
Abunda: "También es claro que hay una cantidad de fondos que se han destinado a partir de esta curiosa fundación para el programa, y ahí hay que responsabilizar directamente a Julio Frenk por su incapacidad para mantener separada de la fundación la operación de este programa de la administración pública federal".
Al contrario, acusa, "Julio Frenk pone de manifiesto una sospechosa complicidad con la esposa del presidente de la República , y éste fue el que lo nombró en el cargo", y señala que "esta situación anómala que ha permitido Julio Frenk debe ser auditada por la Cámara de Diputados igual que como se está solicitando para la Fundación para que se establezcan las responsabilidades del caso".
En un tercer comentario, Leal Fernández, también doctor en Economía y articulista de La Jornada , indica que en todo en este "penoso" caso hay algo que es muy "relevante" para el impacto del programa Arranque Parejo, y aclara que "si como se dice por ahí una buena parte de gastos de esta Fundación se han ido en la administración de eventos y lo que se ha recolectado ha ido a dar en minoría a la causa de los pobres que pretende defender la Fundación , pues queda también por ver cuál es el impacto efectivo del dinero que se ha metido vía APV directamente al asunto de la mortalidad infantil y materna".
Concluye: "Hasta donde dan los resultados que presentaron los propios funcionarios de la Fundación , se podría decir que no hay ninguna expectativa de mejoría en las áreas de mortalidad materna infantil que estaría tratando la Fundación y el programa como para justificar esta presencia.
"Sería importante que se deslindaran perfectamente los impactos que ha tenido estrictamente en la materia, sobre todo en la mortalidad infantil y materna, un programa como el que ha estado ahí manejado por Marta Sahagún con la complicidad de Julio Frenk.
— ¿O sea que deben quedar bien deslindados los papeles de esta fundación de los de la Secretaría de Salud, ligados ahorita por estos ánimos de filantropía? Se le pregunta.
— Exacto. Digamos que el foxismo ha traído en materia de esa curiosa filantropía algo que el reportaje inteligente del FT pone al descubierto, que es una filantropía que gasta más en la administración de su propio aparato filantrópico que en la canalización directa de los recursos al servicio de las poblaciones a las cuales debería beneficiar.
En este sentido y utilizando los propios criterios de costo efectividad que tanto les gusta invocar a los administradores sanitarios del foxismo, pues uno tendría que decir -que por lo pronto en lo que toca nada más a APV- que por supuesto hay una relación negativa costo productividad y costo efectividad del programa, es una curiosa filantropía que parece beneficiar más a los funcionarios que la dirigen que propiamente a las poblaciones para las cuales va orientado.
En ese sentido yo creo que no es casual que en días pasados viéramos a Julio Frenk no sólo de alguna manera justificar esta curiosa filantropía, sino que además se permitió afirmar –esa declaración salió hace algunos días en La Jornada – que la ayuda de la Fundación había sido ‘fundamental’ para su programa, lo que de paso le permitió hacerle un comercial de defensa a Marta Sahagún.
Eso sólo indica la falta de distancia crítica de este funcionario de una mujer que como nos consta a todos tiene un lugar que nadie le concedió en la toma de decisiones del Poder Ejecutivo, un lugar que ella se autoasignó. Y por supuesto que yo creo que el que queda ahí en una evidencia muy grande es el propio presidente de la República , que no ha sido capaz de deslindar perfectamente las responsabilidades para las cuales él fue electo y que son constitucionales; y la presencia de una persona que no tiene ninguna razón de ser en la toma de decisiones de un presidente que fue elegido, siendo que ella no fue elegida absolutamente para nada.
— ¿A que atribuye que Julio Frenk no haya marcado una sana distancia con esta mujer en su calidad de secretario, sino al contrario, le abrió las puertas de la Secretaría para que Marta Fox haga una labor política?
— Yo lo atribuyo a que desde que se presentó el muy poco productivo trabajo de los cazatalentos o head hunters -aquellos que supuestamente asistieron a Ramón Muñoz y a Fox en la confección del gabinete- fue claro que Julio Frenk había traído programas mercadotécnicos, como los que lo han caracterizado siempre en su paso por Funsalud y por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y uno de esos programas era el de APV y que se lo puso en charola a la esposa del presidente.
Eso fue claro desde los primeros días del sexenio, siguiendo ese toque gerencial y mercantil que caracteriza la visión de Julio Frenk, incluso, en sus primeras declaraciones en el equipo de transición, en cuanto le fue posible, puso programas mercadotécnicos en manos de la esposa del presidente.
Yo atribuyo a eso que luego haya entrado en silencio respecto a la sana distancia que debió haber tenido siempre cualquier secretario de despacho respecto a la esposa del presidente, que no tiene cargo alguno ni ha sido electa para responsabilidad política alguna.
En el mismo sentido creo que otro secretario que participó y fomentó una situación similar es Reyes Tamez, que junto con Elba Esther Gordillo apoyó la famosa "Guía de Padres".
Desde mi punto de vista, estos dos secretarios siempre tan obsecuentes con la esposa del presidente, deberían ser llamados a cuentas y debería sentarse un precedente, un marcaje, creo yo, parlamentario; un marcaje legislativo.
— Parece que Julio Frenk ya se contagió de este filantropismo, de toda esta filantropía. El otro día apareció en televisión -junto con Marta Fox- donando 15 millones de pesos a una fundación para comprar un equipo para un hospital, ¿no es esto contradictorio o inconcebible?, ¿cómo interpretar esto?
— Yo creo que más que contaminarse, el foxismo está formando parte de la decadencia de la filantropía, puesta esta filantropía en el marco de la crisis fiscal del Estado. En verdad el Estado mexicano está en franca crisis fiscal desde el año 1982 y entonces ha sido muy laxo en las regulaciones de eso que conocemos como el tercer sector.
En cualquier país democrático con una fiscalidad sólida lo que vamos a encontrar es que es parte del Poder Ejecutivo fuerte el regular ese tercer sector y hacerlo coincidir en los programas que diseña la administración pública; esto es muy interesante en las experiencias europeas de los últimos 25 o 30 años, incluso está regulada la donación a la iglesia, uno con su impuesto puede optar por donarlo a labores filantrópicas o por donarlo a la iglesia y eso consta en la declaración de impuestos.
En ese sentido la crisis fiscal del Estado mexicano ha traído un auténtico despeñadero de las políticas de regulación del tercer sector y de la filantropía y yo ahí es donde veo el fenómeno de esta ambigüedad interesada de un secretario de la calidad de Julio Frenk.
Julio Frenk es una persona que de alguna manera está simbolizando esa decadencia de la regulación de un poder, del Poder Ejecutivo, y que en cierta medida ha aprovechado esa situación para congraciarse con las figuras en el poder y mantenerse en el cargo, porque en términos estrictos, y desde mi punto de vista, si este Poder Ejecutivo fuera un Poder Ejecutivo fuerte -me refiero directamente a Fox-, pues le hubiera solicitado la renuncia en cuanto abandonó el país para hacer campaña en la OMS mientras se estaba presentando el episodio de muerte infantil en Comitán, Chiapas.
Desde mi punto de vista, la cómplice vinculación de Julio Frenk con Marta Sahagún ha sido siempre un pasaporte político para su permanencia en este ‘gabinetazo’ que alguna vez soñó ser del ‘cambio’. Yo que he seguido las políticas -en materia de salud- diseñadas por el doctor Soberón, después por el régimen de Salinas y luego las de Zedillo -en las cuales tuvo siempre una presencia directa o indirecta Julio Frenk-, pues veo con toda normalidad que este tipo de casta tecnocrática se preserve o se perpetúe en los cargos sin atender el espectro de las necesidades nacionales y se presenten estos datos como de sultanato, de gobierno completamente no democrático, de mantenerse congraciado con las figuras políticas cercanas al presidente de la República.