Día a día decenas de pacientes salen del Hospital General del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM) de Ecatepec sin haberse realizado sus estudios de gabinete y laboratorio, simple y sencillamente porque a decir de los enfermos, “los servicios están saturados, no hay insumos suficientes, los equipos están descompuestos o no hay personal suficiente para atenderlos”.
Lo curioso es que muchos de los enfermos salen con la consigna de realizarse los estudios en la madriguera de Gerardo Merino Vital, instalada justo frente al hospital.
Y es que el presunto narco instaló ahí una “sucursal” de su “escudo”, “Laboratorios Mevit”, negocio que utiliza para la realización de supuestas actividades ilícitas y de lavado de dinero.
El envío de pacientes no es gratuito, pues los médicos que laboran en el hospital reciben del presunto narco hasta un 40 por ciento de comisión sobre el precio de los estudios realizados; el pago se realiza en efectivo con el objeto de borrar toda huella del evidente lavado de dinero.
Bajo la sospecha de traficar con narcóticos en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional “La Raza”, Merino Vital extiende peligrosamente sus redes hacia el ISEM Ecatepec, hospital en donde según personal que ahí trabaja, “crece el tráfico y consumo de enervantes”.
En entrevista exclusiva con Imagen Médica, el médico Rafael Marentes Garza, director del hospital “José María Rodríguez”, confiesa que en efecto, “el hospital carece de insumos -reactivos- para el laboratorio clínico” por lo que los estudios se mandan a hacer a lugares privados o se solicitan a otros hospitales.
Marentes descarta que en el hospital se trafiquen o consuman enervantes, pero reconoce que hay médicos que reciben “comisiones”. Indica que está buscando mecanismos para encontrar lo que él llama “contubernio”. Llama a la gente a que presente su denuncia en la dirección cuando el personal los refiera a un determinado establecimiento privado. Cuenta un caso al que llama de plano extorsión: “vino una señora a quejarse porque la obligaron a pagar extra y una serie de cosas; al tipo lo corrimos y el caso está en la Contraloría”.
Explica: “Cuando vienen conmigo les pido por escrito su queja, porque ¿qué puedo hacer si no tengo denuncia o queja?, ¿cómo sé yo qué médico hace eso y en qué consultorio?, todo lo hacen en contubernio con el laboratorio; si no hay denuncia me dejan con las manos amarradas”.
Para Marentes, “inducir” a los pacientes a que se realicen estudios en cualquier negocio privado constituye “una forma de falta de probidad y honradez”, y dice que en todo caso, “yo pediría que el laboratorio le diera eso de beneficio al paciente y no a mí”, porque advierte, “en ese momento ya hay un ilícito que es punible; o sea, sí se puede ir contra quien haga eso”.
El director refiere que se “sabe de memoria” el modus operandi de la mafia organizada en forma de laboratorios, que consiste en que el médico le dice al paciente “los quiero de ahí, porque si no, no me sirven; no les tengo la confianza”.
Concluye: “El caso de la extorsión se dio con Laboratorios Mevit, cuyo representante vino al hospital ‘azorrillado’; pero aún así se levantó un acta administrativa que se turnó a la Contraloría con sede en Toluca. El contubernio se comprobó, pero también la gente se deja robar”.