Por Bibiana Faulkner
Para entender la política mexicana debemos tener la fuerza y el criterio de dar muchos pasos al pasado y comprender, creo yo, en gran parte, la superestructura del mexicano.
Para analizar de una manera completa, clara y consistente el regreso del PRI, habría que tomar muchísimos enfoques, hacer un proyecto de investigación, una tesis, un ensayo, un libro, y no es mi idea. La idea central de esta nota, es externar mi opinión con base en temáticas que presentaré de una manera sumamente breve: miedo, juego de poder, superestructura del pensamiento mexicano, rol institucional. Dicho así, ante cualquier cosa, este texto va dirigido a los jóvenes con ánimos de comprender el contexto político actual (cual es bastante confuso), a los que lo comprenden, a los jóvenes tristes por el regreso del PRI, a todos los jóvenes.
En este punto, comprendamos que la ideología es “superestructura”. Todo lo relacionado con “superestructura” son ideas, escribiendo de una manera general.
La autoestima del mexicano en el tiempo es básicamente superestructural, su autocomplacencia contra su fatalismo, la invención de la historia nacional, etc., descansa en la superestructura.
En la historia, el controlar a través de la ideología pretende establecer un orden social así como el mantenimiento de la información que es poder, de esta manera se busca mantener el poder a través de la manipulación que se da de manera ideológica. Entonces se busca el poder para así controlar los recursos y la abundancia. Así pues, el control que se logra es con base en la complicidad, por ello jamás debe subestimarse el control ni siquiera de 1 persona sobre 10.
Asimismo, el factor común del conflicto social en el mundo es el “miedo”, el cual se da de la siguiente manera: monopolizar información, generar complicidad, crear un mito entorno a lo que se quiera crear, pagar sueldos, es decir, distribuir exitosamente el mito con sujetos indicados que a su vez lo distribuyan; siendo así, se generará miedo y se podrá mantener el poder.
Aterrizando: el factor “miedo” influye en las elecciones al infundir en los mexicanos, principalmente, el miedo a un cambio de modelo económico.
Después tenemos el rol de las instituciones en el desarrollo del país y transformación del estado para buscar una democracia o lo que se acerque más a la idea de democracia (idea de la cual estamos bastante lejanos). Entonces, en el ojo del huracán tenemos, por supuesto, al IFE. El chiste se cuenta solo, y el declive institucional también.
Y entre tantas preguntas abundantes en los jóvenes con ánimos de cuestionar cada suceso cotidiano: ¿Entonces para qué nos sirven las instituciones hoy, para que se burlen de ellas? Y entre tantas respuestas tentativas, yo quisiera que me lo explicara Felipe Calderón, el guasón del estado.
Así llego al descontento que permea el ambiente de los jóvenes, a la tristeza que los sorprende al sentirse tan desprotegidos por el estado, al enfado profundo con las instituciones, con la política, con los procesos lejanamente democráticos.
Jóvenes, nos hago un llamado: esta es una oportunidad para seguir buscando la perfección de un proceso democrático, para seguir preparándonos. No debemos entristecer sino aprovechar el momento, pero sobre todo, entenderlo. Nos espera seguir luchando para cambiar esta simulación de democracia hasta que sea una democracia dentro de unos límites aceptables, es decir, lo más apegado a los procedimientos establecidos. Sabemos que no fue una elección blanca, lo sabemos de sobra, sabemos que tenemos un presidente que está reconociendo a su sucesor antes de tiempo, y sabemos también que ese tipo de aceleres son los que ensucian todo, dejando el cinismo y la ambición de preservar el poder al descubierto, y lo único que nos pasa por la cabeza es “qué poca madre”.
Jóvenes, hablando de partidos políticos, quien más perdió fue el PAN con una especie de siempre nos quedará Guanajuato.
Jóvenes, AMLO ganó mucho. ¿Recuerdan la crucifixión de las televisoras durante los últimos 6 años que comenzó cuando supuestamente le ganó FECAL la elección presidencial en 2006? Mirémoslo ahora.
Jóvenes, mientras menos gente vote por un presidente, es más débil. Peña Nieto miente una vez más diciendo “tengo el apoyo de la gran mayoría”. No, Peña, tienes supuestamente 24 millones de votos que son el 38% de un padrón electoral incompleto (porque no votaron 17 millones), es decir, como un 18% total de la población que incluye, por supuesto, los votos tremendamente impuros.
Cerrando así en términos de gobierno, creo que será muy difícil gobernar, esté quien esté en la silla. México está en una situación muy complicada: el crimen, el desbalance económico, el desempleo, la política exterior deficiente, la propia percepción del mexicano, la paupérrima funcionalidad del sistema educativo, etc. Es la tumba política de la silla presidencial.