La guerra de los medicamentos
Karina Ortiz García El pasado 28 de abril, la Cámara de Diputados eliminó toda posibilidad al grupo “Por un País Mejor” de poder elaborar medicamentos para Sida y cáncer, al menos, por unos meses más.
La reforma al artículo 77 de la Ley de Propiedad Industrial finalmente estableció que la posible elaboración de los medicamentos queda sujeta a que sean “causa de emergencia o atenten contra la seguridad nacional” y, por si fuera poco, quedó amarrada y dependiente del criterio del sospechoso Consejo de Salubridad General. Por el momento, el poderoso grupo empresarial dirigido por Víctor González Torres perdió la primera batalla frente a una siniestra conjugación de las aun más poderosas trasnacionales con el gobierno federal. Pero la historia todavía no está escrita, la guerra de poder continúa. Esta se da ante el vacío, el abandono interesado del gobierno federal por ejercer cualquier política de control sobre los medicamentos, sobre todo de los precios. En un largo período de desplegados en la prensa nacional, ambas partes abrieron la ofensiva cada quien con sus respectivas razones. Por un lado, las trasnacionales, apoyadas por el gobierno y algunos “analistas”, advirtieron de los riegos de “frenar” la investigación farmacéutica, pero olvidaron mencionar sus ganancias y los estratosféricos precios a los que venden sus productos; eso sí, acusaron que la “familia” González Torres sólo pretendían “incrementar” sus ganancias a “costa” de los enfermos. Y no es todo, las trasnacionales, los “ángeles” de la salud de los mexicanos, amenazaron con “retirase” del país y de llevarse los millones que según invierten en México. De risa, pues. Por otro lado, Víctor González Torres abrió el frente cuando mantenía y mantiene una guerra añeja “para terminar con la corrupción en el IMSS”. Algunos de los desplegados de su grupo sugirieron que algunos diputados fueron tocados por la corrupción. Silvia Álvarez Bruneliere, presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología se puso el saco y trató en el último momento de “limpiar” su nombre. No pudo, aun cuando amenazó con demandar a los “responsables”. Eso sí, utilizando recursos públicos, en desplegados en la prensa nacional, sus compañeros de partido y algunos otros diputados le brindaron solidaridad. Lo cierto es que el PAN no recurrió a los argumentos, sino a la aplanadora junto con algunos diputados del PRI, y que, por ese sólo hecho, la actuación de la Comisión y de la bancada panista está bajo la sospecha. LO QUE SIGUE La iniciativa de la reforma al 77 fue turnada por la Cámara de Diputados a la de Senadores, en donde se dará la segunda batalla. |