GDF: “Red” Angel. ¿Monedas para la legitimación?
Gustavo Leal Fernández
Como era de esperarse, la calca neoyorkina (Opportuniy NYC-Family Rewards) del programa Oportunidades -diseñado por el tecnócrata Santiago Levy- fracasó estruendosamente.
La presunta contribución para “aliviar” la pobreza en el corto plazo, fue una quimera: ni mejor aprovechamiento escolar, mejor salud, ni mejor capacitación laboral. Los 22 subsidios por familia pobre beneficiaria -2 mil 400 con un promedio 6 mil dólares anuales, a cambio de incrementos en el “capital humano” mediante el cuidado de la salud y la mejora del desempeño de los menores en la escuela- jamás se materializaron. El alcalde Bloomberg lo señaló con precisión: “los incentivos no son la mejor respuesta a la pobreza”.
Las versiones originales mexicanas de esos programas de subsidios “condicionados” -que racionan la oferta de servicios como el incoherente Seguro Popular foxista y su modalidad petit: el Seguro Médico para una Nueva Generación calderonista-, no fracasan porque están artificialmente soportados por Poderes Ejecutivos federales y locales que los usan, primero y antes que nada, con propósitos electorales: los programas “que dan salud” y, en segundo término, porque les sirven para legitimar -básicamente vía encuestas divulgadas en medios de comunicación- la “calidad” y nivel de “cumplimiento” de su “desempeño” como tales Ejecutivos.
En un país económicamente estancado desde 1982 y dónde (en 2006) el 10 por ciento de los hogares urbanos más ricos acaparaba casi el 40 por ciento del ingreso, frente al 2 por ciento del 10 por ciento de los hogares más pobres- esos programas pretenden sustituir -a la baja y dotando de “ciudadanía” e “inclusión”- el catálogo de derechos universales que se le amputa sistemáticamente al mundo del trabajo. Con ellos, los Ejecutivos reparten monedas “sociales” mientras centuplican los recursos para otras áreas presupuestales “prioritarias” y, luego, hasta presumen “evaluarlos”.
Por ejemplo, Fox “fusionó” el Programa Oportunidades con el Seguro Popular en septiembre 2005, pero ya antes -en abril- había prometido que “pronto habrá pensión para todos”. ¿Cómo? Gracias a un programa que “garantizaría” que los que cumplieran 65 años “puedan retirarse con dignidad: un tercer pilar de la estrategia de seguridad social, junto con el Seguro Popular”. Un mes después había agregado que la “creación del Instituto de Protección Social” incorporaría “50 millones a un sistema de ahorro para obtener jubilación y pensión, dará apoyo para la compra de vivienda y servicios médicos del Seguro Popular”.
E inició el año electoral 2006 con otro viraje: decidió integrar en un sólo sistema de protección social, Oportunidades, el Seguro Popular y los fondos de créditos y subsidios para vivienda Fonhapo y Fonaevi, con el propósito de garantizar a los pobres un esquema de ahorro para el retiro, atención sanitaria de segundo nivel y acceso a créditos hipotecarios. Como era de esperarse, el calderonismo desechó de inmediato el fantasmagórico MAROP -elaborado por Miguel Székely Pardo-, una vez que había cumplido su rendimiento electoral.
Ahora, desde marzo 2010, el GDF también publicita una Red Angel que integra todos (15) sus “programas” sociales: apoyo económico a personas con discapacidad; atención médica y entrega de medicamentos gratuitos a domicilio “Programa Angel”; becas escolares para niñas y niños en condición de vulnerabilidad social; desayunos escolares; educación garantizada; estímulos para el bachillerato universal “Prepa Sí”; mejoramiento barrial; mejoramiento de vivienda; niños talento; pensión alimentaria para adultos mayores; servicios médicos y medicamentos gratuitos; uniformes escolares gratuitos; útiles escolares gratuitos y vivienda en conjunto.
Como señalara Ebrard en el evento con que dio inicio la integración de todas las ayudas que otorga el GDF en un solo padrón: “no se trata de estar distribuyendo cosas a ver si hacemos eventos muy grandes. Se trata de crear algo que nos trascienda; o sea, que cuando ya no estemos en el Gobierno ustedes sigan adelante y que estas instituciones y esta red y programas estén en la ley y ya se queden para siempre, porque son derechos ganados”. ¿Derechos o monedas?
Mientras en el orbe globalizado -que ha hecho de su coordinación macro-económica un evangelio- se castigaron, primero, al mínimo las “privilegiadas” pensiones (Santiago Levy) y ahora se pretende reducir -con “reformas” laborales (Iniciativa PAN-Javier Lozano) aún más la tajada del pastel que corresponde al mundo del trabajo, la urgencia por lo que anteriormente se denominaba “enfrentar la desigualdad” se ha transformado en un “combate a la pobreza” que administra subsidios condicionados, “mide” sistemáticamente las “necesidades” del hombre miserable (dixit Iván Ilich) y finalmente evalúa los programas (CONEVAL).
Basta considerar que toda la “transformación” 2010 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) contempla -para un país de 108 millones de habitantes- un presupuesto de 130 millones para “beneficiar” a 200 aspirantes al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) con tres categorías de estímulos que distribuirán 7, 10 y 15 salarios mínimos, respectivamente. En 16 años, el FONCA ha otorgado ¡838! de estos “jugosos” estímulos. ¡Y cómo lucen esas “millonarias” monedas al Poder Ejecutivo Federal y su burocracia “cultural”!
Pero como bien precisa la ministra Olga Sánchez Cordero: “¿qué significa tener derecho a la salud”? Y responde: como derecho social impone al Estado la obligación de realizar una gama de “prestaciones, facilidades, bienes, servicios y condiciones necesarios para alcanzar el nivel más alto posible de salud para superar la desigualdad”. No monedas como las de Oportunidades y el Seguro Popular!
Redacción: El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada el sábado 10 de julio de 2010.