Por Fernando González
Twitter: @DePapelyTinta
¿Por dónde se nos fue el amor? ¿A qué cielo fue a parar? ¿En qué kilómetro se nos extravió? ¿Alguien más ya lo encontró? ¿Qué tan límpido quedó tu pecho después de nosotros? ¿Quedó en penumbras? ¿Me extrañas? ¿Te extrañas a ti? ¿O es que nos extrañas a nosotros?
Lo que más me molesta de este silencio que dejaste es que cada segundo que pasa fractura mi fe para que vuelvas; cada latido que da mi corazón, puedo escuchar cómo me cruje el pecho y todo lo que hay ahí dentro, incluyéndote; es que cada canción se vuelve sorda a mis oídos; que tu voz es lo único que puedo escuchar. Maldito silencio.
¿Dónde quedaron nuestras promesas? ¿Y nuestra eternidad juntos? ¿Qué le sucedieron a nuestros planes? ¿Dónde dejaste a nuestros hijos? ¿Los enterraste en tu olvido o en tu jardín? ¿Qué le pasó a nuestra casa? ¿Las paredes siguen blancas? ¿Todavía hay estacionamiento para dos autos? ¿Todavía hay estacionamiento para nuestras almas juntas? ¿Qué le pasó al beso matutino en la frente? ¿Y al sexo que hacíamos amor? ¿Y al roce de nuestros cuerpos? ¿Se hizo rígido? ¿O sigue terso?
Sé que debo ser puntual a la hora de hablar de ti, pero no puedo. El desconsuelo puede más que yo. Cada vez que alguien menciona tu nombre se me estremecen las entrañas, la sangre deja de fluir, mis lagrimales comienzan a temblar. Tal vez quiero conservar nuestro relato solo para mí con toda la aflicción y toda la ventura que implica custodiar tu recuerdo. O tal vez es el recelo a que te me escapes del pecho si te me escapas por los labios.
¿Ahora dónde estás? ¿Estás haciendo algo? ¿Aún respiras? ¿Aún me piensas? ¿Me sacaste de tu vida? ¿O fue mi vida la que te sacó de mí? ¿Nos has mencionado? ¿Nos callas? ¿Vas a volver? ¿Sigo esperándote? ¿Te preparo el desayuno? ¿O mejor la despedida? ¿Ya encontraste a alguien más? ¿Ya te encontraste a ti? ¿Dónde me dejaste a mí? ¿Tienes idea de cuánto te extraño? ¿Con qué lleno este vacío? ¿Con alcohol? ¿O lo hago con las memorias? ¿Sabes dónde dejar las memorias? Yo no.