La “reforma” Calderón al ISSSTE y las licitaciones de Yunes
Gustavo Leal Fernández
Signos de estos tenebrosos tiempos. El 20 de enero de 2010 celebrando los 50 años del ISSSTE, entre sonoras carcajadas y en su calidad de titular del Poder Ejecutivo Federal, Felipe Calderón se tomó la insólita libertad de hundir el rostro del Director del ISSSTE, Miguel Ángel Yunes, en el pastel que había sido dispuesto para la celebración.
Mientras se confirmaba un megafraude en FOVISSSTE sobre 4.500 créditos hipotecarios irregulares por 570 MP; mientras crecía el escándalo en TURISSSTE por la adjudicación directa 14 contratos por 447 MP para la organización de los eventos del Bicentenario y coincidiendo con el despido e inhabilitación del titular de Finanzas -por haber contratado a una empresa con 23 MP para realizar un censo de recursos humanos innecesario-, así como la designación del nuevo Director Médico, Gabriel Manuel Lee, para enero de 2011 la última licitación de Miguel Ángel Yunes había terminado en el mayor desabasto en la historia del ISSSTE.
Pero Jesús Villalobos López, director del Instituto, todavía firmó un convenio con la Fundación Lilly y Roche de México para “frenar la epidemia de diabetes”.
Poco antes se había escuchado la queja de más de 500 pequeñas y medianas empresas -que durante 10 años surtieron al ISSSTE de reactivos, insumos para los laboratorios clínicos y bancos de sangre- porque en la nueva licitación nacional mixta sólo seis obtendrían los contratos multianuales hasta por 4 mil MP anuales.
Después de que en 2007 Calderón justificara su “reforma” como una “necesidad” que “mejoraría” los servicios, poco antes de emprender su fracasada candidatura al gobierno de Veracruz, Miguel Ángel Yunes ejecutó costosas licitaciones que sólo han perjudicado a la derechohabiencia.
Aunque la “Nueva” Ley es más cara que la que abrogó, fue dotada de 8 mil MP adicionales sólo para el Seguro de Salud. A pesar del muy menguado coro de plumas porristas que siguen atribuyéndole algunos “beneficios” fiscales inexistentes, la Ley ya no soporta la carga pensionaria de los jubilados, ni de los trabajadores amparados en Artículo Décimo Transitorio, ahora en responsabilidad de Hacienda. Tampoco las de los de nuevo ingreso, individualizadas en PENSIONISSSTE. Y, sin embargo, la calidad de los servicios institucionales no reporta ninguna de las cacareadas “mejoras” que tanto publicitó Calderón.
La licitación para Fármacos Especializados. En febrero de 2009, Yunes firmó el mayor contrato de asignación para el suministro de medicamentos en la historia del Gobierno federal: 3 mil 220 MP. Equivalente al total del Pasivo Laboral del ISSSTE como Patrón: 3 mil 631 MP.
Durante el resto del sexenio, Fármacos quedaría a cargo de toda la administración y operación de la cadena de suministro de medicamentos y materiales de curación para las 794 unidades del ISSSTE a nivel nacional. Debería entregar hasta mil 300 millones de piezas. El nuevo sistema implicaba una transformación radical del esquema de operación anterior. Fármacos establecería el CENADI a no más de 40 km del Zócalo (DF), en un inmueble de al menos 20 mil m2 y concentraría las entregas de sus proveedores. En el sitio, funcionarios del Instituto harían el control de calidad de los productos que Fármacos debería entregar, posteriormente, en todo el País. El ISSSTE aceptó la petición de Fármacos para actualizar -de acuerdo al índice inflacionario- los precios del servicio a partir de 2010. La licitación también contempló los quimioterápicos. Pero su calidad fue inmediatamente cuestionada por las reacciones adversas que impactan a los pacientes. Siendo que, aún los de calidad, suelen dejar secuelas.
El 18 de junio de 2009, Calderón visitó el CENADI en Tlalnepantla y “garantizó 100 por ciento de abasto gratuito gracias a la incorporación de 700 farmacias privadas. Ahí explicó que el derechohabiente recibiría un cupón que podría canjear en ellas para adquirir lo que no encontró en los hospitales, clínicas y farmacias del ISSSTE”. Además de Fármacos, en la cadena de distribución de las 700 farmacias privadas quedaron integradas las firmas Saba, Casa Marzam y Fármacos Nacionales.
El 29 de enero de 2011, el ISSSTE se vio forzado a comunicar que, a través del Programa Medicamento Express, tenía “asegurado el abasto de las recetas médicas en todo el país. El retraso se debe a un contratiempo administrativo que se normalizará en unos días”. Una semana después, la gravedad del “contratiempo” alcanzaba la carencia total de varias claves de medicamentos y de lo más elemental: analgésicos y antibióticos. No había ni paracetamol. La magnitud del desabasto imposibilitó el canje en las 738 farmacias privadas enlistadas.
Pero para el Dr. Córdova, secretario de Salud, se trató de “problemas internos de desabasto, más no de surtimiento de recetas”! Y el director Villalobos agregó que “desde la reforma, la demanda de servicios médicos ha crecido 20 por ciento, lo que ha obligado a comprar más medicamentos. Es un incremento suficiente para quebrar a cualquier empresa privada! El desabasto se debió a un retraso administrativo”.
A junio 2011 y con una bolsa de 14 mil MP, el desabasto sin precedentes persistía, sobre todo en las entidades federativas. Pero para Gabriel Manuel Lee es sólo un problema de “surtimiento”.
Como manda su artículo Cuadragésimo Sexto Transitorio, la Ley Calderón debe ser revisada actuarialmente en abril de 2011. Es la hora de reformar esa fracasada “reforma”.
Redacción: El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada el sábado 11 de junio de 2011.