Donovan Casas Patiño*, Alejandra Rodríguez Torres**

 *Profesor de tiempo completo del Centro Universitario Amecameca.

**Médico Familiar de la UMF 195 IMSS.

“Caímos sin percatarnos: nunca tocamos el suelo,
pero sí dañaron nuestra dignidad”.

La hipermodernidad es considerada por algunos autores clásicos como una nueva época histórica y teórica, que sustituye al modernismo; su teoría es multivariada pero guarda ciertos elementos claves en común; para la hipermodernidad el mundo es superficial y carece de profundidad, es el mundo de la simulación (Jamenson,1991,1989;Seideman,1994); un mundo sin afecto y emoción (Kellner,1988); en esta época existe una pérdida de sentido del lugar de uno mismo en la historia: es difícil distinguir entre el pasado, el presente y el futuro (Lemert,1994); en lugar de tecnologías productivas ,expansivas y explosivas de la modernidad (la cadena de montaje de automóviles), la sociedad posmoderna está dominada por tecnologías reproductivas, aplanadoras e implosivas (la televisión, la computadora, internet, etc.); la hipermodernidad es una teoría social y también un momento histórico, en la cual nuestro mundo gira y se debate, esto nos ofrece diversidad de procesos que deben ser explorados.


En ese tenor, parece que la hipermodernidad de manera directa ha influenciado a la práctica médica de manera directa o indirecta, esta acción es un acto médico donde el sujeto que padece se le ha transformado en número (código, afiliación o # de póliza de gastos médicos, etc.), a este número se le desvirtúa de cualidades propias y se le designa dentro de una categoría de padeceres y por ende de servicios, este número origina el montaje de una pila de indicadores que expresan un momento determinado de la salud de un país, donde el aparato estatal se ancla para demostrar que la atención brindada a la población es exitosa, utilizando recursos humanos y económicos de manera limitada, justificando asi su política neoliberal en salud, el concepto de la creación de números institucionales domina el imaginario medico reflejado en individualismo y aislamiento en su práctica médica, los médicos pierden al igual que el paciente su nombre y su historia personal, se desvanecen sin identidad, sin pertenencia, solo los distingue el número de consultorio que atienden en un determinado espacio de la cadena de los procesos de servicios en salud.


La profesión médica en esta etapa se ha desvanecido al pasar de los años, el prestigio social y la estabilidad económica que disfrutaba este gremio, se convirtió en clientelismo institucional, multiplicidad laboral y secuestro hacendario (SHCP); lo que era un digno lugar para desempeñarse como profesionista medico en beneficio científico aplicado a la sociedad evoluciono hacia sobre-carga laboral, con jornadas extenuantes, ausencia de insumos médicos y precariedad de sueldos; los espacios para la atención medica no cambiaron solo se adecuaron para atender a más pacientes que demandan algún servicio, acumulando pacientes sobre el tiempo de consulta médica sobre reloj, una práctica médica breve y fugaz; por otro lado el estancamiento económico del país sufrido desde los 80s y actualmente permanente, ha ocasionado que el profesional médico busque más oportunidades de trabajo al término de su jornada laboral, soportando un esclavismo laboral en perjuicio de su salud, así el medico se involucra en 3 o 4 trabajos por semana en empresas subrogadas o terciarizadas, donde estas empresas vulneran los contratos colectivos y de seguridad social sometiendo al trabajador médico a jornadas laborales extenuantes, altos ritmos de trabajo y además sin prestaciones económico-sociales; aunado a lo anterior los profesionales de la salud son cautivos hacendarios de gran nivel, puesto que de su multiplicidad laboral se obtienen impuestos sobre el valor agregado más altos que otras profesiones; así el medico en busca de mejorar su calidad de vida como individuo de una sociedad hipermoderna, finaliza con la búsqueda de mejorar una percepción económica bajo el estatuto de combate a la enfermedad en perjuicio de su salud; el medico prosigue un camino sin analizar, considerando este proceso de vida como la victoria del juego; en cambio, por parte del Estado, este es un objeto reconstruido consistente para el sistema normativo neoliberal de la salud, el bien salud debe de convertirse en un bien capital.


El médico en estos tiempos de hipermodernidad ha obtenido gran desprestigio privado e institucional, la internet y el acceso a la información en una sociedad con poco análisis crea en esta una transformación, apegada a una verdad creada por los medios masivos de comunicación (los educadores de nuestro siglo), donde lo que se documenta es la verdad de la verdad absoluta, donde los textos médicos, el saber médico, el ethos médico, la aptitud clínica y los años de experiencia hospitalaria, se desvanecen por la información televisiva e infomercial, donde la sociedad mexicana disfruta el convertirse en medico dando su diagnóstico y corroborándolo en internet o con algún programa televisivo donde el protagonista es un médico, apropiándose de una fantasía del marketing; así  se debilita la ciencia médica en pro del mercadeo, donde los productos como la salud se solicitan aún sin padecer, y los médicos padecen sequias de la verdad científica, como poder explicar el significado de ser médico en un reality show, el medico es en esta época de la construcción social a partir de una economía global, esta convertido en un trabajador del marketing farmacéutico, secuestrado por el régimen hacendario construido para reproducir una práctica médica problematizada hacia el diagnostico curación.


La práctica médica considerada el gran baluarte de una profesión científica que históricamente ha evolucionado a la par de las sociedades, ha llegado a un punto en donde se debate su credibilidad como gremio médico mas no como científico, práctica médica secuestrada por las instituciones públicas y privadas de salud, limitan su ejercicio profesional por indicadores gerenciales en salud, la percepción del paciente hacia el médico y viceversa se tornan irrelevantes para los sistemas en salud, lo relevante torna en disminución de días de hospitalización, días de incapacidad, en número de procedimientos quirúrgicos, prescripciones médicas limitadas, numero de consulta por día etc.; el médico ha permitido que se le impongan reglas determinadas por la estructura económica de la ganancia en salud, donde el Estado debilitado por las políticas neoliberales arremete contra los institutos de salud disminuyendo presupuestos, mientras nuestro gremio médico y la sociedad combaten en un mundo construido por la banalidad mercantil, donde los médicos que honraban el honor de ser directores de Unidades Médicas u Hospitales, se han convertido en ”policías del indicador médico o policías gerenciales de la salud”, donde su labor se reduce a la supervisión de los indicadores, con maximización de resultados con mínimo personal y poco presupuesto, originando mala calidad de atención médica y credibilidad en los resultados observados por la población.


Aunado a lo anterior, la práctica médica demuestra una caída libre: la anamnesis, el interrogatorio clínico, la exploración física, la prescripción, el pronóstico, la relación médico paciente, el seguimiento clínico,  se desvanecen del ejercicio médico, gran culpa de esto es la alta demanda de servicios de salud por parte de la población, con la gran escases de espacios, una accesibilidad limitada a los servicios y un tiempo corto para poder atender la demanda de salud de la población, la practica medica pierde sentido dentro de un complejo sistema donde lo auditable es lo computable, y la acción inherente de un acto médico no tiene importancia sino es computable, donde lo computable se audita por los ”policías del indicador médico o policías gerenciales de la salud”, estos se han convertido en los ejes de la salud gerencial donde criminalizan todo aquello y aquel que se salga del indicador médico, orillando al médico a ejercer una práctica médica fuera de la realidad, donde lo importante no es el sujeto a atender sino el número de pacientes por día o el número de procedimientos.


A manera de conclusión, lo que para unos es la realidad funcionante, regida por el mercadeo y el individualismo, donde los contextos sociales nacionales e internacionales están marcados por lo fugaz de la información propagandística, donde la línea de la verdad es atribuida a un orden económico único mundial, ocasionando una ideología reconstruida para un fin individual y posteriormente colectivo. Control mediático: las situaciones sociales predeterminadas se toman como normas y actitudes de un sistema estatal controlado por transnacionales, donde el individuo se percibe en un mundo global, pero secuestrado en una jaula de hierro donde la información termina por dominar. El médico, desde un punto de partida de la practica social, debe denunciar la realidad que acontece a nuestro pueblo mexicano, no es deber de otras instancias la procuración del deber ser, sino recae en el propio médico (Morín,2010; Thoreau,2012), en las academias, en los institutos. Debemos detener la destrucción de nuestra ciencia médica mexicana, debemos arrebatarla de los Tecnócratas Neoliberales en Salud, los cuales construyen el golpe final a nuestra gran medicina nacional. 

 

 

Bibliografía:

Jameson Fredric. Ensayos sobre el posmodernismo. Buenos Aires, Argentina; Ed. Imago Mundi 1991

Jameson Fredric. Marxism and Postmodernism. Washington, D.C. Ed. Maisonneuve Press 1989

Seidman Steven. Contested Knowledge: Social Theory in the postmodern Age. Ed. Oxford 1994.

Kellner Douglas. Postmodernism as Social Theory: Some Challenges and Problems. Culture and Society; 5 (6): 239-269

 Lemert Charles. Social Things. Ed. Rowman and Littlefield Publishers, Inc. United States of America 3ed. 2005

Morín Edgar. Pensar la complejidad, crisis y metamorfosis. Valencia, España; Ed. Artes Gráficas Soler, S.L. 2010

Henry David Thoreau. Desobediencia Civil. México, D.F.; Ed. Grafico Gold Colección Dinamita 2012.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here