21 de noviembre de 2001
“Inspirado” en Francisco I. Madero, Vicente Fox inició su gobierno, el llamado “gobierno del cambio”.
Apenas ayer, el gobierno del cambio celebró, como tal, el primer aniversario de la Revolución Mexicana, allí, sólo Francisco I. Madero cupo en el discurso del Poder.
Para sus lectores, Imagen Médica seleccionó -de entre muchos-, el texto de un “héroe anónimo”, precursor de la Revolución recordada, apenas ayer, por el presidente.
El 25 de febrero de 1911, Ricardo Flores Magón escribió así en su periódico Regeneración:
Francisco I. Madero es un traidor a la causa de la libertad
El lobo se ha despojado de la piel de oveja y ha mostrado los colmillos y las garras. El histrión de la democracia no pudo representar por más tiempo su papel. Francisco I. Madero, el menguado politicastro, el vulgar ambicioso que quiere encaramarse sobre los hombros del pobre pueblo para cobrar los supuestos servicios que le ha prestado, acaba de echarse en un charco: el de la traición.
Ya es sabido, porque lo publicamos en “Regeneración”, que el compañero Prisciliano G. Silva tomó Guadalupe, Chih., el día ocho del corriente, apoderándose de valiosos elementos de guerra, abundantes provisiones, vestidos y otras cosas necesarias para la campaña. El compañero Silva me decía en una carta, refiriéndose al espléndido botín de guerra que había capturado: “Con estas armas vengaremos las humillaciones de que ha sido víctima nuestra raza; con estas armas redimiremos al proletariado de México”.
¡Ah, noble compañero, te equivocaste! Esas armas que iban a servir para emancipar a los trabajadores mexicanos, sirven en estos momentos para apoyar las ambiciones de Francisco I. Madero. Esas armas iban a servir para romper las cadenas del proletariado mexicano; pero ahora, en manos de Madero, servirán para remacharlas.
LAS ESPERANZAS DE SILVA.
El compañero Prisciliano G. Silva esperaba en Guadalupe la incorporación de cincuenta hombres que se habían separado de la columna del maderista Pascual Orozco por no simpatizar con los principios personalistas. Esperaba Silva, además, la incorporación de la importante columna del jefe Gabino Cano, quien, maderista al principio de la lucha, por creer equivocadamente que el partido Liberal trabaja de acuerdo con el maderismo, se convenció, al fin de su error y había prometido a nuestro compañero unirse para continuar juntos la campaña por la redención del pueblo pobre de México. Cano tuvo que traer al lado norteamericano a catorce heridos insurgentes, y tenía el propósito de marchar a reunirse con el compañero Silva en Guadalupe.
LA TRAICION
Madero supo las intenciones del compañero Cano, y, para evitar que las fuerzas del compañero Silva se robustecieran, delató a Cano ante las autoridades federales de los Estados Unidos, dando por resultado el arresto de Cano, quien se encuentra preso, acusado tal vez de violación a las leyes de neutralidad.
En seguida Madero envió un correo a Silva “ordenándole” que asumiera el cargo de jefe maderista. Como era natural, el compañero Silva envió a paseo al histrión Madero. Entonces recurrió éste a la infamia: fingió abrigar los mejores deseos para el Partido Liberal, fingió no tener encono alguno contra Silva y se presentó amigablemente en Guadalupe al frente de unos quinientos hombres.
Con zalamerías de prostituta y sonrisas de afeminado e insinuoso como una víbora, Madero brindó su amistad al compañero Silva y le propuso que se unieran por el momento para resistir el ataque de las fuerzas de Navarro, que en número de 800 hombres se dirigían sobre Guadalupe. La honradez siempre es confiada, y el pobre anciano Silva convino en luchar en combinación con los maderistas para resistir el ataque del enemigo común.
EL ARDID INFAME
Moría la tarde del 16 del corriente. La fuerza liberal se disponía a descansar cuando Madero anunció que el enemigo se encontraba al frente. Nuestros bravos compañeros se dispusieron, desde luego, a la lucha. Se dio la orden de que los nuestros se dividieran en cuatro columnas, intercalándose columnas maderistas.
Honrados todos los nuestros, no desconfiaron de que se les estaba preparando la infame trampa en que debían caer todos, todos sin excepción. El entusiasmo de nuestros compañeros era indescriptible; por fin iban a luchar, por fin se presentaba la ocasión de medir sus fuerzas con los sicarios del despotismo.
Avanzaron los nuestros, mientras el jefe Silva era llamado por Francisco I. Madero, con el pretexto de estudiar el plan de resistencia.. Momentos después, un anciano, atado codo con codo y fuertemente escoltado por los esbirros de Madero, dirigía sus viejos ojos hacia la nube de polvo que se veía a lo lejos levantada por la marcha de sus hermanos. Ese anciano era el leal y valeroso soldado de la revolución social, el amigo y defensor del proletariado: Prisciliano G. Silva.
EL NUEVO DICTADOR
Silva fué hecho prisionero por Francisco I. Madero porque no quiso reconocerlo como “Presidente provisional de la República Mexicana”. Madero, cuando tuvo a Silva entre sus garras, cuando ya la fuerza liberal estaba lejos, lo intimó para que le hiciera los honores de un “Primer Magistrado.” Silva, libertario, se rehusó a reconocer al mentecato. Ningún libertario debe reconocer amos en la tierra.
EL DESPOJO
Llevada a cabo la cobarde hazaña, Madero y sus compinches se lanzaron a caballo hacia donde marchaban liberales y maderistas a encontrar al supuesto enemigo. Mandó hacer alto el payaso del “sufragio efectivo,” y dijo a las tropas: “Soldados de la libertad: creo que me habéis reconocido como vuestro “Presidente único, como vuestro jefe” que se sacrifica por vosotros aceptando ocupar un cargo tan difícil como es el de la Presidencia de la Republica. Sólo porque vosotros lo ordenáis, os obedezco; seré Presidente y os ofrezco gobernar con la ley. Todos vosotros tendréis derecho a votar, y eso os dará la felicidad.”
LA PROTESTA
De la bocas de nuestros compañeros salió este grito: “no queremos amos; queremos tierra y libertad. La boleta electoral no nos dará de comer.”
Al oír esas palabras de viril protesta, el iscariote Madero ordenó a sus esbirros que nuestros compañeros fueran hechos prisioneros y se les quitasen las armas, las provisiones, los caballos, los carros de transporte, los vestidos, todo lo que habían conseguido en Guadalupe, y quedaran arrestados también.
Sólo ocho de nuestros compañeros pudieron escapar de las garras del novel tiranuelo, de tan aclamado Madero, cuya pérfida acción lo presenta como un ambicioso vulgar que no quiere otra cosa que llegar a ser Presidente para sacar del pobre pueblo los miles de pesos que ha gastado en la revuelta.
LA ACTITUD DE DE LARA
Lázaro Gutiérrez de Lara ha representado en este asunto un importante papel. Este individuo estuvo explotando en esta ciudad unas vistas, declarando que el producto lo invertiría en su marcha para México, adonde iba a tomar parte en la Revolución.
En efecto, con ese dinero marchó a El Paso, donde estuvo dando conferencias de paga, haciendo entender que los productos iban a ser destinados a la Revolución. Los liberales ayudaron a De Lara porque, habiendo aparecido artículos suyos en “Regeneración,” lo creían de alguna manera ligado a los trabajos del Partido Liberal, como en efecto fué así en lo que respecta a la propaganda de los principios del Partido. Nadie podía sospechar que De Lara -que había recibido dinero de los liberales, que había obtenido dinero del grupo “Regeneración,” de esta ciudad, para sus gastos de viaje, que hablaba en El Paso a favor del Partido Liberal y que en todos sus actos se mostraba como sostenedor de los principios de emancipación económica del proletariado- se pasara, con armas y bagajes, al maderismo.
Después de que Silva hubo tomado Guadalupe se le presentó Gutiérrez de Lara con 28 norteamericanos, diciendo que iba a incorporarse a esa columna liberal. El compañero Silva no tuvo ninguna desconfianza de quien tanto había hablado a favor del Partido Liberal, y lo admitió, dándole la jefatura del grupo de norteamericanos aventureros.
Cuando ocurrió el arresto del compañero Silva, Gutiérrez de Lara mandó a sus norteamericanos que obedecieran a Madero, y él mismo se puso a las órdenes del millonario, del enemigo jurado de la clase trabajadora, del burgués que hace derramar la sangre del pueblo para llegar a ser Presidente de la Republica.
Compañeros: a vosotros tocar juzgar la conducta de Gutiérrez de Lara; pero antes responded a esta pregunta: ¿puede un hombre luchar por la clase trabajadora ingresar a un partido enemigo acérrimo del proletariado, como es el maderista?
De Lara, ahora, es uno de los favoritos de Madero en la columna de este payaso.
¿QUE QUIERE MADERO?
Quiere lo que ha querido siempre: ser Presidente de la República, esto es, estar en condiciones de poder aumentar todavía más su enorme capital, pues ese individuo es millonario. Para conseguir su propósito, Madero ha recurrido a toda clase de malas artes: el engaño, la adulación a las masas, la intriga, la hipocresía y, por fin, el crimen, porque crimen es tomar la parte del tirano para desarmar y aprisionar a los defensores de la Libertad.
Madero es un miserable delator de los revolucionarios que luchan por principios: la prueba está en la aprehensión de Gabino Cano, por la denuncia que hizo Madero a las autoridades federales de los Estados Unidos para que cayese ese luchador tan sólo porque es liberal.
Aprovechándose Madero de la circunstancia de estar presos en los Estado Unidos algunos de los miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal, y de andar los demás perseguidos de cerca por la policía de México y de este país, mandó agentes a todos los Estados de la República con instrucciones de conferenciar con los miembros del Partido Liberal, a quienes se hizo creer que la junta estaba de acuerdo con la campaña política antirreeleccionista. La Junta no pudo protestar contra el vil engaño, porque el dictador Porfirio Díaz había recomendado a su aliado Taft que se nos tuviera incomunicados, como lo estuvimos en efecto los tres años que duramos en la prisión de este país. El engaño, pues, creció, creció mucho, y como no podíamos desbaratarlo con nuestra negación desde el fondo de nuestros calabozos, adquirió los caracteres de una cosa cierta. Lo curioso era que, mientras los agentes secretos de Madero decían por todas partes que el Partido Liberal estaba de acuerdo con sus trabajillos políticos, la prensa pagada por éste, no decía una sola palabra acerca de la penosa situación en que nos encontrábamos, aplastados por la fuerza combinada de los dos Gobiernos: el norteamericano y el mexicano. En los últimos cuatro años que duró la persecución contra nosotros en este país, el público mexicano no supo nada de lo que aquí acontecía, pues Madero había ordenado a sus periódicos que callasen, que no hablasen nada sobre las infamias de que estábamos siendo victimas en un país extraño por defender la libertad del pueblo mexicano.
LA AGITACIÓN LIBERAL
Y sin embargo, si algún éxito tuvo Madero en su agitación política, se debió a dos cosas:
1ª. A la vigorosa propaganda que el Partido Liberal había iniciado desde el año de 1900, cuando ni siquiera se sabia que existía Francisco I. Madero, y cuando se trabajó en condiciones verdaderamente difíciles.
Los liberales comenzamos nuestros trabajos cuando todo el pueblo estaba profundamente dormido y no se oía otra cosa que los cánticos entonados al “Héroe de la Paz.” La tarea fue dura, sufrimos prisiones y castigos inquisitoriales, muchos de los nuestros murieron en sus calabozos o en las camas de los hospitales y a otros se les aplicó la ley fuga. A pesar de todo, la obra de propaganda continuó con creciente energía, hasta que, a la vuelta de los años, el pueblo comenzó a despertar; pero no despertó porque la desabrida voz de Madero le hubiera conmovido, pues a Madero no se le conocía, a no ser en sus haciendas, donde esquilmaba a sus desventurados peones. El pueblo despertó ante la energía de los liberales que le mostraban la verdadera situación de México. Búsquense las colecciones de periódicos liberales de 1900 a 1908, y se verá que Madero era un desconocido para la Nación, pues solamente se oía hablar de él en la región lagunera del Estado de Coahuila.
2ª. El éxito de Madero se debió, igualmente, al miedo que sentía el gobierno por la revolución con que lo tenía amagado el Partido Liberal. Porfirio Díaz se vio precisado a dar facilidades y garantías a Madero para su campaña electoral en vista de que el pueblo había despertado, sacudido por la propaganda liberal y la acción de las armas de nuestro Partido desde el año de 1906. Por otra parte, gracias a la agitación que iniciamos en todo el mundo para demostrar que Díaz era un tirano, la opinión que de él se tenía en el extranjero fué cambiando. Al principio se le consideraba en todas partes como estadista modelo que hacia la felicidad del pueblo; pero nuestra constancia hizo que esta opinión se volviera en su contra. Díaz teme la opinión extranjera, y tuvo que dejar libre a Madero para que hiciera la farza de elección.
TERRENO ABONADO
Madero encontró todo listo para encumbrarse. Los sacrificios de todos los luchadores iban a servirles a él con el simple gasto de unos cuantos miles de pesos, que previamente había robado a sus desventurados peones, teniéndolos, como lo hacen todos los hacendados, a ración de hambre. Esa es la acción que los papanatas aplauden: el que Madero haya gastado dinero para armar gente. Ese dinero no era de Madero, sino de los trabajadores a quienes explotaba, y, por otra parte, ese dinero tendrá que sacarlo de los bolsillos de los pobres si por desgracia llega a ocupar la Presidencia de la Republica.
LIBRES AL FIN
Cuando, gracias a la agitación del elemento radical de esta Nación, se vio forzado Taft a dejarnos en libertad hace apenas un poco más de seis meses, nos dimos cuenta de las engañifas de que se estaba valiendo Madero para hacer que los liberales se adhirieran a él, e interpelamos a Madero por medio de una comunicación oficial dirigida al mismo a San Luis Potosí, sobre su actitud respecto del Partido Liberal.
Madero contesto que no admitía nuestro programa. A nuestro poder llegaban consultas y más consultas sobre si los principios del maderismo eran los mismos que los del Partido Liberal y si estábamos o no de acuerdo con Madero para trabajar en contra del despotismo. Eso provenía de que los agentes de Madero continuaban, como continúan actualmente haciéndolo, su obra de embaucamiento, diciendo a los liberales que la Junta estaba de acuerdo con él. Tal engaño dio por resultado que muchos liberales tomaran las armas a favor de Madero, pues no teniendo noticia de nosotros porque “Regeneración” no puede entrar en México, creían de buena fe lo que los agentes del “Presidente Provisional” les decían.
EL ENGAÑO CONTINUA
Madero continúa embaucando a los liberales. En “El Dictamen Público” de Veracruz aparece con grandes encabezados que Francisco I. Madero y Ricardo Flores Magón han lanzado un manifiesto a la Nación mexicana declarando que se han unido los dos Partidos, y que Madero firma como “Presidente Provisional” y yo como “Vicepresidente”, igualmente provisional.
No sé si habrá circulado o no ese menguado Manifiesto; pero lo que sí es cierto, es que la noticia ha volado en los periódicos de México por orden de Madero, para que el pueblo continúe engañado y le preste al ambicioso político el apoyo que necesita para llegar a la Presidencia.
También ha hecho circular la noticia de que José María Maytorena, un adinerado de Sonora, es el ” gobernador provisional ” de ese Estado, cuando por maderistas he sabido que Maytorena ha despachado a Madero con cajas destempladas.
YO NO QUIERO SER TIRANO
Yo no peleo por puestos públicos. He recibido insinuaciones de muchos maderistas de buena fe, pues que los hay, y bastantes, para que acepte algún cargo en el llamado gobierno “provisional,” y el cargo que se me dice acepte es de Vicepresidente de la República. Ante todo debo decir que me repugnan los Gobiernos. Estoy firmemente convencido que no hay ni podrá haber un Gobierno bueno. Todos son malos, llámense monarquías absolutas o constitucionales repúblicas. El Gobierno es tiranía porque coarta la libre iniciativa de los individuos y sólo sirve para sostener un estado social impropio para el desarrollo integral del ser humano. Los Gobiernos son los guardianes de los intereses de las clases ricas y educadas, y los verdugos de los santos derechos del proletariado. No quiero, pues, ser un tirano. Soy un revolucionario y lo seré hasta que exhale el último aliento. Quiero estar siempre al lado de mis hermanos los pobres para luchar por ellos, y no al lado de los ricos ni de los políticos que son opresores de los pobres. En las filas del pueblo trabajador soy más útil a la humanidad que sentado en un tono, rodeado de lacayos y de politicastros. Si el pueblo tuviera algún día el pésimo gusto de aclamarme para ser su gobernante, le diría: “Yo no nací para verdugo. Busca a otro.”
LA LIBERTAD ECONOMICA
Lucho por la libertad económica de los trabajadores. Mi ideal es que el hombre llegue a poseer todo lo necesario para vivir sin tener que depender de ningún amo, y creo, como todos los liberales de buena fe lo creen, que ha llegado el momento de que los hombres de buena voluntad debemos dar un paso hacia la verdadera libertad, arrebatando la tierra de las garras de los ricos, inclusive Madero, para entregarla al legitimo dueño de ella: el pueblo trabajador. Conseguido esto, el pueblo será libre. Pero no lo será si eleva a Madero a la Presidencia de la República, porque ni Madero, ni ningún gobernante, se atreverán a dar un paso de esa naturaleza, y, si lo hicieran, los ricos se levantarían en armas y una nueva revolución seguiría a la presente. En esta revolución, en la que estamos contemplando y la que tratamos de fomentar, debemos quitar la tierra de los ricos.
MADERO ESPANTADO
Madero comprende cuáles son los fines del Partido Liberal, y por eso trata de aplastar el movimiento liberal con tanta rabia como lo hace Díaz. El plan de Madero es destruir el movimiento liberal para quedar dueño del campo, derribar a Díaz y sentarse en el Poder para continuar la obra de Díaz, pues el “sufragio efectivo” es una de las más groseras mentiras con que se adormece el pueblo. Con el hecho de firmar boletas electorales no come el pueblo. Se necesita la conquista de la tierra; mas como Madero es dueño de grandes propiedades territoriales, ve con disgusto la actitud revolucionaria del Partido Liberal. Madero quiere seguir teniendo peones, quiere seguir viviendo a expensas del sudor y del sufrimiento de los humildes. Cuando interpelamos a Madero sobre su actitud acerca del Partido Liberal en septiembre del año pasado, él nos contesto que no podía aceptar el programa porque se retirarían de su partido muchos “elementos valiosos,” los ricos. Tuvo la hipocresía de no decir que él era uno de los que se perjudicarían con la implantación del programa en materia de tierras.
MADERO ES MOCHO
Tal vez no todos están al corriente de que Madero le ha ofrecido al clero no respetar las Leyes de Reforma y dejarlo mangonear como le convenga. El clero de Puebla dedicó misas para que la Divinidad pusiera en libertad al candidato cuando estaba preso en San Luis Potosí. El clero era otro de los valiosos elementos que se retiraría de las filas de Madero si adoptase el programa del Partido Liberal.
FIN
Como habéis visto, compañeros, Francisco I. Madero, el fingido amigo del pueblo, lucha contra los intereses del pueblo pues se une al despotismo para aplastar las columnas liberales.
Este asunto es serio, bastante serio. Madero se ha descubierto: mientras sus agentes dicen a los liberales que las dos causas son iguales, que el Partido Liberal lucha unido al maderismo, el “Presidente Provisional” aplastas las columnas liberales simplemente porque los liberales luchamos por el beneficio de las clases trabajadoras y en contra de los burgueses.
Los liberales estamos luchando en condiciones verdaderamente excepcionales. No contamos en nuestras filas con millonarios, ni contamos con el apoyo de los banqueros norteamericanos, como sucede con Madero. Cada arma que consigue un liberal representa muchos días de privaciones: representa el sacrificio de un familia y el sacrificio de un hombre que tiene que transportarse, como puede, al lugar de la lucha. Los proletarios contribuyen con sus modestos recursos, privándose de muchas cosas útiles, por fomentar el movimiento liberal. Todos los humildes tienen puesta su esperanza en cada fusil de un luchador liberal. De la bravura del luchador y la eficacia del fusil depende la libertad de toda una raza; pero los elementos conseguidos a costa de tantos sacrificios, los fusiles y los cartuchos comprados con las monedas que se han sustraído al gasto diario de los hogares pobres, son arrebatados por el millonario ambicioso que no quiere que el pueblo se liberte de la cadena del Capital ni del yugo autoritario.
Mexicanos: abrid bien los ojos. ¿Por qué no quiere Madero que luche el Partido Liberal? Porque el Partido Liberal lucha por los pobres, cuyos intereses son opuestos a los de los ricos. El interés del rico es tener al pobre sujeto a salario. El interés del pobre es librarse del salario y vivir sin depender de un amo. El rico necesita que haya pobres, pues de lo contrario el rico mismo tendría que trabajar, y por eso Madero no quiere que triunfe el Partido Liberal, porque se acabarían los pobres, esto es, los esclavos de los ricos.
A pesar de Madero, nuevas columnas liberales siguen entrando en acción y cada vez es más poderoso el movimiento netamente liberal.
Ayudad todos para que el movimiento liberal llegue a predominar. La salvación no está solamente en la caída de Díaz, sino en la transformación del sistema político y social que actualmente impera, y esa transformación no se opera por el mero derrocamiento de un tirano para que suba otro, sino por la negación del pretendido derecho del Capital a apropiarse de una parte de lo que producen los trabajadores.
Mexicanos: vuestro “Presidente Provisional,” como él mismo se llama, ha comenzado a dar golpes a la libertad. ¿Qué sucederá cuando el “provisional” llegue a ser efectivo? Recordad que en estos momentos en el campamento de Francisco I. Madero se encuentra prisionero un noble anciano que no ha cometido otro crimen que luchar por vuestro bienestar.
Ricardo Flores Magón.