Evidencia para las políticas
2000: el año del cambio
Agendas del “equipo” foxista de “transición”
Gustavo Leal F.*
Parte XV
Además de preguntarme si veo contradicción entre las diferentes declaraciones del “equipo” foxista que preparaba el programa de salud para el sexenio 2001-2006, también se me solicitó esclarecer si, a pesar de estas declaraciones, es posible identificar algo así como una agenda1.
He respondido que, por su puesto que sí. Pero que primero hay que identificar a los emisores. Que las políticas nunca flotan en el vacío, siempre están encarnadas y se hacen, como diría el Dante con “seres que pudieran acabar en el infierno”. En el equipo foxista se recortaban claramente dos bloques muy bien definidos.
El primero lo constituyen Carlos Flores y los secretarios de salud panistas. Ellos, en particular, por su compenetración cotidiana con el país real y sus vivencias sanitarias, contaban también con el apoyo técnico y conocimiento de secretarios de salud de otros partidos. Son los que están en el día a día: los que desayunan con el enviado presupuestal de la SHCP, comen con el gobernador y los representantes de la Contraloría y la Secretaría de Comercio. Trabajan toda la tarde y hasta bien entrada la noche con su staff: jefes de las jurisdicciones sanitarias, coordinadores municipales, delegados del IMSS e ISSSTE y, cada vez con más frecuencia, ONG’s, representantes del sector privado y organizaciones ciudadanas. Casi todos son médicos con alguna especialización, aunque no siempre en salud pública. Ellos son el “frente”, el “ejército”, la “línea de golpeo”. Son los operadores. Su agenda es el proceso descentralización de los servicios de salud a población abierta, diseñada desde el centro por Ernesto Zedillo, Luis Téllez, Juan Ramón de la Fuente y Javier Bonilla Castañeda. En mi opinión, Carlos Tena resumía con fidelidad su sentir. Por ejemplo, llegó a declarar que la SSA debe acabar de “soltar” a los estados en su capacidad de decisión local para todo y en todo.
El segundo bloque se agrupaba más en torno a los intereses del foxismo, que al sanitarismo panista. Julio Frenk lo representa muy bien. Para ellos, la agenda coincide con la “reforma sistémica” de la organización del Sistema Nacional de Salud y es resplaldada, por ejemplo, por la COPARMEX en sus Propuestas de la Coparmex 2000-2010. Ella fue emprendida por el Dr. Soberón, primero como secretario de Salud y luego desde la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud). Según Excelsior, Soberón fue uno de los aportantes a la campaña de Fox con recursos del fondo Nestlé. Por su parte, Frenk fue Vicepresidente Ejecutivo de Economía y Salud de la propia Funsalud hasta 1998.
Frenk, que ha declarado más que Tena, reflexiona la agenda del gobierno entrante desde los análisis, estudios e investigaciones que se contienen en los World Health Report 1999 y 2000 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el último de ellos, se facilita una curiosa viñeta que, creo, aclara el entramado visual de esas reformas sistemicas y su agenda. La OMS percibe la sonora presencia de un lenguaje militar en la operación de los dispositivos sanitarios: “rifle”, “frente”, “ejércitos”, “cerco”, “campañas, “oficinas de campo”, entre otros. Y afirma con convicción: pero esos soldados necesitan un general; alguien dotado de la panorámica conjunta del “teatro de operaciones”. Un “ejército” debe saber cómo moverse. Alguien está llamado a señalar por dónde avanzar y como establecer prioridades. Ese general es el convocado a iluminar, desde su saber experto, el proceso de las reformas. Su mejor herramienta es una renovada y moderna Secretaría de Salud con capacidad de interlocución directa con las autoridades hacendarias, los donadores y el entero haz de actores que participan del universo de la salud.
Me imagino que el “diálogo” entre estos dos bloques para conformar una agenda integrada debería haber demandado bastante trabajo y tiempo. Desafortunadamente, si algo falta a cualquier gobierno, es justamente eso: tiempo.
Y a los tecnocrátas del foxismo sanitario, la agenda de la “reforma financiera” del sector se les agotó muy pronto, mientras que las iniciativas del primer bloque de voces, aquellas que contenían la agenda del “sanitarismo panista”, quedaron virtualmente silenciadas. No se las escucha por ningún lado. Ni siquiera en la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), con la que el gobierno del “cambio” premió al Dr.Carlos Tena, quién fuera el secretario de Salud de Guanajuato bajo la gubernatura de Vicente Fox Quesada.
1 Entrevista a Gustavo Leal. Masiosare, Suplemento Dominical de La Jornada, 10 de septiembre, 2000.
He respondido que, por su puesto que sí. Pero que primero hay que identificar a los emisores. Que las políticas nunca flotan en el vacío, siempre están encarnadas y se hacen, como diría el Dante con “seres que pudieran acabar en el infierno”. En el equipo foxista se recortaban claramente dos bloques muy bien definidos.
El primero lo constituyen Carlos Flores y los secretarios de salud panistas. Ellos, en particular, por su compenetración cotidiana con el país real y sus vivencias sanitarias, contaban también con el apoyo técnico y conocimiento de secretarios de salud de otros partidos. Son los que están en el día a día: los que desayunan con el enviado presupuestal de la SHCP, comen con el gobernador y los representantes de la Contraloría y la Secretaría de Comercio. Trabajan toda la tarde y hasta bien entrada la noche con su staff: jefes de las jurisdicciones sanitarias, coordinadores municipales, delegados del IMSS e ISSSTE y, cada vez con más frecuencia, ONG’s, representantes del sector privado y organizaciones ciudadanas. Casi todos son médicos con alguna especialización, aunque no siempre en salud pública. Ellos son el “frente”, el “ejército”, la “línea de golpeo”. Son los operadores. Su agenda es el proceso descentralización de los servicios de salud a población abierta, diseñada desde el centro por Ernesto Zedillo, Luis Téllez, Juan Ramón de la Fuente y Javier Bonilla Castañeda. En mi opinión, Carlos Tena resumía con fidelidad su sentir. Por ejemplo, llegó a declarar que la SSA debe acabar de “soltar” a los estados en su capacidad de decisión local para todo y en todo.
El segundo bloque se agrupaba más en torno a los intereses del foxismo, que al sanitarismo panista. Julio Frenk lo representa muy bien. Para ellos, la agenda coincide con la “reforma sistémica” de la organización del Sistema Nacional de Salud y es resplaldada, por ejemplo, por la COPARMEX en sus Propuestas de la Coparmex 2000-2010. Ella fue emprendida por el Dr. Soberón, primero como secretario de Salud y luego desde la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud). Según Excelsior, Soberón fue uno de los aportantes a la campaña de Fox con recursos del fondo Nestlé. Por su parte, Frenk fue Vicepresidente Ejecutivo de Economía y Salud de la propia Funsalud hasta 1998.
Frenk, que ha declarado más que Tena, reflexiona la agenda del gobierno entrante desde los análisis, estudios e investigaciones que se contienen en los World Health Report 1999 y 2000 de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el último de ellos, se facilita una curiosa viñeta que, creo, aclara el entramado visual de esas reformas sistemicas y su agenda. La OMS percibe la sonora presencia de un lenguaje militar en la operación de los dispositivos sanitarios: “rifle”, “frente”, “ejércitos”, “cerco”, “campañas, “oficinas de campo”, entre otros. Y afirma con convicción: pero esos soldados necesitan un general; alguien dotado de la panorámica conjunta del “teatro de operaciones”. Un “ejército” debe saber cómo moverse. Alguien está llamado a señalar por dónde avanzar y como establecer prioridades. Ese general es el convocado a iluminar, desde su saber experto, el proceso de las reformas. Su mejor herramienta es una renovada y moderna Secretaría de Salud con capacidad de interlocución directa con las autoridades hacendarias, los donadores y el entero haz de actores que participan del universo de la salud.
Me imagino que el “diálogo” entre estos dos bloques para conformar una agenda integrada debería haber demandado bastante trabajo y tiempo. Desafortunadamente, si algo falta a cualquier gobierno, es justamente eso: tiempo.
Y a los tecnocrátas del foxismo sanitario, la agenda de la “reforma financiera” del sector se les agotó muy pronto, mientras que las iniciativas del primer bloque de voces, aquellas que contenían la agenda del “sanitarismo panista”, quedaron virtualmente silenciadas. No se las escucha por ningún lado. Ni siquiera en la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED), con la que el gobierno del “cambio” premió al Dr.Carlos Tena, quién fuera el secretario de Salud de Guanajuato bajo la gubernatura de Vicente Fox Quesada.
* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
1 Entrevista a Gustavo Leal. Masiosare, Suplemento Dominical de La Jornada, 10 de septiembre, 2000.