Por Karen Cervantes
Twitter/Instagram: ikarenpau

“Quédate quieto y en silencio para escuchar al
sabio que llevas dentro, el que tiene siglos,
no años como tu cuerpo. Por eso está más allá
de tus caprichosas medidas, de los prejuicios
que provoca el miedo…”
Facundo Cabral

Quédate con ese instante, que por muy efímero, hizo que la realidad pareciera fantasía por un segundo.

Quédate con las palabras, esas que calaron hasta el alma, y que al recordarlas un frío te recorre toda la espalda.

Quédate, no con lo que gritaste sin pensar, sino con el silencio que dijo más que todas las palabras juntas.

Quédate, con lo que te estremece, con lo que te hizo tocar el cielo, porque la piel no la eriza cualquiera.

Quédate hasta el amanecer porque en el desvelo encontraste un par de sueños perdidos.

Quédate con cada punto, cada coma, cada espacio y cada letra de aquella carta porque durante ese instante alcanzaste la eternidad.

Quédate con ese lugar, donde todo comenzó, donde no había vacíos, donde todo se llenó de vida, a donde regresarías una y mil veces más.

Quédate sin nada, porque lo diste todo sin reservas.

Quédate con el desvarío, que perder la cabeza nunca había valido tanto la pena.

Quédate con los versos que se te escaparon, ¿para que los querías guardados consumiéndote?

Quédate con lo que te desborda, con la pasión, es allí donde tu esencia está escondida.

Quédate con las batallas, con las cicatrices, enorgullécete de ellas.

Quédate con un poquito de eso que aún te duele, porque así vas encontrando fortaleza.
Quédate con el “te quiero” que te costó mil mundos decirlo, los te amo vacíos los encuentras por doquier.

Quédate con lo que cuenta.

Quédate y que el pasado se lleve todo lo demás.

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