La Secretaría de Salud, DOIHI y el HRAEI
La corrupción perfecta
Valentín Cardona
Segunda parte
21 de febrero de 2014
En las páginas de internet de las empresas que forman el “consorcio” que tiene como fin la explotación del Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI), se promueven sus grupos de trabajo en un clima ideal, en una situación perfecta, todo el mundo que labora con ellos lo hace feliz y contento, una historia real de Alicia en el país de las maravillas.
A pesar de que Constructora y Edificadora, GÍA+A, S.A. de C.V., Assignia Infraestructuras, S.A. y Eductrade, S.A., son socios del hospital, el clima de trabajo en el HRAEI es como de terror.
Personal de diversas áreas del hospital coincide en que el mal está en la cabeza, en la toma de decisiones y en que poco después de su inauguración, Heberto Arboleya Casanova cambió la política en los mandos altos y medios: los más capaces fueron sustituidos por los más influyentes o los más arrastrados, así de simple.
A los oídos y las manos del director Heberto Arboleya Casanova han llegado innumerables quejas y documentos valiosos de personal inconforme o que simplemente quiere aportar sus ideas, pero Arboleya Casanova parece que vive en otro planeta. Al señor no le importa el clima laboral, solo ve números. Aunque parece que quien lleva los hilos del hospital es Alma Rosa Sánchez, la directora médica de oscuro pasado en hospital Juárez de México y quien al paso por los pasillos del HRAEI deja un tufo a azufre. Dicen que es el mismísimo demonio.
Para la mayoría de los trabajadores del hospital el mal clima laboral “impacta en la atención directa a los pacientes”; el nulo conocimiento, la mala toma de decisiones y la poca asertividad en los mandos medios “transforma y desvía el concepto de lo que es un tercer nivel de atención”.
El acoso laboral y el hostigamiento son una constante, muchos han tenido que renunciar. Alguien recuerda que hará como tres meses, un químico fue obligado a renunciar “estuvo secuestrado 8 horas por sus mandos medios en complicidad con el director y al final lograron su objetivo, renunció”.
El personal de enfermería coincide: “con ese tipo de liderazgo el personal se siente cansado, trabaja de manera conformista porque no te puedes proyectar, no puedes opinar, no figuras, no tienes oportunidad de desarrollar tus conocimientos, porque a los directivos no se les hace una especialidad importante o no les caes bien o no les gustas, la jefe de enfermería ha marcado ese tipo de diferencias, hasta si porque eres bonita o flaquita…”.
Salen los nombres de Reyna Rosas, Claudia del Rocío García, Irma Patricia Ayón, Esther Sánchez, Alma Rosa Sánchez y Nicolas Santiago, entre otros. De ellos se cuentan historias como de ultratumba, pero destacan que desconocen sus cargos por nombramiento y por funciones. Lejos de ser líderes que convencen, dicen, son líderes que imponen, con trayectorias preocupantes y muy pobres en otros hospitales del estado de México.
Por ejemplo, Claudia del Rocío solo tiene nivel técnico y ejerce funciones de personal de confianza, tiene plaza de enfermera general titulada A y se ostenta como coordinadora del cuidado, es trabajadora basificada pero ejerce funciones de confianza, “es base y confianza al mismo tiempo…”. Y como Claudia, muchos de los mandos medios ejercen a su antojo el puesto, “como el otorgamiento de funciones a personas que no cubren el requisito mínimo de contratación, como es la licenciatura en enfermería, sin cubrir estos requisitos se ostentan como coordinadores, supervisores y eso es preocupante porque carecen del conocimiento y experiencia para dirigir grupos de trabajo”.
El desabasto
Si en materia laboral el hospital está por los suelos, en materia de medicamentos e insumos todas las áreas atraviesan por momentos muy críticos, por ejemplo, no hay soluciones parentenales básicas que se usan para la infusión de los pacientes ni soluciones salinas en todas sus presentaciones ni catéteres periféricos ni material de curación. Los trabajadores calculan estar en un abasto del 30 por ciento cuando mucho y por eso incluso en “áreas críticas, como terapia intensiva, “se solicita a los familiares que compren los medicamentos y todo lo que se requiera para la atención de su paciente”.
En la clínica de heridas no hay nada, todo absolutamente todo se le pide al paciente, es una clínica, explican, “de terapia alternativa para cuando hay daños en la piel, pie diabético ulcera por presión, una herida quirúrgica infectada, etc. Algunas cosas las tienen que fabricar los familiares, como las almohadas para prominencias oseas…, se trabaja con donaciones de laboratorios o hasta del mismo dinero que ponemos de nuestra bolsa para cumplir con el objetivo de la clínica: ser resolutivos…”.
Médicos y enfermeros cuentan que la Secretaría de Salud debería comprar todos los insumos y medicamentos, y afirman que gran parte del presupuesto se va a pagarle la renta al inversionista proveedor (IP) –DOIHI- y lo que queda es insuficiente para cubrir los gastos primarios del hospital. “Al IP le importa poco o nada la calidad de la atención o si hay o no insumos y medicamentos; mientras se le pague la renta, ellos son felices”.
Para los trabajadores, “las instalaciones son del IP, el personal somos de la SS, y a pesar de que los pacientes pagan una cuota al entrar, las condiciones en que se encuentra en HRAEI son desastrosas e insuficientes; se difieren procedimientos porque no hay insumos y no hay personal capacitado y no saben ni que pedir…, un medicamento que se debió poner a las 10 horas, se pone mucho después por un procedimiento tortuoso entre el hospital y el IP”.
Explican: “el inversionista proveedor no está respondiendo a las necesidades del personal de la SS ni de los pacientes, que son los afectados porque todo se desfasa, al no responder el IP en medicamentos insumos y equipos se desfasa todo…, hay un problema en el contrato, porque no se especifica quien tiene que dar tal o cual cosa, por ejemplo jeringas o gasas, si lo tiene que dar el IP, el hospital o la Secretaría…, y ahí hay una pelea tremenda porque el IP dice yo no, la Secretaría dice yo no y el hospital dice yo no…, y finalmente quien la lleva es el paciente”.
Capacitación
En materia de capacitación las cosas en el hospital son selectivas. Se apoyan a los amigos, recomendados y a todos con quienes los mandos medios sostienen reuniones de carácter social y festejos que merman el tiempo efectivo de trabajo. “incluso en horas de trabajo se salen a lugares cercanos a la zona a consumir alimentos, a festejar, e reunirse con fines que distan mucho con los fines que son la atención al paciente”.
Se trata, dicen los trabajadores, de una clase privilegiada acreedora al otorgamiento de las plazas y la profesionalización, “son un grupo pequeño, una élite que ha estado en constante capacitación, porque tiene la ventaja de caerle bien a los jefes…, trabajan bajo la premisa de no tener descansos para el personal operativo cuando muchos gozan de descansos fijos, como la enfermera Claudia del Rocío García, el licenciado Cuauhtémoc, Rosa Cervantes y Felicitas Martínez”, entre otros.
La problemática existe en todas la áreas, cuando los trabajadores piden capacitación son víctimas de acoso laboral, “existe una violación sistemática a las garantías individuales y colectivas de los trabajadores”, los jefes de las áreas médicas o de las áreas clínicas les piden su renuncia “para quedarse con la plaza y otorgarlas a sus recomendados”. Como ejemplo citan al doctor Puga, “que está siendo acosado”, y al médico intensivista Enrique Enríquez, y que se dirigía con su jefe inmediato el doctor Adrián Gazca, quien le dijo “pues la única solución que tenemos a la problemática es tu renuncia”, y en efecto, Enríquez renunció al hospital.
Los trabajadores también piden “una jornada acumulada de trabajo”, pedimento negado rotundamente por el director pero si otorgado para casos muy específicos, como para los favoritos del área médica y de enfermería.
El secretario general del sindicato en el hospital sintetiza: “se quedaron acostumbrados a mantener el poder bajo la premisa de ‘cumples o te vas al terminar tu contrato’, pero llega el sindicato con la perspectiva de beneficiar al hospital y ellos no comparten la idea de flexibilizar esta postura, ellos mantienen la postura de yo tengo el poder, yo tomo las decisiones y aquí se hace lo que yo digo y como yo lo digo”.
Dice Fabián Infante, “el sindicato les marca los errores y les dice que ya no pueden seguir manejando las cosas como las venían manejando, que si en algún momento debían concentrar el poder y manejar las decisiones de manera unilateral ya no es el momento. Lo que les está costando trabajo es soltar esos hilos, muchos de ellos tienen trayectorias conocidas, como Sánchez Conejo en el Hospital Juárez, una historia de confrontación directa con el sindicato nacional, y están acostumbradas a eso, al choque, a la pelea, si no se hace lo que ellos dicen están dispuestos a todo y eso es lo peligroso”.
Para Fabian Infante, representante del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud en el HRAEI, un punto central para terminar con muchos problemas en el hospital y para lograr el fin de otorgar una atención de calidad a los pacientes, consiste en que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público otorgue a la brevedad mayor presupuesto a la Secretaría de Salud, para que esta, a su vez, inicie la liberación de plazas de nueva creación para su hospital.