Gustavo Leal Fernández

Al finalizar su campaña, tras semanas de protestas del YoSoy132 contra su persona, Peña Nieto asumió que en el México que “queremos no tendrá cabida la impunidad: es hora de romper con el pasado”. También exigió a los priístas “no defraudar a los ciudadanos” y a sus funcionarios “actuar con honestidad”.   

Días después reconoció haber registrado “qué es lo que espera la gente del nuevo PRI”, prometiendo rodearse de colaboradores “a la altura de la expectativa, el reto, capacidad probada, prestigio profesional y personal; honorabilidad y talento para asumir las tareas de Estado”. 

YoSoy132 le había dirigido algunos potentes petardos en aquél histórico debate del que se ausentó. Le cuestionaron: “¿en lugar de vales para medicinas ¿por qué no dotan de medicinas a las farmacias institucionales” (Reforma, 21.6)?

¿Cómo pudo atreverse Peña a ofrecer “romper” con el pasado, cuando en materia de salud y seguridad social repitió -indolentemente- durante más de un año la “agenda” impuesta por un tecnócrata de ese “pasado”: Santiago Levy? El mini combo de seguridad social universal que suma cuatro derechos “exigibles”: acceso “real” a la salud, seguro de desempleo temporal, pensión para el retiro y seguro de invalidez.

Levy destaca entre los “colaboradores” que no se ajustan al perfil de los que “espera la gente” y es corresponsable -con los panistas- del estado en que recibe ahora Peña los servicios de la seguridad social.

Su programa PROGRESA (1997) -rebautizado por los foxistas como OPORTUNIDADES (2002)-, nunca alivió la pobreza creando “capital humano” para una “mejor” inserción de las siguientes generaciones en el mercado de trabajo.

En diciembre del 2000, traicionando el mandato del “cambio”, Fox lo designó al frente del IMSS. Cinco años después, fue penosamente relevado legando una estela funesta: la peor situación financiera y de recursos de que se tenga memoria, acompañada y una escandalosa campaña de desprestigio sobre el activo más relevante: sus trabajadores.

Levy desoyó los pedidos de Fox para que mejorara los servicios. A cambio, fabricó el mito del peso del Régimen de Jubilaciones y Pensiones en las finanzas institucionales, mientras hundía la producción de servicios y la corrupción alcanzaba niveles insospechados. Hoy la norma son insoportables tiempos de espera y carencias insultantes.

Su fuga hacia adelante es el mini combo de seguridad social universal de Peña Nieto que contempla financiar con IVA generalizado a fármacos, alimentos y servicios “sin excepción”, desestructurando la integralidad de las prestaciones IMSS-ISSSTE.

¿Qué cuadro sindical enfrentará el neoreformismo priísta?

Contradiciendo los postulados panistas (S. Creel) sobre la cuestión sindical, Levy habría entregado a la dirigencia del SNTSS presuntas sumas millonarias (que pudieron beneficiar las arcas institucionales) vía las primas correspondientes a la compra de seguros de responsabilidad civil, automóviles y préstamos hipotecarios. Ahora será Peña quién deberá confirmar el dicho.

No constan aclaraciones de Molinar y Karam sobre este asunto. Tampoco se pronunciaron sobre un presunto cobro del secretario general, Valdemar Gutiérrez Fragoso, vinculado a la prima por la afiliación de trabajadores IMSS a la Afore XX1. Las denuncias contra Gutiérrez Fragoso también documentan la supuesta concesión de plazas a familiares.

Javier Lozano, desde la STyPS, permitió vía una “toma de nota adelantada”? -por primera vez en más de 60 años- que un secretario general ampliara su mandato hasta ¡2018! Por su parte, Gutiérrez Fragoso sancionó a miles de opositores y sepultó la vida “democrática” sindical.

El estado de salud de Gutiérrez Fragoso se tradujo en caos estatutario sin precedentes. Hoy día se ignora con qué “legalidad” puede convocarse a un Congreso sindical para sustituirlo.

Hay que agregar la magnitud del Contrato Colectivo de Trabajo. Según el Informe de Servicios Personales 2012: el IMSS dispone de 397 mil 378 plazas presupuestarias, 89.73 por ciento son de personal sindicalizado: base, sustitutos y médicos residentes (en su gran mayoría ubicado en la atención médica). Agréguese un 4.79 por ciento más de trabajadores de Confianza “B”. Ellos son sindicalizados que concursan por puestos de confianza: directivos de clínicas, hospitales, guarderías, puestos administrativos.

El Instituto reúne cuatro tipos de jubilados que corresponden a diferentes tramos de la negociación colectiva: 1966, 1988. 2005 y 2008.

El Contrato Colectivo de Trabajo es aplicable “a todos los contratados directamente por el IMSS y que desempeñan labores para el mismo, independientemente de su tipo de contratación”. Contiene 154 cláusulas permanentes, 34 transitorias, tabulador de sueldos con 336 categorías, seis tipos de jornada diaria y 162 niveles salariales, los profesiogramas de trabajo (actividades de cada categoría), catálogo de requisitos para ocupar las plazas, catálogo de las relaciones de mando y 26 reglamentos.

De entre ellos destaca el Reglamento Interior de Trabajo que incluye los derechos y obligaciones de los trabajadores, su forma de pago, estímulos por puntualidad, asistencia, eficiencia, superación y riesgos de trabajo.

El 12 de julio de 2012 Peña ofreció crear una Comisión Nacional Anticorrupción. Una de sus primeras tareas será establecer la responsabilidad de Levy, Molinar y Karam en los sobornos que pagó la firma Orthofix a funcionarios del IMSS de 2003 a 2010.

Peña debe también tener muy claro que el IMSS brinda más del cincuenta por ciento de la atención médica nacional con personal ampliamente calificado y dispuesto a defender sus derechos. Puede informarse con el propio Levy, quién -por su incompetencia- sufrió las movilizaciones sindicales más relevantes de los últimos 20 años.

Redacción: El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada, el sábado 21 de julio de 2012.

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