El México “ganador” de Calderón y la cúpula sindical del IMSS
Gustavo Leal Fernández
En octubre de 2006, un instantáneo Congreso Sindical celebrado en Morelia, Michoacán, entre protestas, enfrentamientos y gases lacrimógenos, “eligió” a Valdemar Gutiérrez Fragoso como secretario general del SNTSS para el período 2006-2010.
El veranillo democrático de la organización había terminado. Las imposiciones, represión, sanciones a granel, ampliación de período hasta el 2012y “reformas” estatutarias a modo, consolidaron una restauración neo-corporativa que -sin rendición de cuentas- “negocia” desde entonces a su arbitrio con el calderonismo el Contrato Colectivo de Trabajo más completo de América Latina -sacrificando vía AFORES a los trabajadores de nuevo ingreso- y subasta al mejor postor político la “representación” sindical para las obsesivamente acariciadas candidaturas electorales 2009.
A fines de 2006, Gutiérrez Fragoso se opuso reiteradamente a que el IMSS operara el Seguro Popular y oootra de las ocurrencias de campaña de Calderón: el “seguro” sólo para los recién nacidos o Seguro Popular petit.
Primero manifestó que el IMSS “no estaba en condiciones de formar parte del Seguro Popular, porque está saturado en sus servicios e incluso existen rezagos en infraestructura y personal”. Luego lo calificó como un “proyecto sexenal para justificar el uso de recursos federales, pero que no tiene cifras reales. No vamos a firmar un Convenio de colaboración para que sean afiliadas personas que no sean derechohabientes”.
Inmediatamente agregó que el Instituto “no tiene capacidad para cumplir con la promesa que hiciera Calderón de otorgar un seguro universal de salud para los niños que nacieron a partir del 1 de diciembre 2006. Pensar que el Seguro Social puede atender a esos beneficiarios sería una locura. Simplemente no se puede. Hablan de programas para atender pacientes con cáncer y no sabemos dónde los atienden, ni si esos pacientes serán cargados al IMSS”.
El Seguro Popular y el universal, remarcó, “son pura demagogia, populacheros y si se endilga al IMSS esta tarea, se colapsarán varias áreas médicas y decaerá peligrosamente la atención. Ambos seguros están en el aire y son pura demagogia porque no hay nada concreto. No se planearon bien”.
El 10 de enero de 2007, Molinar Horcasitas anunció que el IMSS “participará en la atención de los niños amparados por el Seguro Médico para una Nueva Generación, un gran paso en la construcción de una mejor seguridad social en el país. Para este esfuerzo se unen no solamente las instituciones federales y estatales de salud, sino también las privadas”. Y aclaró que la atención se proporcionaría por medio del Seguro Popular. Este enviaría casos debidamente identificados y acreditados. Los servicios que así otorgue el IMSS- remató “le serán pagados. No se afectará su operación”.
Seis días después la Unión Nacional de Trabajadores publicó un desplegado signado por su presidencia colegiada (Gutiérrez Fragoso, Hernández Juárez y Agustín Rodríguez) en el que en enfatizaba que el seguro calderonista para los recién nacidos “amenaza la viabilidad del IMSS, carece del sustento económico necesario y compromete su ya deteriorada situación financiera. Lejos de atender el diagnóstico sobre la crítica situación del IMSS, la Presidencia de la República añade una carga extra al Seguro Social”.
Sin embargo, treinta días después, “la locura” se transformó en cordura y Gutiérrez Fragoso aprobó la operación del Seguro Popular petit. El IMSS, sostuvo “recibirá 200 MP para brindar la atención: sólo 40 mil infantes, lo cual no representa una sobrecarga. “Ya bien explicado”, matizó, “y dicho como es, vemos que no genera problemas. El trabajo se repartirá en 300 clínicas. No hemos tenido la sobrecarga que pensábamos”.
Al día siguiente en Pachuca, Gutiérrez Fragoso criticó las políticas federales de salud y externó su inconformidad con el Seguro Popular, que debería “desaparecer” comentó “porque mientras se le incrementa el presupuesto, al IMSS se le disminuye”.
¿Puede sorprender que el 24 de diciembre de 2008 declarara que “consensamos con las secciones y se tomó el acuerdo de que el CEN apoye al PRI y nosotros pediremos dos diputaciones plurinominales” y que, sólo dos meses después, el PRD-Ortega le “prometiera” otra candidatura “a cambio de hacer campaña a favor del partido”?
¿Pude sorprender que -eliminado de la lista/Ortega- reapareciera en la del PRI para, finalmente (siguiendo los penosos pasos de Diódoro Carrasco y Benjamín González Roaro), aceptar “la mejor oferta” del PAN de Calderón amparado en la “democracia” de dedo que priva en su fantástico Consejo Sindical?
¿Cuándo consultó a los 378
mil trabajadores activos que le pagan cuotas por 243 MP anuales?
“Defender” la seguridad social para Gutiérrez Fragoso y su casta es vil demagogia subastable. Es una capa gestora de ambiciones huecas de poder. Las arañadas candidaturas son fusibles para su trapecista usufructo personal.
Afortunadamente, el SNTSS y sus trabajadores son más que ese antidemocrático CEN y dilatada estructura.
Además del compromiso para que su candidatura ejecute los acuerdos sindicato-PAN que “impulsen programas de salud como el Seguro Popular”, tal y como reveló Germán Martínez, el México panista “ganador” de Calderón sigue cumpliéndole al IMSS con desnaturalizados “representantes” sindicales diputados, finanzas y servicios a peor (Levy, Horcasitas y Karam) y un Seguro Popular petit en operación.
Y, sobre todo con la expectativa de usar electoralmente esa dilatada estructura sindical (a la Elba Esther Gordillo en el SNTE) y que su regresiva “reforma” laboral sea pronto votada por los diputados panistas, entre ellos, Gutiérrez Fragoso.
Redacción:
Este artículo de Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada, el sábado 18 de abril de 2009.