Por Linda Oliva
Twitter: @besostristes
Se nos va vida y media aferrándonos a casi todo. Nos aferramos a las personas, a las relaciones, al pasado, a los bienes materiales, a lugares, al dinero, al trabajo, entre otros. Y aunque sabemos que nada es para siempre, insistimos en agarrarnos fuerte de las personas, de las cosas y de la vida misma. Todo dura poco o mucho, pero siempre acaba.
Y cuando llega el inminente final nos cuesta tanto despegarnos, romper vínculos, deshacer lazos, olvidar. Entonces algunos, antes que soltar, prefieren dejar ir pedazos suyos junto con lo que se va. Pero tarde o temprano, aprendemos que en la vida una sola cosa es indispensable saber: hay que aprender a soltar. Porque aquel que sabe soltar, ya lo sabe todo.