La Raza:
Historias de negligencia e impunidad
Cuenta la leyenda que el hospital La Raza fue inaugurado simbólicamente el 12 de octubre de 1952, y que inició sus actividades oficiales el 10 de febrero de 1954, día en que se convirtió en el primer nosocomio construido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Desde entonces, su desarrollo ha sido objeto de múltiples festejos "memorables". Sin embargo, no todas las fechas en la vida de La Raza han sido de júbilo; la del 9 de septiembre de 1997 fue infausta. Esta es la historia: "¡Hay señorita!" -dice la señora Mercedes Martínez mirando fijamente a los ojos de la reportera-, ¡por un descuido, mi hijo quedó en estado vegetativo!. Y explica: ¡Como un bebe! Recuerda: "¿Como olvidar esa Navidad de 1989?". Platica: "Mi hijo, José Angel Romero, se encontraba conviviendo con toda la familia. Después de la cena; se fue a acostar por un fuerte dolor de cabeza, y así duró hasta las 6:00 de la mañana del día siguiente". Al amanecer, José Angel dijo a su madre: "Me siento mal, tengo un fuerte dolor de cabeza ya no lo aguanto". Fue entonces que doña Mercedes lo llevó con un médico particular que -dijo-, "sólo le calmo el dolor". Luego lo llevó al Hospital General de Zona número 68 del IMSS, en Ecatepec. Ahí, le realizaron estudios clínicos, que dieron como resultado "problemas de riñón". Desde entonces, José Angel visitaría por seis años consecutivos el hospital, "para ser dializado". Al paso de esos años, los médicos del HGZ 68 le "detectaron" malformaciones en los riñones y lo mandaron al Centro Médico Nacional La Raza. Ya en La Raza, fue atendido por el médico Vasalobre en el quinto piso del Hospital de Especialidades, quien le informó que sus riñones no funcionaban correctamente, y que tendría que ser intervenido quirúrgicamente. Ninguno de los siete hermanos de José Angel quisieron donarle un riñón, su madre, quién siempre lo acompañaba, decidió ser la donadora. El tiempo fue criminal para José Angel, pues tuvo que pasar más de un año para que a madre e hijo les realizaran los estudios correspondientes de compatibilidad. Finalmente, la señora Martínez, de 46 años de edad, fue internada un día antes de la operación. Por cierto, el último día que platicaría con su hijo adulto. José Angel Romero Carrillo esposo de doña Mercedes y Clara Moreno Hernández esposa de José Angel, sus tres hijos, así como sus amigos, esperaban con ansia el resultado de la operación. 9 de septiembre de 1997: A las 7:00 de la mañana, el doctor Angel Mario Castro Loaiza, jefe de la Unidad de Transplante, y el urólogo Martínez Caballero, se preparaban para la operación. Todos se encontraban listos; médicos, enfermeras y personal del quirófano -que se encuentra en el primer piso-, recibieron, a las ocho de la mañana a madre e hijo. Eran como las cinco de la tarde cuando ambos pacientes salieron de cirugía, la señora Martínez fue llevada al piso 3, mientras que José Angel, era conducido al noveno piso. Doña Mercedes recuerda con frescura las palabras de los médicos: "La operación fue todo un éxito". Le dijeron. 11 de septiembre de 1997: "Yo me sentía muy bien, muy alegre, pero había algo dentro de mi, una sensación muy rara que no me dejaba estar, sólo pensaba en él -en su hijo-. La enfermera -explica-, entraba y salía de mi cuarto e insistía en que durmiera; pero todo era imposible", dice la señora Martínez a la reportera. Se enoja: "Exigí ver a mi hijo", y agrega: "Pero me daban vueltas y vueltas. Hasta que por fin me autorizaron". Relata: "Iba a la entrada del noveno piso, cuando me dijeron que mi hijo José Angel había sufrido un paro cardiorespiratorio y como consecuencia, dejaría de ser un adulto; se convertiría en un niño que ahora sólo sabe pronunciar: Maaamá, Mechhhee". Mercedes Martínez asegura que el doctor Rivera le dijo que su hijo había gritado: "¡Me siento mal!", y que no le hicieron caso". Argumenta: "Si le hubieran puesto atención, otra cosa fuera". Acusa: "Fue negligencia médica". LA TERAPIA MORTAL Después, José Angel, inconsciente, fue llevado a terapia intensiva donde los doctores aseguraban a su madre que si vivía quedaría mal de la cabeza. Ahí lo entubaron y le dañaron la mandíbula, y para su mayor desgracia sólo estuvo una semana; "porque terapia intensiva, estaba contaminada con una infección peligrosa para José Angel". Así regreso al noveno piso. De acuerdo con la señora Mercedes, los doctores le explicaron que el paro cardiorespiratorio se debió "a que mi riñón entró funcionando a toda su potencia, pero que él no resistió ". Sin embargo un documento expedido por el doctor Castro Loaiza fechado el 24 de julio de 1998, dice: "Paciente masculino de 33 años de edad postoperado de trasplante renal de donador vivo relacionado, el 9 de septiembre de 1997, durante su estancia presenta paro cardiorespiratorio revertido con manejo médico. Sin embargo presenta lesión cerebral anoxoisquémica e infección en vías urinarias de repetición". José Angel duro dos días mas inconsciente, y cuando despertó, sus reacciones no eran como la de cualquier otra persona. Así permaneció en el Centro Medico Nacional La Raza entre curaciones y rehabilitaciones, hasta que en abril de 1998 lo dieron de alta. La señora Mercedes y su esposo todavía no pueden creer lo ocurrido. Ella siente "estar soñando", mientras, que su esposo "se encuentra desesperado". Doña Mercedes comenta que su hijo, "ya no es aquel hombre, que caminaba muy aprisa por las mañanas dirigiéndose a la casa de materiales, por Venta de Carpio, sino un niño a quien tiene que licuarle las comidas y cuidarlo para el cambio de pañales. Por si fuera poco, la esposa de José Angel lo demandó por una pensión alimenticia, para sus hijos, pero al saber los abogados su estado de salud optaron por quitarle más de la mitad de su pensión que le otorga el Instituto Mexicano del Seguro Social. EL REGRESO En la actualidad, el Hospital de Especialidades está comprendido, por doce niveles, y funge como directora la Dra. Alicia Graef Sánchez, y Eduardo Ponce Becerril como subdirector administrativo. Ambos, tienen otra vez un viejo huésped: José Angel Romero, con el inolvidable número de afiliación 15826002751M65. Dice doña Mercedes a Imagen Médica: "Ya estamos otra vez de regreso; tenía miedo que lo trajeran aquí". Después de su negro despertar, José Angel ingresó el 14 de febrero de 2001 por una infección en las vías urinarias, que según doña Mercedes; "no le habían detectado desde junio del año pasado, a pesar de los estudios que le realizaron". Explica: "Fue hasta que volví a verlo mal y lo traje". Hoy, el estado de salud de José Angel es malo. De acuerdo con los informes vertidos a su madre; "tiene diabetes y una infección que probablemente venga desde que pasó por terapia intensiva". Lo cierto es que la salud de José Angel empeora. El único riñón que tiene servible, está dejando de funcionar lentamente. Doña Mercedes, quien lo cuida noche y día, dice: "Mi hijo es un ser humano, aunque no este bien de la cabeza, deben tratarlo bien". Sentencia: "Deben tratarlos bien, y atenderlos bien. ¡No descuidarlos! Porque ahora fue mi hijo: Mañana; quien sabe". |