Corría diciembre de 2003. "¿Le gustaría proteger a su hijo contra la diarrea y las infecciones gastrointestinales? ¡Aquí le ponemos la vacuna!", invitó una enfermera a la señora Rosa B. cuando llegó con su bebé al centro de salud del popular barrio de "San Juanico" -población del municipio de Tlalnepantla, estado de México y que tiene por nombre San Juan Ixhuastepec.
"Sí", respondió la mamá sin pensarlo. Bueno -le refirió la enfermera-, pero antes, "fírmeme estas hojitas, de las que le voy a dar su copia para que la guarde y la lea en su casa"; y le extendió unas cuatro o cinco hojas engrapadas.
La madre advirtió que la primera hoja se titulaba "información al participante", y mencionaba algo sobre "seguridad". Otra de más atrás decía "consentimiento informado". También recuerda que leyó que en realidad se trataba de la "prueba" de una vacuna contra rotavirus, cuyo objetivo era ver si después de la aplicación en doble dosis resultaba "segura" para los niños.
Sintió miedo y abrazó a su bebé. Luego, pidió a la enfermera que le permitiera las hojas para llevárselas a su casa para que las leyera su esposo y, en su caso, le autorizara vacunar al bebé porque le dijo, "es de los dos". El rostro de aquella enfermera se transformó, pero contuvo su enojo, "no se las puedo dar, mejor traiga a su esposo y aquí les explicamos", le dijo. Acto seguido la cazadora de bebés se fue no sin antes regañarla y tratarla de convencer, "¡entienda!, la vacuna es muy buena, con esto, ¡ya no le dará diarrea a su bebé!".
Rosa B. acudió al centro de salud porque su bebé estaba "acatarrado", en la hora y media que estuvo en el lugar pudo observar como esa y otra enfermera aguardaban ansiosas, a la entrada, la llegada de madres con sus bebés. Pero cambiaron la estrategia, bajo la misma premisa de "proteger" a los niños contra la diarrea, tres bebés fueron "vacunados" y después las tres madres recibieron la copia de los documentos ya firmados.
Rosa B. preguntó a una de las mamás: ¿Qué le dijeron? — "que es una vacuna muy buena contra la diarrea". ¿Lo vacunaron? — "sí, le dieron unas gotitas". Al ver de nuevo los documentos Rosa B. se dio cuenta de algo que le pareció insólito: el "consentimiento escrito" estaba firmado por dos "testigos". ¿Quiénes fueron los testigos? Le repreguntó — "pus dos de ‘ai’ mismo". ¿Ya leyó todo?, insistió — no, no sé leer.
En enero y febrero del año que corre Imagen Médica recogió el testimonio de una veintena de mamás cuyos bebés fueron sometidos al experimento en diversas clínicas y hospitales del sector salud del Distrito Federal y del estado de México, todas coincidieron en señalar que aceptaron la "vacunación" de sus hijos bajo la argucia de que era "para prevenir la diarrea". En los más de los casos, el nivel socioeconómico y cultural de las personas entrevistadas se ubicó en el bajo.
En el mismo lapso, Imagen Médica ha entrevistado también a algunos de los "investigadores principales" del proyecto que GSK desarrolla en México en cinco lugares: el Instituto de Salud del Estado de México (ISEM); los Servicios de Salud de los estados de Morelos y Durango; el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y el Instituto Nacional de Pediatría (INP).
Desde ya, los operadores del proyecto GSK aseguran que se rigen y guían por los más altos estándares de "ética" y en las "buenas" prácticas clínicas de investigación. Por su parte, representantes de GSK dicen que las instituciones mexicanas que participan son de "talla mundial", y que se encuentran "comprometidas para que el desarrollo del proyecto sea exitoso".
Y no cabe duda, en busca del éxito GSK estableció la meta de vacunar a 60 mil niños en 12 países latinoamericanos, la cuota fijada para México fue de 12 mil bebés. Según lo establecido, tocaría a cada una de las cinco instituciones escogidas en México la cantidad de dos mil 400 niños, pero en el INP se pretende llegar a la cifra de tres mil 100 el 29 de febrero. Hasta la fecha, y según las información derivada de las entrevistas suman unos 9 mil los bebés "vacunados".
Les corre prisa, pues el proyecto Glaxo raya en el peligro. Sí, información proporcionada a Imagen Médica indica que tan sólo en Pediatría -del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS- de los primeros 700 bebés vacunados dos presentaron invaginación -una obstrucción intestinal ‘potencialmente mortal’ asociada a la vacunación y que detuvo una vacuna de Wyett en 1999 por haber superado los casos de invaginación aceptados clínicamente que son de dos por cada 10 mil bebés vacunados-.
Además, se cuenta con reportes de bebés invaginados en Morelos, Durango y en el INP.
Pero "comprometidos" como están con el proyecto de GSK, los responsables mexicanos ya empiezan a buscar salidas al tamaño problema, "que los casos no están asociados a la vacuna", o "que están dentro de las cifras normales de invaginación sin vacuna", dicen entre otras cosas.
Supuestamente, el proyecto GSK se encuentra vigilado por la Food and Drug Administratión (FDA), por sus siglas en inglés, por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), entre otros organismos internacionales que auspician, alientan y "están interesados" en que la vacuna contra el rotavirus de GSK "sea exitosa", porque "están consientes de la necesidad de una vacuna contra este virus".
"Cazadores de bebés" se presentará en varias partes y las versiones de todos los actores involucrados en el proyecto GSK y que han brindado su testimonio a Imagen Médica tendrán cabida.
I. EL ENGAÑO
"¿Qué hacer para proteger a tu bebé contra la diarrea por Rotavirus?", reza un cartelón publicitario tipo poster pegado en paredes y puertas de algunos centros hospitalarios del Distrito Federal y del estado de México que de manera feroz "reclutan" bebés para ser sometidos a una vacuna experimental contra el virus que promueve la segunda multinacional farmacéutica más poderosa sobre la tierra: GlaxoSmithKline (GSK) división Biologicals .
Bajo el engaño de "vacunar" a los bebés contra la "diarrea y algunas enfermedades gastrointestinales", y utilizando la infraestructura del sector salud, un ejército de médicos, enfermeras y personal afín literalmente al servicio de GSK amparados por un "Comité de Ética" y un "investigador principal", miles de madres mexicanas han sido sorprendidas y sus bebés sometidos al experimento que tiene por objeto "proveer a las autoridades de la Secretaría de Salud (SSa) la información necesaria que requieren para poder determinar la autorización de la expedición de la vacuna a nivel nacional y como producto comercial".
Pero GSK no va sólo a la cacería de bebés, pues otro gigante, Merck Sharp & Dohme (MSD) le disputa la preciada carne. La guerra es abierta y se vale de todo con tal de "salir" primero al mercado.
Bajo el protocolo 444563/023 GSK prueba su vacuna Rotarix TM basada en rotavirus humano atenuado en un estudio "fase III doble ciego, randomizado, controlado con placebo, en múltiples países y centros, para valorar la eficacia, seguridad e inmunogenicidad de dos dosis de vacuna oral…"; según la "hoja de información al participante", la vacuna se prueba en 40 mil lactantes sanos en diferentes países de Latinoamérica.
MSD prueba la "seguridad y eficacia" de RotaTec MR , su vacuna "recombinante pentavalente (G1, G2, G3, G4 y P1)" elaborada por una "cruza de diferentes tipos de rotavirus de vaca y rotavirus humano", aplicando tres dosis orales con placebo a bebés saludables al amparo del protocolo 006/03.
Según documentos de MSD, la vacuna es probada en 60 mil niños de los Estados Unidos, Finlandia y "otros países", y es auspiciada y elaborada por Merck&Co., Inc. El costo de la investigación en México es patrocinado por Merck Sharp & Dohme de México, S.A. de C.V.
Ambos gigantes responden a "¿qué hacer para proteger a tu bebé contra la diarrea por Rotavirus?". GSK: "… El tratamiento para esta enfermedad consiste en hidratar a los niños por vía oral o intravenosa, no hay un tratamiento específico disponible contra el virus. No existe a la fecha, una vacuna para el rotavirus".
MSD: "… En la actualidad, el único tratamiento para el rotavirus son los líquidos. No existen otras vacunas disponibles para evitarlo, y no existen antibióticos que maten al germen del rotavirus".
Y paradójicamente ambas trasnacionales farmacéuticas venden su experimento basados precisamente en el engaño a las mamás diciéndoles que es "una vacuna contra el rotavirus o para que ya no les de diarrea a sus bebés".
Ya en el colmo, hay quienes anuncian la compra de la vacuna contra el rotavirus. Es el caso del titular del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia , Romeo S. Rodríguez Suárez.
En efecto, apenas el jueves 19 último, y en el marco del anuncio del inicio de la primera semana nacional de vacunación 2004 -en la que se aplicarán 14 millones de dosis-, Rodríguez Suárez anunció agitado que la Ssa "adelantándose a las necesidades de los niños mexicanos, ya tiene en mente la adquisición de la vacuna contra el rotavirus".
El anuncio de la compra de la vacuna que "no existe" podría no ser casual, pues según José Ignacio Santos Preciado, director del Hospital Infantil de México "Federico Gómez" (HIMFG), Rodríguez Suárez todavía es el "investigador principal" de una vacuna experimental contra rotavirus que MSD prueba en México al mismo estilo que GSK y que se realizó en el HIMFG poco antes de que Rodríguez Suárez dejara la dirección 10 años después de haberla asumido.
Tan oscuro y secreto es el proyecto MSD, que ni el mismo Santos Preciado -que se encumbró en la dirección del HIMFG el 12 de enero último- sabe a ciencia cierta cómo, quién o por qué MSD llegó con su proyecto al hospital y mucho menos por qué se aplicó la "vacuna" a sólo 100 bebés.
Continuará…