Como a las 9 de la noche con 20 minutos del 4 de agosto, comenzó la discusión de la minuta con proyecto de decreto para reformar los artículos 277 D y 286 K de la Ley del Seguro Social, Serafín Ríos Álvarez, senador del PRD, presentó al pleno una “moción suspensiva”, con el objeto de suspender la discusión y que la Comisión de Jubilados y Pensionados del Senado, que él preside, tomara parte en el análisis de la minuta.
Dijo Ríos Álvarez que la competencia de su comisión era “evidente” y alegó que había hecho la solicitud respectiva en términos legales el 3 de agosto de 2004, acusó, además, que se había hecho “caso omiso” sobre la ampliación de turno, lo cual, concluyó, “da lugar a que se obsequie el turno, y se reponga el procedimiento”.
Enrique Jacksón Ramírez, el presidente del Senado abrió el debate, y para iniciarlo, se inscribieron dos senadores. El panista César Jaúregui Robles, para impugnar; y el priísta Carlos Rojas Gutiérrez para hablar en pro de la moción.
Dijeran lo que dijeran ambos senadores, la decisión de aceptar o no la moción suspensiva, recaería sobre el pleno a través de una simple “votación económica”, y así sucedió. La moción se desechó en votación económica gracias a la aplanadora del PRIAN.
Sin embargo y por considerarlo de interés para nuestros lectores, Imagen Médica reproduce la intervención del senador Rojas Gutiérrez:
— Yo vengo a apoyar la moción suspensiva propuesta por nuestro compañero senador Serafín Ríos, porque me parece que este es una buena oportunidad que tenemos aquí en el Congreso, aquí en el Senado de la República, para demostrar que nuestra capacidad de diálogo, nuestra voluntad para que no sean por los caminos torcidos por donde encontremos las respuestas a los problemas que tiene el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Entonces, permítanme algunas consideraciones.
El Instituto Mexicano del Seguro Social es un organismo público de un enorme valor e importancia para los mexicanos. Desde su creación ha sido determinante en el mejoramiento de la calidad de vida de la población.
El IMSS, es una organización ejemplar que atiende a través de los múltiples recursos que ofrece a más de la mitad de la población nacional y tiene como el mayor de sus activos el trabajo comprometido y sensible de miles de médicos, enfermeras y trabajadores administrativos que cuidan de la salud de la gente. El IMSS es y debe seguir siendo motivo de orgullo para todos nosotros.
En consecuencia, estamos obligados a preservar y fortalecerlo; ello significa que los proyectos para transformarlo seamos cuidadosos para que no se pierdan sus objetivos, para que se preserven sus principios. Tenemos, pues, la obligación de actuar con responsabilidad para que en los cambios no vaya a extraviarse su razón de ser.
La reforma que hoy se discute en esta Cámara ha suscitado un intenso debate nacional; hay opiniones de destacados juristas, que nos han señalado que si se aprueba la reforma en los términos propuestos, se va a incurrir en un problema de legalidad.
El Artículo 123 de la Constitución señala con toda claridad las bases conforme a las cuales el Congreso de la Unión puede expedir leyes sobre el trabajo. En el caso de las pensiones y jubilaciones de los trabajadores, éstos son un asunto que se encuentra imbuido en el ámbito normativo de los contratos colectivos de trabajo.
Es decir, es una materia que se conviene a partir de las condiciones particulares de los patrones y los trabajadores y deben dejarse al acuerdo de sus voluntades. En consecuencia, el Congreso no tiene facultades para legislar en esta materia, como no la tiene tampoco en otros asuntos laborales; por ejemplo, los salarios mínimos.
Habría otras consideraciones. Va resultar inconstitucional tener un régimen de jubilación y de pensiones para los trabajadores actuales y otro para que quienes se incorporen en el futuro, porque se va a violar el principio de que: para trabajo igual, debe corresponder salario igual; entendiendo por salario todas las percepciones que el patrón debe pagar al trabajador.
Compañeras y compañeros:
Ha sido ya una larga tradición en nuestro país que las relaciones obrero-patronales se convengan por la vía de la conciliación, del diálogo, del acuerdo. Ante la incapacidad de las partes en especial de las autoridades que tienen que la obligación de propiciar esa conciliación, lo que puede suceder ahora es que sea el Congreso donde se tengan que arreglar las negociaciones y los contratos colectivos por el camino de las reformas a la ley. Y esto a todas luces es muy inconveniente.
El gobierno y las autoridades del IMSS han expresado que la reforma es sólo un primer paso, pero nadie ha dicho cual es el segundo, ni qué sigue, no obstante todos reconocen su insuficiencia y limitaciones.
Por eso no es conveniente actuar con prisa, teniendo la reforma tantos problemas no encuentro las razones suficientes para proceder a su aprobación, la única razón que pareciera tener sentido es que de lo que se trata es de construir un andamiaje legal que le permita a la autoridades del IMSS plantear en las próximas semanas o meses, su imposibilidad legal y financiera para continuar cumpliendo con el Contrato Colectivo de Trabajo, con ello se abriría la posibilidad de emplazar al conflicto de orden económico, y proceder a la destrucción de dicho contrato. Destaco lo anterior no sólo como una posibilidad, sino como uno de los objetivos que tiene la reforma en cuestión.
Hace unos días recibí un documento oficial suscrito por el titular de la Unidad de Vinculación Institucional del IMSS, en el cual se describen los objetivos y las justificaciones de la reforma, uno de esos objetivos dice textual:
“Establecer un marco de referencia para las negociaciones entre sindicato y autoridades del Instituto que permita abordar el resto de los problemas que plantea la difícil situación financiera que enfrenta el instituto”. Termina la cita.
Es decir, que están preparando el terreno. Por todo lo anterior es que yo les propongo a mis compañeras y a mis compañeros senadores que actuemos con responsabilidad, que no votemos la reforma propuesta y que favorezcamos la moción aquí presentada.
Compañeros, aunque no es nuestra función este Senado, con la participación de su presidente, y de todos los partidos políticos representados aquí ha abierto un espacio privilegiado para que las partes en conflicto traten de encontrar puntos de acuerdo y de conciliación. Hay varias propuestas que no tienen respuesta, y que se deben analizar y debatir sin descalificarlas de antemano.
Tenemos tiempo, persistamos en ese esfuerzo, refrendemos la capacidad política de este Congreso para contribuir al diálogo nacional, al fortalecimiento de las instituciones y a la estabilidad del país.
Muchas gracias.