SNTSS, contacto con el narco
Vega y Galina “busca” la reelección en el LX Consejo Nacional de abril

Valentín Cardona
3 de abril de 2006

La mañana del 7 de abril, sentado frente a unos 500 miembros de su sindicato, el cerebro de Roberto Javier Vega y Galina piensa, piensa, piensa. En su cerebro ruedan macabras ideas. ¿Cómo perpetuarse en el poder? –se pregunta. ¿Acaso con una reforma estatutaria?, ¿un congreso extraordinario?, ¿una imposición?, ¿una causa justificada de fuerza mayor?, ¿Valdemar?
Millones de neuronas enfermas de egolatría y con ansias de más poder están ya cansadas de transmitir los mismos impulsos desde mucho tiempo atrás, en esa tarea muchas se han muerto y alcanzado la putrefacción.
Se siente ya senador, piensa en la impunidad ganada a costa de las “conquistas” de los trabajadores sindicalizados, y de los derechohabientes que mueren en los hospitales del IMSS; se ve sentado en una curúl de Xicoténcatl, pero sabe que para la gran mayoría de los trabajadores no es más que un simple “traidor”.
En la nueva embestida de negros ideales, Vega y Galina no va sólo. Lo apadrina, bien que mal, Andrés Manuel López Obrador, “la cabeza” del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y quien con el pecado cargará la penitencia.
Al lado de Vega y Galina se encuentra un bandido. Sentado a la siniestra, Valdemar Gutiérrez Fragoso observa el desenvolvimiento del “evento” fríamente, reposadamente, serenamente. A los asistentes hay algo que les causa escalofrío y que les enchina la piel toda; y es que el cuerpo de Valdemar proyecta una bien dibujada y oscura sombra, que no se le separa: la sombra del narco.
El cerebro de Gutiérrez Fragoso piensa, piensa, piensa. Piensa en la cáfila de zánganos que están ahí, incondicionales, y que sólo sirven para darle su apoyo, escudados cobardemente en la “representación” de los trabajadores. Por fortuna no son todos.
Piensa en que su figura es la única opción con que cuenta su jefe para tapar tanta suciedad y traición acumulada en casi cuatro años, y se siente ya secretario general.

HECHO EN ESPAÑA

Durante las fiestas decembrinas del sindicato en 2005, dos mujeres llamaron poderosamente la atención a propios y extraños, y no precisamente por sus caras lindas, cabelleras radiantes o cuerpos esculturales, sino por los atuendos al estilo Marta Sahagún que portaban. Finos trajes de corte y hechura españolas, con sus accesorios. Una era la esposa de Valdemar Gutiérrez; la otra, la mujer de Francisco Javier Camargo Hernández.
Cuentan que ambas mujeres presumían sus atuendos, incluso joyas, adquiridos en España con motivo de sus frecuentes viajes. Por ser pobres de origen, entre la multitud comenzaron a correr un sinnúmero de rumores y de sospechas.
En diciembre se desató el escándalo por el derroche de riqueza, pero desde octubre se comenzaron a tejer algunas historias. Pasillos, corredores, oficinas, baños, escaleras del edificio del sindicato, en Zamora 107, ya estaban saturados de escuchar, a modo de “chisme”, que un hijo de Valdemar, el poderoso secretario del Interior, estaba preso precisamente en España. Y por supuesto que hubo voces no se tentaron el alma en asegurar que la detención era debida a “cuestiones de narcotráfico”.
Por lo “peligroso” del asunto nadie se atrevía a preguntar o platicar en público, el mismo Valdemar habría ocultado su secreto a Vega y Galina, quien ya lo sabía, pero esperaba que su amigo se lo confiara. Curioso, el secretario general fue advertido, desde la Secretaría de Gobernación, de una posible y peligrosa infiltración del narco en el sindicato.
Y más curioso, tras destaparse la cloaca, Vega y Galina cerró filas en torno a su secretario del Interior, personaje sin “historia” sindical que fue apuntalado como el sucesor “natural” de Vega por Fernando Rocha Larrainzár, de quien se sospecha que durante su desempeño como secretario general, habría permitido el desarrollo y crecimiento del narco dentro de las filas sindicales.
Aunque Gutiérrez Fragoso llegó al sindicato de la mano de Antonio Punzo Gaona, otro exsecretario general cuyo simple recuerdo causa vómito a la mayoría de los trabajadores.

PARA “CONSUMO PERSONAL”

El secreto a voces de Valdemar dejó de serlo a principios de este año, en la medida en que la “nota” sobre su hijo comenzó a correr en volantes impresos distribuidos anónimamente. En lo que se presume que pronto alcanzará difusión nacional, se hace un recuento de la “turbia” historia sindical de Valdemar, y de la formación de una “banda” integrada por prácticamente toda su parentela y amigos, que ocupan puestos sindicales mediante “tráfico de influencias”, y por supuesto, colmados de “privilegios”.
De esta manera -se previene en los documentos-, Valdemar ha formado un “grupo de poder” que ha logrado “someter” a Vega y Galina para el efecto de hacerse del control del sindicato y poder realizar actividades ilícitas, “como el narcomenudeo y lavado de dinero”. Aunque hay voces que afirman que Vega no ha sido sometido, sino que mantiene una “abierta conexión y complicidad con el narco”, a través del “bandido” Valdemar.
Otro documento que se distribuye masivamente en clínicas y hospitales del IMSS en el Distrito Federal informa:
— Israel Gutiérrez Botello, nacido en octubre de 1984.
— Detenido en el aeropuerto de Madrid, Barajas, por delitos contra la salud pública.
— Intento de introducir 70 cápsulas de cocaína previamente ingeridas vía estomacal.
— Pasaporte: 00334001952 expedido por la Delegación Cuauhtémoc el 7 de septiembre de 2005.
— Fecha de detención: 14 de septiembre de 2005.
— Situación jurídica: Preso en al cárcel de Soto Real, a las afueras de Madrid, en espera de juicio, que podría llevarse a cabo entre 3 y 9 meses. Por el delito, y la cantidad de droga, la pena no sería menor a seis años.
— El personaje es hijo del pasante en medicina Valdemar Gutiérrez Fragoso.
De acuerdo con información recabada por Imagen Médica, la defensa del hijo de Valdemar en España estaría apostando a la corrupción de los jueces españoles, “como sucede en México”, mediante el artifugio de cambiar el delito de tráfico de cocaína, por el de “consumo personal” de la droga.
En el pasado “puente” del 21 de marzo, mientras Gutiérrez Fragoso y Camargo Hernández se “divertían y gastaban” en Las Vegas, otros documentos fueron difundidos, también anónimamente; en ellos se considera la situación actual del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), como una “alerta roja”, y no nada más para el gremio, sino para el Estado.
Y es que se pone de manifiesto la conexión Vega-Valdemar, pues dice: “… Gutiérrez Fragoso también supone un peligro para el IMSS y para el gobierno, más aun, cuando (sic) se ha negociado una senaduría para el sindicato, porque significaría un ascenso a altos niveles de poder de este estilo de dirección”.
Cierra: “Además, considerando que existen antecedentes graves de narcomenudeo en instalaciones del IMSS, como el famoso, aunque no único caso del Centro Médico La Raza, no se puede pensar en que prospere este negocio ilegal vinculado a la dirección sindical”.

Nota: La información de este texto fue confirmada mediante pláticas y entrevistas con diversas personas integrantes del sindicato, por la “delicadeza y peligrosidad” del asunto todos pidieron el anonimato.

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