MAS SOBRE LA SEGURIDAD SOCIAL: MAÑANA
EMPEZANDO POR EL MUNDO SINDICAL

Capitulo 20

Gustavo Leal F.
División de Ciencias Biológicas y de la Salud
Departamento de Atención a la Salud
Area de Investigación en Salud y Sociedad

24 APROXIMACIONES INMEDIATAMENTE VIABLES PARA
AJUSTAR EL MARCO DEMOCRATICO DEL SINDICATO
NACIONAL DE TRABAJADORES DEL SEGURO SOCIAL (SNTSS)

TOMANDO DECISIONES PARTICIPATIVAS DE ACUERDO A LA MATERIA DE TRABAJO

El trabajo ha sido, es y será mucho más que su reducción económica contemporánea.
En los remotos años treinta del siglo XX, Herbert Marcuse (1970) se ocupó con atingencia de esta destacada temática y que, oportunamente, sintetizó en los siguientes términos:

“El intento de hallar una determinación fundamental del concepto de trabajo parece superfluo, puesto que existe ya en la teoría económica un convenio tácito: prescindir de una determinación ‘definitoria’ del trabajo como tal y entender por ‘trabajo’ solamente la actividad económica, la praxis en las dimensiones económicas.
‘El concepto general de trabajo tiene hoy, debido a su empleo ideomático, un contenido tan indefinido que su limitación a un contenido unívoco no es realmente posible. Precisamente esta circunstancia autoriza a los especialistas de la ciencia económica para ponerse de acuerdo respecto a un concepto específico del trabajo, no extraído del concepto general, sino logrado por otro procedimiento”, sostiene Elster.
El concepto de trabajo delimitado de esa manera no parece prejuzgar el lugar, sentido y función del trabajo en la totalidad de la existencia humana; las diferenciaciones importantísimas en economía (por ejemplo: la existente entre trabajo directivo y trabajo dirigido; o entre libre y esclavo, o la clase de trabajo en las diversas ramas de producción, etc.) pueden acomodarse todas dentro del ámbito de este concepto económico de trabajo; lograr un concepto ‘general’ de trabajo no parece que sea una exigencia propia de la teoría económica”1.  

Para Marcuse, pues, el trabajo es algo mucho más amplio que esa reducción económica.
¿Qué más es? Leámoslo en sus propias palabras:

“¿Con qué derecho asume la actividad económica el sentido primario de ‘trabajo’? ¿Cómo se comporta, respecto a la totalidad de la realidad humana, la actividad económica, frente a otras actividades? ¿Por qué dentro de las actividades económicas se presenta especialmente la actividad dirigida, orientada mediante disposiciones, como trabajo en estricto sentido?”2.

La lección es clara: hay que rescatar ese concepto primario de trabajo en toda su integridad humana; hay que proyectarlo en toda su amplitud al mundo del trabajo del siglo XXI.

La economía global del siglo XX1 y el fracaso de las “reformas” de los noventa

Con razón la Organización Internacional del Trabajo (OIT) cuestiona los alcances de una globalización que, en vez de ofrecer oportunidades de desarrollo, tiene a más de mil millones de personas sin empleo y a otras tantas sobreviviendo en la informalidad.
Esta globalización no cumple con la aspiración de los hombres y las mujeres del mundo: contar con un trabajo decente, sinónimo de esperanza y certeza.
Para esos mil millones, el desempleo y el trabajo precario sin sinónimos de frustración y miedo. Además, carecen de protección social.
De entre todos ellos los más afectados son, sin duda, los jóvenes. Aunque suman sólo el 25 por ciento de la población en edad laboral (15-65 años), ya representan el 47 por ciento de los desempleados de la economía global.
En este cuadro desolador, la condición de la mujer en el trabajo muestra discriminaciones más duras.
Y es que hasta el propio Banco Mundial ya reconoce que la privatización del sistema jubilatorio en América Latina no cumplió sus objetivos (Gill, I, Packard, T. y Yermo, J. (2004). En pocos años la mayoría de los trabajadores quedará sin cobertura previsional.
Ahora, el Banco Mundial propone reconstruir el sistema público, reservando al privado como complemento voluntario. En su opinión, la privatización dejó fuera de la cobertura al 80 por ciento de los trabajadores.
El Banco establece que no se puede considerar que los sistemas de seguridad social y pensiones privadas sean exitosos si sólo 1 de cada cinco trabajadores participa de ellos.
Estas “reformas”, estima, han brindado beneficios fiscales pero el fracaso en la extensión de la previsión social y las pensiones privadas ha sido decepcionante.
Por fin, el Banco Mundial se atreve a cuestionar el oneroso costo de las comisiones que han administrado los fondos de pensiones de los trabajadores y sugiere estar alertas frente a la volatilidad de sus carteras de inversión.
El cambio es inevitable. Como muestra el foxismo, es del todo insensato esperar resultados diferentes siguiendo las mismas políticas (Leal, 2003; Leal, 2004; Leal, 2005; Leal, 2005ª). En México, ese cambio lo podemos empezar a tener en el 2006.
        
Gestión responsable de la seguridad social

Para iniciar ese cambio es preciso armar mesas de trabajo incluyentes y diseñar con imaginación política algunas convergencias mínimas. De esas mesas puede surgir la mentalidad del siglo XX1.
En materia de seguridad social ya tocan a la puerta, al menos, las siguientes cuatro convergencias: buscar imparcialmente el interés público, diseñar políticas prácticas, satisfacer las necesidades de la gestión pública y ofrecer recomendaciones posibles (Leal, 2004ª).
No sorprende que, con esa mentalidad del siglo XX1, algunos gobiernos responsables ya distingan entre la sociedad para el mercado y la sociedad para los ciudadanos.
En ésta última, resulta inconcebible que el Estado se lave las manos y retire la aportación a los sistemas de pensiones a través de la capitalización individual.
Tampoco cabe que el Estado desvincule el crecimiento económico de la garantía de aquellos bienes públicos que deben estar al alcance de todos: acceso a la salud, educación y seguridad social.
En la sociedad para los ciudadanos, la clave está en la calidad de esas las políticas públicas.

Empecemos por el mundo sindical

En el marco de tradiciones sindicales dotadas de pasados recientes intensamente corporativos, es oportuno considerar las siguientes  aproximaciones para la modernización de la propuestas sindicales de los trabajadores que operan la seguridad social mexicana.

19 aproximaciones para la modernización de la propuesta sindical. La materia de trabajo

Primera

Prometedor y desigual, el modelo mexicano de seguridad social impulsado por el PRI desde cimientos corporativos, está estancado en el campo y la ciudad desde 1982 (Moreno-Bird y Ros, 2004).

Segunda

En el mundo global la materia de trabajo es la sal de la tierra (Reich, 1993).

Tercera

Los pilotos de aeronaves ya discuten los porcentajes y distribución de las ganancias de sus firmas en bolsa; el Contrato Colectivo de Trabajo de TELMEX está ajustado a un mercado de servicios con alta componente de valor agregado; los trabajadores de la VW (en México y Alemania) ensayan combinaciones creativas frente a la vorágine de la productividad (Hernández Juárez-López, 1993; López, 2002). Correcto!

Cuarta

Pero los servicios que prestan los trabajadores que operan la seguridad social mexicana son únicos: atienden con hombres (equipos de salud) a otros hombres (los pacientes). Ellos les han depositado su confianza (Lara, R., 2002).

Quinta

También los trabajadores del mar cuentan con una legislación específica de la OIT.
Sin duda, los pasajeros que surcan mares bajo su conducción confían en ellos.
Y para muestra basta con un botón. Apenas en diciembre del año 2004, el Consejo de Ministros del Reino de España aprobó un Real Decreto que reduce la edad de jubilación de los marsicadores, pescadores de bajura y pequeños armadores, todo ellos, colectivos de trabajadores que cotizan en el Régimen Especial de Trabajadores del Mar.
De acuerdo con la referencia del Consejo de Ministros, esta nueva norma sustituye a la vigente desde 1970, que faculta al Gobierno para reducir la edad de jubilación a los trabajadores del mar, mediante la aplicación de unos coeficientes al tiempo de trabajo efectivamente realizado. El adelanto de la edad de jubilación se aplicará en una escala proporcional a los años cotizados.
La medida, negociada con los sindicatos y representantes de cofradías de pescadores y el Instituto Social de la Marina, afecta a 28 mil 405 trabajadores por cuenta propia y ajena. La principal novedad es que por primera vez se reduce la edad de jubilación a mariscadores, percebeiros, y recogedores de algas, así como a los pequeños armadores de barcos de hasta 10 toneladas de registro bruto.
En total, 12 mil 996 personas que no se veían hasta ahora beneficiadas por ningún tipo de reducción en la edad de jubilación y que ejercen un trabajo excepcionalmente penoso, peligroso e insalubre3.
Pero sólo en los servicios que prestan los trabajadores que operan la seguridad social mexicana se juega una situación de confianza interpersonal e interhumana a través del proceso de curación. Esta singularidad es única. No hay ningún otro servicio igual. Ese es el reto de su materia de trabajo (Martínez y Leal, 2001;  Garmendia y Nava, 2002). 

Sexta

Aunque la seguridad social es y debería ser aún más amplia, para los trabajadores que operan la seguridad social mexicana, esa materia de trabajo es la atención médica (IMSS-SNTSS, 1998).

Séptima

Atender bien a los pacientes conlleva: ser resolutivos, cualitativos en el cuidado, tratándolos como personas enfermas que sufren (Vaticano, 1990).

Octava

Para los trabajadores que operan la seguridad social mexicana, la medicina y los cuidados terapéuticos deberían atender a la persona en su integridad, como quién enfrenta el dolor y la muerte (Vaticano, 1990).

Novena

Además, desde la perspectiva de los trabajadores que operan la seguridad social mexicana, el sistema de salud debería ser capaz de reconocer que él opera sobre una base cultural que reúne diversidad de valores, significados y visiones del mun­do populares (Vaticano, 1990 y Cohen, 2004).

Décima

Ellas se expresan en un lenguaje, en unos símbolos y, sobre todo, en sus estilos de vida (Zeledón y Orellana, 2004)

Decimoprimera

Por ello, los trabajadores que operan la seguridad social mexicana podrían entender esos estilos de vida como el derecho al acceso ciudadano a la asistencia sanitaria generalizada: como derecho a la salud (OMS, 1986).

Decimosegunda

Los trabajadores que operan la seguridad social mexicana podrían, también, asumir de raíz que el dolor, la enfermedad y la muerte forman parte de las interro­gantes sobre la función de la medicina y la misión del médico, enfermeras y profesiones afines en rela­ción con los enfermos (Vaticano, 1990; Viseca, 2004; Cordera Pastor, 2004).

Decimotercera

Pero, en un clima social en que los sectores salud del mundo viven bajo el credo del ahorro presupuestal y los análisis de impacto costo-beneficio-costo-efectividad (IOM, 2004), los trabajadores que operan la seguridad social mexicana podrían, reconocer que el personaje principal del proceso de atención es el equipo de salud: el médico junto con la enfermera y las profesiones afines que los acompañan en la labor (Espinoza, 2002; Little, 1998; British Medical Journal, 2003).

Decimocuarta

Lo mejor de las instituciones que prestan servicios de salud son sus recursos humanos: médicos, enfermeras profesiones afines y administradores dignos. En una palabra: los trabajadores que operan la seguridad social mexicana (Ruelas, 2004)

Decimoquinta

Sin embargo, las condiciones que los últimos gobiernos (priístas y foxistas) le han deparado al IMSS, no permiten satisfacer los requerimientos específicos de esa atención médica (IMSS, 2003, 2004; Levy, 2003, 2004).

Decimosexta

No sólo faltan los recursos indispensables en sentido amplio. Aún con todos los recursos, esos últimos gobiernos, han carecido del proyecto de país sobre el cual deberían montarse las políticas clínicas que demanda los derechohabientes del siglo XX1 (Reid, 2003).

Decimoséptima

No ayuda tampoco a la tarea de los trabajadores que operan la seguridad social mexicana la orientación de control de costos y macroeconomía de la salud que define al pobre discurso gubernamental de los últimos años 24 años (Cruz, 2003; Glazer, 2003).

Decimo-octava

Las instituciones de seguridad social deben ser conducidas por administradores dignos, especialmente entrenados para gastar bien sobre una materia de trabajo (la atención médica) que reclama buen gasto (NHS, 1997).

Decimonovena

La experiencia internacional muestra que esos administradores dignos son expertos en gastar bien en el marco de seguros de enfermedad y maternidad históricamente deficitarios. No están ahí para ahorrar: están para gastar bien (MHWSN, 1999).

BIBLIOGRAFÍA

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1 Pp 9-10.

2 P.11

3 El País, 31 de diciembre, 2004.

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