“Chingas a tu madre”, gritaban por un lado; “chingas a la tuya”, respondían por el otro. Una de las voces sumadas al florido coro era la de Valdemar Gutiérrez Fragoso, entonces secretario del Interior del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS).
Pero no sólo las mentadas de madre brotaban de las entrañas de Valdemar, también las órdenes de “atacar” a golpes a otro numeroso grupo de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que el 8 de mayo pasado acudieron al Auditorio Nacional a brindar “apoyo” al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, que a su vez, buscaba allegarse de votantes entre los trabajadores sindicalizados.
El conflicto se inició desde la llegada de Roberto Javier Vega y Galina al enorme recinto, en donde su arribo provocó que escuchara cariñosos recordatorios en nombre de su madrecita. Y es que el entonces secretario general del SNTSS gozaba, como hoy, de un amplio repudio ganado a pulso entre las masas de trabajadores de todos los sindicatos aglutinados en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
El conflicto se agudizó cuando Vega y Galina intentó hacer uso de la palabra y a coro, entre gritos y rechiflas, cerca de 10 mil almas le impidieron pronunciar palabra alguna.
El conflicto explotó cuando López Obrador cometió quizás el error más grande de toda su campaña política, pues subió al podio a levantar el brazo del repudiado “lider” absolutamente en vano. La reacción fue tardía, en minutos, el “error” costó a López Obrador cientos de miles de votos, y su actitud de apoyo al traidor generó gran desconfianza entre los trabajadores.
Fue en esos momentos cuando explotó también el conflicto con los electricistas, pues según diversas versiones recogidas entre asistentes a la “fiesta” de campaña, “mercenarios” al servicio de Valdemar detectaron que los primeros “silbidos” de repudio contra Vega y Galina salieron precisamente de las bocas enojadas de trabajadores electricistas que rodeaban a su líder, y que no olvidaban que luego de movilizarse “puño a puño” con los trabajadores del IMSS en defensa del Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP), Vega lo “vendiera democráticamente” en unos cuantos minutos en un congreso nacional “antiestatutario y espurio”, y lo entregara “de un plumazo y por sus pantalones”, al gobierno federal y a su patrón el IMSS.
Los trabajadores del SME tenían razón, pues tras la entrega del RJP, el gobierno de inmediato enfocó sus baterías contra las prestaciones de los electricistas, y usó como artilugio un mensaje de aberración: “los trabajadores del IMSS ya pusieron el ejemplo”. La presión del SME obligó al foxismo a “prorratear el problema” y dejar la solución al fecalismo.
La cabra tira al monte
El lunes 16 Valdemar Gutiérrez ofreció su “primer” conferencia de prensa ostentándose como secretario general del SNTSS -sin “toma de nota”- pues cuatro días atrás, el 12 de octubre, en un congreso nacional calificado de nuevo por las masas como “antiestatutario y espurio”, en sólo cuatro minutos fue “elegido” líder, y hasta eso, “democráticamente”.
En ese 45 congreso, antes de salir vergonzosamente por la puerta trasera, Vega y Galina pactó con el IMSS, para sus representados, un aumento salarial del 3.5 por ciento, en términos reales y según trabajadores consultados, el “más ruin y miserable en la historia del SNTSS”. Tan sólo, aducen, el patrón ya les descuenta 5 puntos porcentuales para el RJP y eso, sin considerar la inflación, que aún siendo la oficial, por si sola “pulveriza el incremento”.
“Ensoberbecido”, arrogante, Gutiérrez Fragoso habla ya como quien lo engendró, “fue un estupendo incremento, una magnífica negociación ‘democrática’ consultada con las bases”, presume. Y eso que dos meses atrás, en campaña y como preparativo para que asumiera el mandato, fue sometido a “terapia intensiva” mediante cursos de dicción, comportamiento y hasta de vestir, pues su cultura previa solo entendía de “la fuerza del garrote y de la mafia”.
Pero en la terapia algo salió mal, pues ante los medios expresó que hará una “limpia” para sacudirse a los que fueron sus contrincantes. De paso, anunció que dentro de sus primeras acciones se contempla trabajar en la “imagen” del sindicato, que sabe sucia, y como si estuviera viendo su reflejo en un espejo.
No escapó al “nuevo” capo manifestar la obsesión enfermiza que han mantenido los dos últimos “líderes” del sindicato, que sostiene que “la UNT no es nada sin el SNTSS”. En efecto, manifestó que “analizará la conveniencia de seguir dentro de la UNT”. Según los que saben, el “arma de dos filos” desenvainada por Valdemar huele a venganza contra el SME y sus trabajadores, y a pacto fecal, que se vislumbra, gobernará el país hasta el 2012.
La onda expansiva de las amenazas de Valdemar Gutiérrez causó miedo entre algunos de los “disidentes” que osaron intentar arrebatarle el poder. En cambio, al secretario del Trabajo, Francisco Salazar, risa le dio. De acuerdo con notas periodísticas el secretario “tiene 60 días” para otorgar o no reconocimiento oficial a Valdemar.
Sin prisa, asegurado el destino del nuevo capo a su antojo, Francisco Salazar recibirá la orden de ante quién, en su caso, Valdemar tendrá que arrodillarse para besarle la mano.