Peligro en Medicina Nuclear del Siglo XXI
Las transas de Lira Carreón y Díaz Torres
Burlan disposiciones de la CNSNS


Valentín Cardona
10 de marzo de 2005

 

Burlando las disposiciones y permisos de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (CNSNS), el servicio de Medicina Nuclear del Hospital de Especialidades “Bernardo Sepúlveda” (MN), del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, trabaja a marchas forzadas para “sacar” el exceso de trabajo.
Lo malo es que la demanda de servicios es generada por pacientes de “fuera”, es decir, de enfermos “privados” citados al hospital para su atención. Así, en uso y usufructo de la infraestructura, insumos y materiales radiactivos, el jefe del servicio, Carlos Lira Carreón, en complicidad con la responsable de la seguridad nuclear y el director del hospital, entre otros, obtienen jugosas ganancias.
Convertido a “Unidad Médica de Alta Especialidad” (UMAE), el Bernardo Sepúlveda dejó de ser un hospital de atención prioritaria a los derechohabientes, ahora se atiende ahí a los que “pagan”, aunque los recursos “generados” no ingresen regularmente a las arcas del IMSS.
De acuerdo con personal que labora en Medicina Nuclear y a los que se quiso involucrar en el “atentado” con Yodo-131 radiactivo -Imagen Médica 18 diciembre 2002- Carlos Lira no está registrado como Personal Ocupacionalmente Expuesto (POE) por la CNSNS, sin embargo, para salvar el requisito, aliado con el jubilado Felipe Gordon Barabejzyk -exresponsable de seguridad radiológica-, colocó a Yaneth Díaz Torres como responsable de la seguridad nuclear del establecimiento.
Díaz Torres se formó desde residente en Medicina Nuclear bajo el mando de Felipe Gordon, y está autorizada por la CNSNS como POE, aunque según nuestros testigos, los atributos que la llevaron a ocupar tal puesto lo debe, más que a su capacidad, al hecho de “usar minifalda y cruzar las piernas”. Hoy, Díaz Torres se encuentra envuelta en la herencia de corrupción que en MN sembraron Héctor Aguirre Gas y Gordon Barabejzyk.
Y es que para hacer frente a la demanda de servicios que los pacientes privados generan en el hospital, en Medicina Nuclear se compran -con recursos del IMSS- cantidades de material radiactivo -como Yodo-131, y Tecnecio 99- muy superiores a las que tiene autorizadas para su manejo por la CNSNS.
Advertidos del grave riesgo que representa manejar altas dosis de materiales radiactivos sin autorización, Díaz Torres y Carlos Lira mantienen bajo amenaza a los trabajadores, les dicen: “No digan nada, si nos descubren, clausuran el servicio y nos corren a todos”.
Peor que cuando fue clausurado el servicio y retirada la licencia de funcionamiento al IMSS -en diciembre de 2002-, nuestros testigos aseguran que la violación a las normas de seguridad nuclear se dan hoy al por mayor, ya que explican, “Díaz Torres manipula los registros de pacientes y las dosis que se les aplican, así como tampoco reporta las cantidades de material radiactivo que en exceso se compran a escondidas de la CNSNS”. Por menos que eso, explicó Juan Eibenschutz Hartman a Imagen Médica, se clausura cualquier gabinete de medicina nuclear.
Pero no es todo, Carlos Lira obliga a los trabajadores a realizar estudios de corazón a los pacientes con Talio radiactivo, aún y cuando para la realización de esos procedimientos el personal requiere amplios conocimientos en resucitación cardiaca, en los que no tienen siquiera capacitación; además de equipo especializado, del que carecen.
Ante el acoso de Lira y bajo grave riesgo, los trabajadores realizan los estudios a pacientes privados y derechohabientes, aunque estos últimos, en segundo plano, son obligados a comprar los materiales necesarios, porque si no, no les realizan el estudio.
Según los trabajadores, la transformación del hospital en UMAE “fue algo así como puerta abierta para los corruptos”, y aseguran que la misma situación se vive en cada uno de los hospitales del Siglo XXI.
En su caso particular, ante la indiferencia de su representación sindical, y para tratar de parar las “transas” de la mancuerna Lira-Díaz, los trabajadores acudirán directamente a la CNSNS a exigir que se verifiquen en la unidad los controles y normas de seguridad nuclear y se realicen constantes auditorías.

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