Apenas el 10 de junio último, el médico Felipe Robledo Orgazón, jefe de la división de Cirugía del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, mandó un memorandum aterrador a los jefes de servicio de Gastrocirugía, Angiología, Neurocirugía, Anestesiología, Quirófanos, Urología, y Oftalmología.
Les dijo:
“Debido a que el abasto de insumos y algunos medicamentos se ha visto retrasado por causa de adjudicación y licitación, y que estos se regularizarán en un lapso de alrededor de 4 a 6 semanas.”
“Se solicita de ustedes el disminuir las cirugías electivas e ingresos hospitalarios con el fin de no tener problemas en la atención a los derechohabientes”.
Y se despidió enviando a cada uno de los jefes referidos “un cordial saludo”.
Sin embargo, Robledo Orgazón sí practica cirugías a pacientes privados y utiliza enfermeras y personal auxiliar que no forma parte de la plantilla laboral del IMSS, es decir, gana dinero utilizando los insumos e infraestructura del instituto, por supuesto, con la venia del director Castañón.
De acuerdo con la voz de trabajadores del hospital convertido recientemente a Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE), la medida ordenada por Robledo implica mandar directo a la muerte a indeterminado número de derechohabientes debido al desabasto y la brutal corrupción.
Y mientras la muerte acaricia precipitadamente a los enfermos, Santiago Levy Algazi, director “financiero” de la institución y enemigo número uno de los derechohabientes y trabajadores del IMSS, gasta millones de pesos en “panfletos” enviados por correo con porte pagado al domicilio de cada uno de los trabajadores sindicalizados, con la inútil intención de convencerlos de que ellos son los culpables de todos los males de la institución.
Por si fuera poco y en una especie de burla perversa, Vicente Fox Quesada refirió, desde Los Pinos, que “en los últimos 18 meses el IMSS ha mantenido una tasa de abastecimiento de medicamentos del 95 por ciento…”.
Hartos del cinismo de foxilandia, los trabajadores indican que “Fox de plano ya enloqueció o bien, se pasa de listo y quiere ver la cara de tontos a los mexicanos”. Algo hay de verdad, pues hasta el cierre de esta edición, un 95 por ciento de los visitantes del sitio web de Imagen Médica creen que el presidente no goza a cabalidad de sus facultades mentales; pero esa, es otra historia…
EL PROSTÍBULO
A la “frágil” situación financiera del IMSS hay que sumar el estratosférico sueldo que devengan Levy Algazi y sus más cercanos colaboradores; la nómina de confianza que alcanza un monto de 11 mil millones de pesos al año; los más de 500 millones de pesos invertidos en medios en la campaña de desprestigio al sindicato, y los viajecitos que Levy Algazi gusta hacer en aviones privados a costa del presupuesto del instituto, a razón de entre 5 y 6 mil dólares la hora de vuelo, con suculentos y costosos platillos y vinos dignos de un paladar “delicado”.
Como remate, la “inmoralidad” en que han caído funcionarios del IMSS al crear puestos ex profeso, para sus “muchachas de confianza”. De acuerdo con fuentes confiables de alto rango en la institución, para nadie es un secreto que el edificio central del IMSS en Reforma se ha ido transformando poco a poco en un prostíbulo.
Y es que, en algunas oficinas, se han contratado hermosas mujeres, jóvenes en su mayoría, cuyos atributos físicos fueron del agrado del respectivo jefe. Algunas camareras han sido reclutadas en restaurantes de “prestigio” y del agrado de los funcionarios, como ejemplo, el “Angus” de la Zona Rosa, algo así como una fuente de abastecimiento “de carnes” del IMSS.
Aunque a los jefes también les molesta el término nada ofensivo “camarera”, y prefieren llamarlas por el “fino” término inglés “hostess”. A tal grado es la descomposición, que el director jurídico del instituto es más conocido como el “Sergio Andrade del IMSS”, que por su nombre de pila.
A los castos oídos de Levy Algazi llegaron las advertencias, pero inmerso en la suciedad contestó: “no es ilegal”. “No es ilegal, pero es inmoral”, escuchó.
Fuentes sindicales corroboraron el secreto a voces y dijeron que las hostess son “putas de a 90 mil”, a secas.
LA REINGENIERÍA MILLONARIA
Pero los deseos carnales no lo son todo. El 6 de junio de 2003, las de por sí “mermadas” finanzas del IMSS sufrieron otro feroz atraco: se destinaron 11 millones 955 mil dólares al pago de la contratación de servicios de “reingeniería”.
La empresa Accenture S.C., ganó la licitación a IBM de México y se embolsó los dólares, que al tipo de cambio vigente en la fecha de la asignación, dieron la suma de 126 millones 254 mil 364 pesos, antes de IVA, y libres de polvo y paja.
La justificación del gasto es apantalladora: “La contratación de servicios de reingeniería de los procesos de la Dirección de Afiliación y Cobranza; el análisis y diseño de los sistemas de información y la arquitectura tecnológica que permita la puesta en operación de las recomendaciones producto de la reingeniería de los procesos; la elaboración del proyecto de bases de licitación y anexo técnico para la selección de proveedores de la fase II del proyecto, así como, la administración del proyecto hasta la implantación y puesta en operación para el IMSS”.
Según datos de la licitación -en Compranet-, dos fueron las áreas del IMSS encargadas de emitir la evaluación y el resultado técnico de la licitación: la Dirección de Innovación y Desarrollo Tecnológico (DIDT), a cargo del Chino Luis Miguel Chong Chong; y la Dirección de Afiliación y Cobranza (DAC), dirigida por José Antonio Alvarado Ramírez.
De acuerdo con fuentes consultadas por Imagen Médica, El Chino se ha vuelto millonario con los negocios en los que ha enfrascado al IMSS bajo el argumento de la “modernidad”, aunque para dar visos de legalidad al triunfo de Accenture, la Dirección de Adminisrtración, Organización y Calidad del instituto convocó a varias personalidades.
En efecto, invitó a un representante de la Cámara Nacional de Industrias Eléctricas, Telecomunicaciones e Informática, y a uno más de la Comisión Federal de la Competencia.
Al festín fueron siete de casa: Jorge Castro Terán, representante de la unidad de Contraloría Interna en el IMSS; Jorge Moreno Rocha, representante de la coordinación Consultivo y de Clasificación de Empresas; Juan Carlos Lass Bernal, titular de la división de Seguros Especiales y “líder” del proyecto SIAREFI; Carlos Machado Gutiérrez, titular de la división de Planeación y representante de la Dirección de Afiliación y Cobranza; René Ayala Robledo, subjefe de la división de Planeación; Irma Sumano Ojeda, jefe de área de Control de Proyectos, y Miriam Dolores Méndez Martínez, representante de la división de Equipamiento.
Tanto la DIDT como la DAC consideraron que un tercer competidor, la empresa Neoris de México S.A. de C.V., “no cumplió” con los requisitos solicitados en las bases de licitación y sus anexos, por lo que fue descalificada.
Hoy, esos procesos de “reingeniería” amenazan con convertirse en un nuevo escándalo, tras conocerse el fracaso en su instauración y los presuntos actos de corrupción en que se habría incurrido en la asignación de tan jugosos contratos. Los gigantes Accenture y EDS se encuentran en el ojo del huracán.