Francisco Miguel Aguirre Farías es el director general de Valuaciones Actuariales, S.C., empresa que forma parte del staff de asesores de la Presidencia de la República en materia de pensiones y que fue contratada por el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS) para hacer la propuesta que, desde agosto de 2004, el secretario general del gremio, Roberto Vega y Galina, vendió a la opinión pública como propia de los trabajadores.
La primera noticia sobre la existencia de la propuesta de Aguirre Farías se conoció la noche del 3 de agosto de 2004, cuando de manera oscura, torpe y tardía, fue presentada ante la Cámara de Senadores y el IMSS por Joaquín Castillo González, secretario de Previsión Social del sindicato, con la nebulosa intención de detener la perversa reforma Beltrones-Madrazo-Levy, que aprobada en el Senado al día siguiente, mutiló de tajo el Contrato Colectivo de Trabajo de los sindicalizados.
A partir de entonces, el proyecto de Valuaciones fue conocido como la propuesta Justiniani, por la ferocidad en su defensa y en referencia al segundo apellido del abogado Arturo Alcalde, asalariado del sindicato y participante activo en todas las negociaciones que se emprendieron con Santiago Levy Algazi, que por cierto, terminaron en el colapso.
Pero sobre la propuesta “seria y responsable” que presentó y defendió Vega y Galina ante todas las instancias posibles pronto recayeron un cúmulo de sospechas. Además de no llevar en su elaboración una sola coma producto de cuando menos la opinión de un trabajador del sindicato, corrió la versión de que la propuesta llegó a Vega en línea directa, desde Los Pinos, vía Eduardo Sojo, y con el visto bueno de la Secretaría de Hacienda por conducto de José Antonio González Anaya.
Para colmo, se atribuyó a Miguel Ángel Van-Dick Puga, secretario de Capacitación del gremio, la conexión mediante soborno, de Aguirre Farías con Vega y Galina.
Y como remate, la propuesta que “rompió” la huelga en el IMSS, no hace una sola mención a la “desaparición” de los fondos del RJP, que se sucedieron desde la gestión de Ricardo García Sáinz hasta nuestros días, y que siguen sin explicación razonable; por el contrario, obliga a que los trabajadores se rasquen con sus propias uñas.
Aguirre Farías, hombre cortés y respetuoso habla con Imagen Médica; en entrevista, expone su visión de los hechos y cuenta su historia, que queda aquí para el deleite de nuestros lectores.
LA ENTREVISTA
Francisco Miguel Aguirre Farías se encontraba muy ocupado la tarde del 17 de octubre, a lo largo del día recibió decenas de llamadas a su oficina en Saltillo, Coahuila; fatigado, cansado por tanta entrevista y llamadas de secretarios de Estado, no vaciló en platicar por teléfono con Imagen Médica por cerca de 20 minutos, conversación que fue interrumpida brevemente por una llamada de Carlos Abascal, quien le llamó para agendar una reunión con el presidente Fox.
— ¿Podríamos empezar con un muy corto resumen de cuándo inició este estudio para el sindicato y cómo se desenvolvió a lo largo de todo este proceso?
— Efectivamente, el SNTSS nos hizo el favor de contratarnos -a Valuaciones Actuariales SC-, hace aproximadamente un año y medio, cuando empezaron las negociaciones relativas al RJP; tras año y medio de negociaciones, pues no se llegaron a acuerdos claros, aunque el sindicato hizo propuestas que tenían ahorros significativos, estamos hablando de ahorros que representaban alrededor de 100 mil millones de dólares.
La parte administrativa del Seguro Social no consideró conveniente aceptar esas propuestas y como no se llegaba a acuerdo alguno, en el año 2004 el Congreso de la Unión reformó dos artículos de la Ley del Seguro Social.
En uno de ellos se establece que el Seguro Social sólo podrá contratar personal nuevo si fondea el RJP, y por otro lado, el otro artículo el 286 K habla de que el instituto no podrá utilizar recursos de las cuotas obrero patronales, de las inversiones, de las reservas, de los intereses, etc, o sea, que prácticamente no puede utilizar recursos para fondear el RJP.
Eso dejaba al instituto en una posición de no poder contratar personal alguno, cosa que ha sucedido desde octubre de 2004 hasta la fecha y que ha causado que el instituto tenga vacantes por 17 mil plazas o trabajadores.
Al mismo tiempo, esa reforma a la ley impedía al director, fuera quien fuese, a moverse de esa postura, simplemente no se podía contratar personal, a menos que lo contrataran sin pensión, y eso nos levantaba una barrera en las negociaciones.
Por otro lado teníamos la postura del sindicato, que también era inamovible. Esto, porque el líder sindical no se manda sólo, es decir, el líder sindical tiene que acatar los acuerdos de su consejo y de su congreso nacional, en donde 910 o 915 personas participan y votan democráticamente, porque no es un sindicato común y corriente.
Le autorizaron al doctor Vega reformar las nuevas generaciones para pasar de 27 y 28 años de servicio -en mujeres y hombres-, a 60 de edad y 35 de servicio. Y también le autorizaron a modificar las aportaciones de los trabajadores actuales y de las nuevas generaciones, pasando del 3 por ciento al 10 por ciento de manera paulatina.
Para efectos prácticos, teníamos una postura inamovible del IMSS por Ley del Seguro Social (LSS), y una postura inamovible por mandato del consejo y del congreso del líder sindical, y había una brecha enorme en medio, porque la propuesta que hacía el sindicato tenía un costo equivalente al 31 por ciento de la nómina.
Es decir, si el Seguro Social contratara a una persona tendría que aportar el 31 por ciento a un fondo del salario de ese trabajador, de ese 31 por ciento, el trabajador estaba dispuesto a poner el 10, por lo tanto le quedaba el 21 por ciento a cargo del Seguro Social, pero el Seguro Social por ley no podía poner ese 21 por ciento.
Teníamos que buscar algo en medio que no violara la ley, y que además, cumpliera con los mandatos del consejo del sindicato. Nuestro despacho encontró una fórmula novedosa y aplicable solamente a este caso de emergencia, en donde las aportaciones de la generación actual de trabajadores, que pasaban del 4 al 7 por ciento, obviamente no estaban previstas en los ingresos del Seguro Social.
Lo que propusimos fue que el Seguro Social tomara esas aportaciones para fondear a las nuevas generaciones, obviamente la generación actual de trabajadores es finita, se van a ir saliendo, y van a dejar de aportar, por lo tanto, teníamos que encontrar actuarialmente para cuántos trabajadores nuevos alcanzarían los trabajadores en activo, y nos resultó 65 mil 329 para ser precisos.
Esto quería decir que con esos recursos, el Seguro Social podía contratar a 65 mil trabajadores bajo las condiciones que había planteado el consejo del sindicato, entonces cumplíamos con las dos condiciones, sin embargo, quiero decir que a nuestro despacho y también a mí en lo personal, me tocó convencer tanto a las autoridades del IMSS, como a las autoridades del poder ejecutivo y por otro lado, al sindicato y a sus trabajadores, para que finalmente se aceptara esta propuesta que sin duda es una propuesta que cumple con la ley, y cumple con el mandato del consejo nacional.
Esta propuesta destraba las contrataciones -y esto es importantísimo-, porque mucha gente se estaba muriendo en las manos de los pocos trabajadores que quedaban en el Seguro Social, porque no tenían personal suficiente; destraba pues las contrataciones hasta por 65 mil trabajadores, rompe la huelga, y enrumba a las nuevas generaciones hacia un esquema mucho más barato, yo diría cuatro veces más barato que el esquema que hoy tienen los trabajadores en activo.
En resumen, es una propuesta que nos saca de un problema que hubiera sido un problema gravísimo para el país, pone la primera piedra de una reconstrucción del Seguro Social, con nuevas contrataciones y que definitivamente es sólo para 65 mil nuevos trabajadores, por lo tanto, tenemos 6 u 8 años para negociar una reforma de fondo al sistema de pensiones y jubilaciones.
No tengo duda de dos cosas, una, hay que reformar los artículos que se aprobaron en el año 2004 de la LSS, y otra, no tengo duda que se tendrá que revisar a fondo el esquema de jubilaciones y pensiones de la generación actual y de las nuevas generaciones.
— Antes hubo una propuesta, la que llevó al conflicto al sindicato con el director Santiago Levy, ¿esa la hizo también usted, pero se la contrató el Seguro Social?
— Lo contrató el mismo sindicato, pero esa misma propuesta fue aceptada ahora para 65 mil trabajadores
— Esta es un poco menos agresiva para el gremio, ¿no?
— Pues es lo mismo.
— Recuerdo que aquella de plano era un nuevo Régimen, la bajó el sindicato, y fue la que rechazó el 23 congreso.
— De acuerdo, esa era, efectivamente, una propuesta del Seguro Social en la que yo no participé. Era una propuesta mucho más agresiva que les pareció inaceptable a los trabajadores del Seguro Social, no a Roberto Vega, pues porque realmente los mandaban a un esquema de pobreza extrema en la vejez, lo cuál no es negociable desde el punto de vista de los trabajadores.
Nosotros pensamos que la mejor reforma es la que se puede hacer, y esa no se podía hacer, en el papel sonaba muy bonita, pero no se podía aterrizar. También pensamos que las reformas deben considerar lo económico pero no solamente lo económico, porque nos hemos vuelto economisistas en este tema de la Seguridad Social, debemos considerar fundamentalmente además de lo económico, lo social, lo político y lo jurídico, es decir, tenemos que equilibrar todos esos aspectos para lograr que una reforma aterrice.
— ¿Consideró en su propuesta una posible auditoría a los fondos de pensiones del Seguro Social?, ¿o una aportación de la empresa?, ¿o nada más que pongan los trabajadores?
— Lo que pasa es que por ley la empresa no puede hacer aportaciones, a esos artículos me refería, esa una de las barreras que hay que derribar; como también hay que derribar la barrera del consejo del sindicato. No tengo duda de que esos dos artículos deben modificarse, es absolutamente necesario modificar la ley que se aprobó o los artículos que se aprobaron en el año 2004.
— ¿Esa sería su recomendación incluso al presidente?
— Incluso al presidente, esto hay que modificarlo. Claro, el presidente no es la autoridad para hacer esto, es el Poder Legislativo, pero sí debe estudiarse con mucha profundidad esta posibilidad y también los trabajadores tendrán que seguir reformando su sistema de pensiones.
En el caso de una auditoría no es nuestro trabajo, sin embargo, me parece a mí que lo importante es ver hacia a delante. Suponiendo sin conceder que se hubieran robado algo, que hubieran desviado recursos, pues eso es mínimo comparado contra el problema que tenemos por delante, no pinta contra el problema que tenemos por delante, tenemos un problema, según el Seguro Social, de 70 mil millones de dólares, que es cercano a la deuda externa y según nuestras estimaciones son más de 100 mil millones de dólares.
Nadie puede haber tomado o desviado más que la deuda externa, es inimaginable; la recomendación es: si quieren volear hacia atrás pueden voltear hacia atrás, pero eso es lo menos importante, hay que voltear hacia delante.
Yo quisiera hacer un reconocimiento público al doctor Roberto Vega, ha sido un personaje muy incomprendido, es importantísimo señalar que dentro del sindicato hay disidencia, y la disidencia es la que se manifiesta normalmente en contra de estas reformas, aún así, el líder del sindicato tuvo la valentía de proponer una reforma y la gente que estaba con él, que fueron 603 delegados, congresistas pues votaron a favor, la gente que no estaba con él, que fueron 280 o una cosa así, votaron en contra.
Las manifestaciones y el bloqueo a Calzada de Tlalpan fueron de los disidentes, de hecho, no nos dejaban entrar, entramos arriesgando la integridad física, yo creo que es muy importante reconocer la valentía del líder sindical, que siempre ha hecho propuestas de reforma, y por otro lado reconocer a Fernando Flores y al secretario del Trabajo, aunque también participó el secretario de Gobernación.
Fue una magnífica labor de negociación en donde se hizo un solo equipo, ya no era el equipo del sindicato y el equipo del gobierno federal, sino un solo equipo.
— ¿Su contacto con el sindicato fue a través del instituto, vía Rosa María Farell?, ¿son lo mismo?
— No, somos competencia, es un despacho diferente, muy buen despacho, pero es totalmente diferente
— ¿Fue entonces a través del doctor Miguel Ángel Van-Dick?
— El primer contacto que tuvimos fue a través de Miguel Ángel Van-Dick, efectivamente.
— Platiqué también con él.
— Él es muy buen amigo mío, se ha hecho un buen amigo, yo no lo conocía. Esa es también una gran virtud del sindicato, simplemente buscar lo que ellos consideraban en su momento que era lo mejor, sin conocernos.
— Ahorita viene un ambiente que usted capta muy bien, usted fue al congreso…
— Viene la resaca.
— Viene un ambiente duro, de culpas, se comenta que el doctor Miguel Ángel recibió algo de parte de Valuaciones, para ‘mover’ que se hiciera este estudio…
— La verdad es que perdimos dinero, sí nos pagaron, pero nosotros somos los asesores de 24 gobiernos estatales, de 37 universidades, de más de 500 clientes y al final de cuentas nos dedicamos de tiempo completo a resolver este problema como un compromiso con la nación, no había ni que repartir, así que eso es absolutamente falso, quien conozca a Miguel Ángel sabrá que él no es ese tipo de gente y quien nos conozca a nosotros, lo puedo decir públicamente, sabrá que jamás hemos entregado un centavo para poder trabajar.
— ¿Tiene usted alguna relación directa con Eduardo Sojo y con José Antonio González Anaya?
— Trabajamos conjuntamente sin que yo esté contratado por ellos, pero trabajamos conjuntamente en tratar de resolver los problemas de la seguridad social de México. Puedo decir que el trato con ellos es también profesional, porque ellos se han dado cuenta que somos el único despacho que ha logrado reformas de 7 estados, de 24 universidades, y de muchos municipios; obviamente voltean los ojos hacia nosotros, igual que volteó el SNTSS, igual que volteo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, somos los asesores para la reforma del ISSSTE, la estamos negociando actualmente.
Yo creo que sería muy injusto tanto para Miguel Ángel, como para nosotros, que el prestigio ganado a pulso -porque nosotros no tenemos ningún padrino-, pues ahora resulte que nos lo ganamos dando mordidas o como le quieran llamar.
— Por eso yo consideraba muy importante preguntarle esto, porque se está manejando abajo.
— De ninguna manera, ni es el estilo de nosotros, ¡jamás¡, ni es el estilo de Miguel Ángel.
— ¿Tiene a funcionarios como socios en su despacho?
— Ninguno absolutamente, estamos muy orgullosos. Nosotros estamos en Saltillo, para empezar, totalmente desconectados de la política en México y todo lo que hemos hecho ha sido con el aval de nuestro propio trabajo, ya la gente nos habla, como Miguel Ángel Van-Dick, él nos habló, nosotros no le ofrecimos el trabajo, él checó quienes eran los despachos que podían sacarlos del problema y la prueba está en que lo sacamos del problema.
Y así lo han hecho 24 estados y lo han hecho 37 universidades y lo han hecho las secretarías de Estado como Educación, como Gobernación, como la del Trabajo, y toda esa parte de gobierno federal es trabajo gratis, es puramente social, labor social, no recibimos ni un centavo; ahí es solamente ayudar a cambiar un sistema o sistemas que están dañando mucho a los trabajadores, pero que no tienen información de que están o van a ser dañados, y también sacar a México de una crisis importante, ya que los sistemas de pensiones representan el mayor pasivo que tiene México.
— Así como algunas universidades y gobiernos de estados que han hecho sus reformas -y ahora el sindicato-,usted les da una solución a tantos años, pero después necesitan hacer otra, ¿qué se necesita que haga la autoridad?
— No necesariamente. Quiero decir que somos el despacho que ha hecho las reformas universitarias, 95 por ciento de las universidades reformaron gracias a nuestra propuesta y nuestra negociación con trabajadores y patrones. En el caso de los estados, 7 de 8 estados han hecho las reformas con nosotros. Algunos de ellos, universidades y estados, ya resolvieron el problema para siempre, otros no, otros lo resuelven por 20 o 30 años, otros por menos, pero ya normalmente hablar de menos de 20 años es difícil.
En el caso del Seguro Social, hay que recordar que era un problema coyuntural en el que había que destrabar por lo pronto la huelga, necesitábamos un respiro que nos diera la vida otra vez, sin ese respiro nos moríamos. Este respiro es para 65 mil nuevos trabajadores que se pueden contratar, si contratan a 10 mil por año, pues son seis años; si contratan a 8 mil por año, son 8 años, depende de cómo se contraten.
Durante este tiempo tienen que empezar las negociaciones, por un lado, para que el IMSS pueda aportar, y por otro lado, para que los trabajadores de la generación actual vean que van a hacer inviable su fuente de trabajo y que por lo tanto no solamente están arriesgando sus pensiones, sino que están arriesgando también su propio trabajo. Entonces, sí hay que hacer reformas a la generación actual y a las nuevas generaciones, pero no tengo elementos ahorita para decir cuál va a ser el plan, hay muchísimas maneras de reformar un esquema de pensiones.
— A usted le tocó negociar con Santiago Levy y con Roberto Vega, ¿cuál era la parte dura de Santiago Levy?, ¿qué le veía él de malo a esta propuesta que no quiso aceptar?
— Santiago Levy lo que veía es que le iba a costar un 21 por ciento de la nómina, Santiago Levy quería que le costara lo menos posible o nada; era una postura con poca disposición a la negociación.
— ¿En el papel activo que jugó usted en todo este proceso de negociación, qué mensaje les mandaría a los trabajadores en general del Seguro Social?
— Primero los quiero felicitar por ser un sindicato absolutamente democrático, en donde todo mundo participa, en donde todo mundo opina, y en donde ganó la democracia. Como dijo el líder Roberto Vega, “ganó el Seguro Social, ganaron los trabajadores, y ganó México”.
Yo he platicado mucho con los trabajadores y saben que el problema del Seguro Social es serio, y yo les recomendaría seguir analizando el tema del RJP de manera que no pongan en riesgo su propia fuente de trabajo y hagan las modificaciones necesarias al RJP en estos próximos 4 años que nos da de plazo el acuerdo al que llegaron el sindicato y los administradores.