Ser senador sin votos

El 14 de octubre último, Roberto Javier Vega y Galina, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social y una parte minúscula de la cúpula de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), se aseguraron de poner al gobierno de Vicente Fox una estrellita en la frente, acaso, la única “lograda” en trágicos cinco años de autodenominado gobierno del “cambio”.
Y es que ese día, Vega y Galina selló un antiguo pacto que tenía con las raíces más oscuras del régimen priista-foxista y, de manera “democrática”, en un madruguete a la inmensa mayoría de los trabajadores del IMSS, entregó las “conquistas históricas” de los agremiados a cambio de 65 mil hipotéticas “contrataciones”.
No es todo, tras la entrega del Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) de los trabajadores, y la puñalada al Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), asestada bajo un operativo de seguridad implementado con “halcones”, Vega y Galina minimizó las consecuencias de sus actos, y de plano escondió el impacto real que causará a los trabajadores su cuestionada “modificación”.
En el colmo, contrario al sentir de las masas de trabajadores -que califican a Vega y Galina como traidor-, se asegura que uno de los sectores más “oscuros” del PRD premió a Vega y Galina con un “paquete”, consistente en una senaduría y dos diputaciones federales de representación proporcional, a ocuparse en el próximo periodo presidencial.
De acuerdo con fuentes confiables, Francisco Javier López González -tesorero del sindicato con Fernando Rocha Larrainzár-, cabildeó personalmente el “paquete” -incluida la senaduría- con su “compadre” Jesús “Chucho” Ortega, aspirante a la candidatura del PRD para el gobierno del Distrito Federal, por cierto, hecho añicos por Marcelo Ebrard en las pasadas elecciones del 4 de diciembre.
Paradójicamente, el sucio pacto habría sido conocido y cobijado por el mismo Marcelo Ebrard y a su vez por Leonel Cota Montaño, presidente nacional del PRD; aunque se desconoce si se tomó o no la opinión a Andrés Manuel López Obrador, virtual candidato del PRD a la presidencia de México.
Para la mayoría de los trabajadores traicionados, la decisión del PRD no es casual, pues es un partido que ha demostrado, en “innumerables” casos, “arropar los desechos” de otros partidos y, en muchos más, engrosar sus filas con la “escoria de la sociedad”. Aunque para lograr el premio y hacerse de la senaduría, Vega y Galina deberá, primero, renunciar al PRI, entre otros de los requisitos que los del Sol Azteca le piden.
Según nuestros testigos, el PRD no ha medido las consecuencias de tamaño disparate, y opinan que el “costo” del premio deberían dejarlo pagar al PRI o de plano al PAN, pues en el marco de la sucesión en el sindicato, saldrán a relucir “trapitos al sol”, que dejarán muy mal parado a Vega y Galina y a quien lo proteja, y que irán desde el presunto enriquecimiento inexplicable, hasta la presunta protección a integrantes de su CEN con “visibles” nexos con el narcotráfico.
De más está decir, aseguran, que tras el engaño a sus representados, Vega y Galina no representa más de 40 votos -y nomás de su CEN-, de los más de 370 mil de trabajadores activos, y 120 mil de jubilados y pensionados; en pocas palabras, aseguran, “el tipo no vale nada”.
Valga algo o nada, apenas la tarde del 22 de noviembre que pasó, Vega y Galina se apareció en el Senado de la República, fue como acompañante de Fernando Flores Pérez, director del IMSS, a la glosa del quinto “informe” del presidente, y de paso, a escuchar un rosario de promesas que Flores Pérez hizo a los senadores, relativas a cómo tratará de sacar al IMSS de la putrefacción en que se lo dejó Santiago Levy Algazi.
El caso es que en una indecente intervención, Genaro Borrego Estrada, exdirector del IMSS y tenaz promotor -junto con Levy Algazi- de la destrucción del CCT y del RJP dijo a Vega: “… en efecto, fue una gran labor la que se hizo al revisar tan satisfactoriamente el CCT y le quiero expresar al diputado Vega -iba a decir senador, ¡ojalá!, ya falta muy poco-…, lo felicito porque tuvo que enfrentar a un congreso en un sindicato democrático, como es el del Seguro Social, y con valor, con inteligencia (sic), con determinación, sacó adelante una solución a la cual llegaron la administración y el sindicato”.
“Tiene todo mi amplio reconocimiento por ello…”, cerró con impudicia Borrego Estrada.