Para algunos, la presencia del secretario de Salud, Julio Frenk Mora en la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), fue una “burla”. Para otros, Frenk Mora se presentó sólo para repetir una larga letanía sobre las “virtudes y bondades” del seguro popular.
Lo cierto es que en repetidas ocasiones, Roberto Vega Galina, secretario general del poderoso sindicato, ha mostrado su desacuerdo con el engendro llamado seguro popular y las intenciones de Frenk Mora de consolidar su proyecto nacido en Funsalud a través del programa IMSS-Oportunidades, operado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Pero no sólo Vega Galina se ha manifestado en contra, también exsecretarios generales y secretarios generales seccionales, en suma, y aunque nada puede hacer, al pleno del SNTSS parece no gustarle nada el proyecto “incongruente” del secretario, apoyado con todo por el Gobierno federal.
Consiente de que en la toma de decisiones en este país “no participan los trabajadores”, Vega Galina se ha concretado a hacer público su “rechazo”. En efecto, aunque tardío, el 21 de mayo hizo publicar un desplegado en La Jornada, donde califica al seguro popular como un hecho “incongruente y lesivo” al IMSS que el sindicato rechaza de manera “tajante”.
Más allá del propósito loable de universalizar la atención -acusa el desplegado- “el programa conlleva la insuficiencia de recursos e infraestructura para atender a la población marginal, que paradójicamente termina por afectar al Instituto de Seguridad Social más importante del país y al ISSSTE, pues lejos de resolver la problemática de los más pobres, únicamente debilita instituciones consolidadas”.
Vega Galina comparó al seguro popular y la “pretendida” reforma a guarderías, con “proyectos privatizadores” como el carretero y bancario, “que generan enormes dividendos, pero que en la actualidad continuamos pagando los mexicanos”.
Siete días después de la publicación sindical, Vicente Fox Quesada puso en marcha el “Plan Maestro de Infraestructura en Salud” de Julio Frenk, y lo hizo en el Centro Nacional de Rehabilitación (CNR), por cierto, concebido por Guillermo Soberón desde su paso como secretario de Salud con Miguel de la Madrid y que, luego de 14 años de procesos de construcción harto corruptos que retrasaron su operación, ese día “inauguró”, por segunda ocasión, Fox Quesada.
Es cierto, poco antes de terminar su gestión, Ernesto Zedillo inauguró el CNR, pero el 28 de mayo último, en un acto vergonzoso, Fox Quesada reconoció que el CNR era “extraordinario”, y que a diciembre del año 2000 tenía un avance en construcción del 90 por ciento. Con eso justificó la inauguración, porque operaba, dijo, “de manera muy, muy limitada”.
Ese día, Fox “entregó”, “concluidas” las primeras dos etapas del Plan Maestro, que según el investigador de la UAM Xochimilco, Gustavo Leal Fernández, “consisten supuestamente, en la entrega a punto, de la obra de salud del expresidente Ernesto Zedillo”.
De la tercera etapa, Fox mencionó que “ya se está iniciando en forma paralela”, y que consiste en el desarrollo de la infraestructura de alta especialidad para la atención de la población no asegurada. Incluye, agregó, “la construcción y equipamiento de 55 unidades de especialidades médicas y cinco hospitales regionales de alta especialidad en lo que resta de la presente administración”.
Fox Quesada manifestó que para lograr la construcción de tales hospitales, “hemos encontrado ya las fórmulas y hoy precisamente estamos poniendo en práctica algunas de ellas”. El secreto, reveló Fox, consiste “en extender el presupuesto federal vía la participación a través de la fórmula que hemos denominado público-privada, en la cual sumamos esfuerzos y a través de la cual impulsamos más inversiones en infraestructura”, ni más, ni menos.
Como ha sido su gobierno, subterráneo y oscuro, Fox sólo mencionó que para la realización de las obras se contará con el respaldo financiero de Banobras, pero no mencionó quienes serán los próximos inversionistas o mercaderes de la salud, que, en obvio, contarán con la aprobación de Guillermo Soberón y su “destacado” alumno, Julio Frenk.
LA SORPRESA
Dos días después del “impactante” anuncio foxista, el 30 de mayo, el sindicato publicó en La Jornada otro desplegado. Vega Galina hizo patente su “sorpresa y extrañamiento” a las declaraciones del presidente “en función de abrir a capitales privados de inversión uno de los sectores estratégicos nacionales más importantes, como es la salud, al poner en marcha la tercera etapa del plan maestro de infraestructura en salud”.
En el documento, y respaldado por el Comité Ejecutivo Nacional, Vega Galina advirtió a Fox que “abrir este sector a capitales privados, es el primer paso para el desmantelamiento del sistema nacional de salud”.
Además, hizo un reclamo “nos oponemos abiertamente a que el sector privado, disfrazado de ‘sociedad civil’ y de quienes no se han dado nombres, participe con recursos económicos en este sector, ya que no se trata sino de especuladores a quienes se les ha abierto la puerta para el enriquecimiento económico vía la precaria salud de millones de compatriotas, en esto, las desmedidas ambiciones serán las únicas beneficiadas”, expuso.
“. sabemos perfectamente -abundó- que ese capital no es filantrópico, es capital que a toda costa busca la ganancia, es el mismo capital que nos ha endeudado con las carreteras, con el rescate bancario, son los mismos que una vez obtenida la ganancia huyen dejando la infraestructura a la suerte de un rescate gubernamental”.
Y siguió: “. vemos cada días las intenciones del Gobierno federal de intervenir en las instituciones tripartitas como lo es el IMSS, argumentando la inviabilidad y su obsolescencia”.
Y remató con un mensaje velado a Julio Frenk: “sepan todos aquellos que hoy se presentan como los grandes renovadores, que estamos en pie de lucha, que defenderemos a las instituciones contra quienes se atrevan a intervenir en forma negativa, atentando contra su espíritu solidario para lo cual fueron creadas, las defenderemos no sólo con ideas, también con nuestro compromiso de trabajo, con la unidad y nuestra fuerza”.
Con el saco puesto, Julio Frenk acudió al sindicato poco después del mediodía de ayer, lunes 23, es decir, 24 días después de que Vega Galina demostró “su fuerza” en el desplegado. Sólo que Julio Frenk se presentó a exponer un “desgastado y aburrido” discurso sobre el seguro popular. Cuestionado por los secretarios generales de los seccionales sobre las intenciones de ocupar el IMSS-Oportunidades y “privatizar la salud”, el secretario simplemente respondió: “es que la salud ya está privatizada”. De acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica, la presencia de Frenk en el sindicato causó “malestar” en amplios sectores sindicales y administrativos del IMSS.
Y es que la visita de Julio Frenk a la “casa” de Santiago Levy podría no ser casual. De acuerdo con Leal Fernández, las declaraciones “históricas” de Santiago Levy -a finales de mayo- marcan el “fracaso” del seguro popular -Imagen Médica 20 de junio, Gustavo Leal: Las reformas a guarderías, madruguete mañoso de Genaro Borrego-.
Lo cierto es que luego de tres horas de reunión, Julio Frenk abandonó el sindicato, se quitó el saco y se subió a la flamante Jeep Cheroky verde y se fue escoltado por los “guaruras” que le dispensa el Estado Mayor Presidencial y un motopatrullero de tránsito, de los de “elite”.
EL OTRO PALO
El 25 de abril último, Vega Galina dijo -Imagen Médica “¡No a las UMAES!”- que el sindicato “no tenía” información del proyecto de las Unidades Médicas de Alta Especialidad (UMAES), que sabía que el Instituto estaba trabajando en ellas, pero que serían un “fracaso”, puesto que se necesitaban más recursos. De hecho, calificó a ese programa como una “falacia”. Poco más de un mes después, el 29 de mayo -Imagén Médica “Santiago Levy es culpable del desabasto”-, Vega Galina ratificó su postura sobre las UMAES.
Además, se quejó que el sindicato -como en muchos otros casos- no participaba en el proyecto UMAES, sin embargo, dijo que estarían de acuerdo siempre y cuando “conservemos nuestra fuente de trabajo, nuestras condiciones de trabajo y mejoremos la calidad de la atención”.
Pero pasaron sólo 20 días más y la “falacia” se hizo realidad. En efecto, el pasado 19 de junio apareció publicado en el Diario Oficial de la Federación un monstruoso decreto expedido por Fox Quesada en donde se legaliza a las UMAES. Al amparo del artículo 251 fracción VII de la Ley del Seguro Social (LSS), entre otros, el presidente dispuso las “reformas, adiciones y derogaciones a diversos disposiciones del Reglamento de Organización Interna” (ROI), del IMSS.
En otras palabras, Fox dispuso los “cambios estructurales identificados” por el Banco Mundial y “sugeridos” al IMSS desde 1996, y concretizados en 1998.
Del documento se desprende la creación de “Órganos Colegiados”, entre los que se ubican los “Consejos Consultivos” regionales y delegacionales y, las “Juntas de Gobierno” de las UMAES. También aparecen los “Órganos de Operación Administrativa Desconcentrada”, que comprenden las direcciones regionales, las delegaciones y las UMAES.
Hay modificaciones también en las funciones del Órgano Interno de Control, que en gran parte, “dependerá” del presupuesto autorizado por el Consejo Técnico. Entre otras, se establecen las facultades de la Dirección de Incorporación y Recaudación del Seguro Social, de la Dirección de Administración y Calidad, de la Dirección de Desarrollo de Personal y Organización.
La parte más amplia del documento se dedica al concepto de la “Desconcentración Administrativa”, en la que en primer plano queda por demás claro el por qué el sindicato no tiene “vela en el entierro” en las UMAES, “la Junta de Gobierno de cada UMAE, se integrará por un representante designado por el director de Prestaciones Médicas, quien la presidirá, y el director de la UMAE que fungirán como representantes gubernamentales, dos representantes del sector obrero y dos del sector patronal”, dice.
No es todo, en la fracción primera del artículo 151, relativo a las “facultades” de las UMAES, queda en evidencia lo que Imagen Médica anunció tiempo atrás; que a costa del sacrificio de los derechohabientes, en las UMAES se podrán atender particulares o no derechohabientes al amparo de “convenios que se contemplan” en la LSS.
Dice así: “Proporcionar consulta externa, atención hospitalaria médico quirúrgica, farmacéutica, auxiliares de diagnóstico y tratamiento, y servicios de admisión continua de alta especialidad, a los derechohabientes que les sean remitidos por otras unidades médicas del instituto, así como a los no derechohabientes que estén amparados en virtud de los diferentes convenios que contempla la Ley, sin afectar la atención de los derechohabientes y hasta el límite de su capacidad instalada”.
El círculo se cierra en las restantes 11 fracciones, en particular con la segunda que reza: “Prestar servicios de salud en aspectos preventivos, médico quirúrgicos y de rehabilitación de alta complejidad en sus áreas de especialización a la población señalada en la fracción anterior”.
El capítulo más amplio del documento se dedica a la “Circunscripción Territorial”, es decir, un reacomodo de las Delegaciones, Subdelegaciones y Oficinas para Cobros de acuerdo a “jurisdicciones” establecidas en toda la República.
Aunque el establecimiento formal de las UMAES supone un movimiento importante de trabajadores sindicalizados y de personal de confianza del Instituto, el documento no hace alusión al denominado proyecto “Analítico Puesto Plaza”, que generó inconformidad en amplios sectores del sindicato nacional.
Sin embargo, tal vez para calmar el ánimo de los inconformes, el transitorio tercero establece que “el personal de las delegaciones que en aplicación del presente Decreto se adscriba a las UMAES, en ninguna forma resultará afectado en sus derechos ni prestaciones”.
En suma, el decreto foxista “dado” en Los Pinos el 16 de junio y en vigor desde su publicación, el 19, converge hacia el Proyecto de Reforma del IMSS elaborado por el Banco Mundial y del que dieron cuenta Carlos Acosta y Guillermo Correa en 1998, a través de un reportaje publicado en el número 1117 del semanario Proceso, cuando el proyecto se encontraba en la cuarta “fase”, la de “negociación y aprobación” de un crédito por 700 millones de dólares.
De acuerdo con el proyecto -publicado también en Proceso– la quinta fase, la de “ejecución”, comprendería “la aplicación de los recursos, las etapas de ejecución, la aplicación de la normatividad, el control financiero y el alcance de metas”. El decreto foxista se inscribe en esta etapa, sólo que un poco desfasado.
Por venir estaría la sexta fase, la de “supervisión”. Comprendería las “misiones periódicas” del BM, los “informes anuales” y las “auditorías”, que también ya caminan.