Los médicos residentes doblan a Asa Ebba Cristina Laurell
Martí Batres protege los programas “taquilleros” de López Obrador

Valentín Cardona
5 de julio de 2003

Apenas a finales de abril último, Asa Ebba Cristina Laurell, titular de la Secretaría de Salud del Distrito Federal (SSDF) presentó ante los diputados del Distrito Federal su “Informe de Trabajo 2002”. Como los más de los políticos, y aunque admite “tenemos todavía que aceptar muchos retos y lograr que el cambio que se está impulsando adquiera carácter estructural”, la mayor parte de su discurso se fue en destacar “logros”, y en anunciar “diagnósticos”.

Del Informe de Asa Ebba se desprende que Ella está prácticamente fuera de toda culpa de lo que pase o suceda contra el desarrollo de su Programa de Salud 2002-2006, el responsable, si lo hay, se encuentra en el pasado. “Los esfuerzos por construir una administración que apoye las actividades sustantivas de la SSDF requieren corregir una serie de problemas y prácticas institucionales heredados.”, dice en su Informe.
Como ejemplo, Asa Ebba acepta que existe una enorme falta de médicos especialistas y enfermeras bajo su administración, contra un excedente de médicos generales, odontólogos y trabajadoras sociales. El problema, dice, es una “inadecuada” distribución de personal causada por “décadas de una inadecuada planeación” y, en algunos casos, -abunda- de “privilegiar intereses particulares por encima del interés de la institución y de los usuarios de los servicios”.
Finalmente, Asa Ebba aterriza las culpas sobre los dos sindicatos que controlan a su Secretaría, el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA). De los dos, Asa Ebba hizo públicos sólo algunos de sus trapitos sucios.
El primer sindicato representa a los trabajadores de la SSDF, el segundo, a los de los Servicios de Salud Pública del Distrito Federal (SSPDF), Organismo Público Descentralizado, bajo responsabilidad del GDF. Por razones “históricas” y según Asa Ebba, el conjunto SSDF-SSPDF forman la dependencia social del GDF “con la estructura y tejido institucionales más consolidados”.
En los círculos de la salud, se conoce a Asa Ebba como una persona prepotente, autoritaria, terca y vertical en la aplicación de sus “políticas” de salud a las que protege y sobre las que no acepta cuestionamiento alguno. Para Ella, los médicos, enfermeras y médicos residentes son sólo eso, un nombre. A ellos, asegura, no están dirigidas sus políticas saludables.
Tan “consolidado” está su Informe, que no dedica un solo renglón al trabajo de los médicos, enfermeras, personal o médicos residentes. Es más, el término médico residente no existe en su vocabulario.
En efecto, en la página 48 del Informe aparece el apartado “Educación, capacitación e investigación” y, en la 49 aparece la única mención: “. en 2002 egresaron 148 especialistas e ingresaron 154 médicos. En total se tiene 442 residentes en los diferentes grados académicos”. De ese tamaño es su desdén.

RESISTENTES

Hace 26 días que alrededor de 250 médicos residentes de la dependencia social más consolidada del GDF se establecieron en “asamblea permanente” en el Hospital General de Balbuena, para pedir mejoras a sus condiciones de trabajo y el suministro adecuado de medicamentos e insumos, para brindar una mejor atención a los enfermos que acuden a la red hospitalaria dependiente de Asa Ebba.
Desde entonces, habían intentado dialogar en vano. Pero la tarde del jueves 3 llegaron a la plancha del Zócalo capitalino. “Aquí están los 66 residentes que dice la secretaria de Salud que somos”, retaron los médicos residentes inconformes. Luego, desplegaron una docena de mantas con vista hacia las oficinas del jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador.

Ese día, y frente a la “terquedad” de Asa Ebba, cinco médicos residentes ingresaron a dialogar a Los Pinos y una comisión de 10 ingresó a gobernación del Distrito Federal también a “negociar”, en obvio, Martí Batres Guadarrama resolvió -por el momento- lo que Asa Ebba sólo complicaba al paso de los días.
Y es que el 27 de junio, un día después de la marcha de protesta de los residentes en que quedó al descubierto el lamentable estado de los hospitales de la SSDF y sus condiciones de trabajo, Asa Ebba mostró su verdadero rostro. Libre de culpa, dijo que el aumento a las becas de los residentes era “competencia federal”, además, les ofreció “reubicarlos” si no estaban conformes. En el colmo, advirtió a los inconformes que podían ser “sancionados” a través de la aplicación del Código Penal del DF. –La Jornada, 260603-.
Las justas demandas de los médicos residentes no son “nuevas”, pues han intentado dialogar a lo largo de un año con siete meses, aseguran. Tampoco obedecen a intereses mezquinos, pues sólo piden “mejores condiciones de trabajo, material para atender a nuestros pacientes, medicamentos, biblioteca virtual, y computadoras para estar actualizados, acceso a revistas médicas, y uniformes”.
Luego del retorno de Asa Ebba a la era cuaternaria y su amenaza de aplicar la ley del garrote, los médicos residentes tejieron fino, tenían ya el amplio respaldo de médicos de base, enfermeras y trabajadores de los hospitales, por eso el jueves 3 desafiaron al poder.
Ante la magnitud del problema, Asa Ebba fue reemplazada por Martí Batres, quien estableció una “mesa” de negociación con la que presuntamente se dará respuesta satisfactoria a los residentes a partir del próximo lunes 7.
Aun así, los médicos sostienen que seguirán trabajando “bajo protesta” hasta la conclusión total de su pliego petitorio. Imagen Médica platicó con algunos de los residentes en el Zócalo.
La secretaria de Salud, Asa Cristina, los amenazó, ¿no tienen miedo de las represalias?
— No. Aunque sí dijo que nos podían poner a disposición de otras instituciones, pero no sé como piensa hacerle, cuando ahorita, en los 23 hospitales de la red, solamente están atendiendo urgencias, está parada la consulta externa y no se están sacando cirugías programadas, hay que ver como es que suple esas necesidades.
Asa Cristina dijo que eran sólo 66 residentes, ¿cuántos son?
— Somos un poco más de 400. No estamos todos aquí porque hay áreas que por ética no podemos descuidar, como serían las de trauma choque, terapia neonatal, urgencias, no podemos dejar a la población descubierta.
Sin embargo, están nuestros compañeros trabajando bajo protesta en sus áreas de trabajo. Nosotros estamos cubriendo jornadas de hasta 36 horas en los hospitales, atendiendo pacientes, operando, sacando adelante A todos los pacientes.
¿Cuál es el plan del día de hoy?
— Ahorita acaba de entrar una comisión a hablar con las autoridades de gobernación para ver que solución nos tiene del pliego petitorio, porque esto ya tiene un año siete meses.
Hay papeles firmados por las autoridades y no han resuelto absolutamente nada.
Nos ofrecieron cuatro computadoras para todos los hospitales, ¡imagínese!, yo creo que es una burla a nuestro desempeño cuando estamos sacando el trabajo adelante.
Nos ofrecieron una biblioteca virtual y nos enseñaron una que prácticamente es para un niño de primaria, o sea, algo que no cubre nuestras necesidades para estar actualizados y atender a nuestros pacientes.
De esta reunión va a depender el siguiente paso del movimiento.

LA URGENCIA

La ineficiencia de Asa Ebba a enfrentar y resolver el problema con los médicos residentes, puso en peligro la “alta popularidad” de López Obrador y en entredicho el resultado real de sus programas de salud “taquilleros”, por eso, Martí Batres entró al relevo de Asa Ebba y pudo acallar temporalmente las protestas.
Pero la cloaca que destaparon los residentes, ante la “terquedad” de Asa Ebba, ya nadie la podrá cubrir.
En cuanto a medicamentos e insumos, ¿qué les falta? -Preguntó Imagen Médica a los residentes en el Zócalo.
— Todo, no hay gasas, medicamentos, material de sutura., ese es otro de los problemas que estamos manifestando y por lo cual estamos exigiendo más insumos para trabajar mejor. Un ejemplo: en el caso de anestesia, es que una sonda endotraqueal, cuando tiene que ser utilizada para un paciente, la reutilizamos hasta 20 veces, se lava y se vuelve a utilizar. Esto no debería de ser, porque es un alto riego para el paciente, y para nosotros.
¿Cuál sería el riesgo?
— ¡Pues imagínese que pasa si tenemos un paciente con Sida! Muchos de los pacientes que atendemos, que si bien son de bajos recursos, otras veces nos llegan delincuentes de reclusorios, gente que se droga. Entonces, obviamente pueden tener enfermedades que muchas veces con lavar una sonda endotraqueal no es suficiente para acabar con los gérmenes y pudiéramos tanto contaminarnos nosotros como a otras personas.
¿Aparte de la preparación que adquieren, que más hacen los médicos residentes?
— Somos un sostén de los hospitales. Por ejemplo, el Hospital Pediátrico Quirúrgico de Moctezuma es el único hospital del Distrito Federal, y de todo México, donde se opera las 24 horas a los niños en Urgencias. Ni el Hospital Infantil de México, ni el Instituto Nacional de Pediatría cuentan con este servicio, por lo tanto, los residentes estamos saturados. Tenemos hasta 15 cirugías en 24 horas con uno o dos cirujanos y uno o dos anestesiólogos de base, además, sin recursos. Hay un quirófano que está completo, y el otro, a medias, porque no tiene los recursos adecuados para darle una atención adecuada a un paciente pediátrico.
¿Tienen completa la plantilla de médicos especialistas de base?
— Claro que no, la manera en que trabaja la SSDF es que se cubre con residentes. Por ejemplo, cuando se va un cirujano pediatra especialista de vacaciones, no hay nadie que lo cubra, lo cubrimos los médicos residentes.

Cuando se va cualquier técnico de laboratorio o rayos-X, no se cuenta con ese servicio durante 15 días, siendo que en todas las demás instituciones y hospitales de México si se cubre, o sea, que ahí hay una pérdida enorme de recursos. Y eso se puede decir de todas las especialidades, desde ginecología, medicina familiar, plástica, de todas las que se tienen en la SSDF, por lo tanto, el servicio se atrasa en perjuicio de los enfermos.
Aunque los servicios de salud que Asa Ebba presume son “eficientes”, lo cierto es que sus “políticas taquilleras” como el Programa de Servicios Médicos y Medicamentos Gratuitos y el Programa de Adultos Mayores, han rebasado la capacidad de respuesta de la SSDF hacia la ciudadanía, pues en el ánimo de ganar popularidad, no se respaldó en una sola política de salud “alternativa”.
Mejor lo explica el profesor Gustavo Leal Fernández en Más allá de una ‘esperanza’ taquilleraLa Jornada 7 de junio-: “Treinta meses después de su designación, el equipo nombrado por López Obrador más que resultados en la mejora real en la situación de salud de la población a su cargo y, sobre todo, de los pacientes, médicos, enfermeras y profesiones afines que los atienden, sólo comunica algunos diagnósticos”.
Diagnósticos que, en efecto, Asa Ebba también utiliza para encubrir la incapacidad de los servicios que presta la SSDF, como disminuyen, dice que se debe a que “incluyen a residentes de los municipios conurbados, que corresponden en promedio, al 23 por ciento de los servicios de la SSDF”. Es decir, justifica, “la presión sobre nuestros servicios se debe a que, particularmente el Estado de México tiene un déficit serio de servicios de salud”.
Para Leal Fernández no pasó inadvertido el terrible parecido del Programa de Salud de Asa Ebba y el de Julio Frenk que, sostiene el también investigador de la UAM Xochimilco, “también alude a una demagógica “democratización de la salud”; a la “calidad” médica como recurso administrativo desvinculado de su fundamento clínico y a los “usuarios”, más que a los pacientes”.
Según Leal Fernández “lo profundo del trabajo del GDF aun no es visible”, y resume que López Obrador también fue elegido “para que obre a favor de la atención oportuna y resolutiva de todos aquellos que tocan a la puerta de la red metropolitana de salud buscando alivio frente a sus episodios de enfermedad”.
¿Podrá?, concluye su texto Leal Fernández.
Parece que no, y menos si se considera la opinión de Elías Miguel Moreno Brizuela, presidente de la Comisión de Salud y Seguridad Social del Senado de la República, que asegura que quien encabeza la SSDF, más que una persona terca e incapaz: “es estúpida”.

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