ISSSTE Valentín Cardona Si a la diputada federal Elba Esther Gordillo se le puede llamar “Elba de Troya” o Lady Macbeth Gordillo, a Benjamín González Roaro, director del ISSSTE bien le quedaría el mote de Benjamín el Troyano.
Según el “folleto” elaborado por la clandestina asociación “Ignacio M. Altamirano”, que tiene como finalidad dar a conocer las “deleznables prácticas de esta mujer”, y que contiene presuntas grabaciones telefónicas entre Elba Esther y un buen número de funcionarios y políticos, la maestra utiliza al ISSSTE “como si fuera de su propiedad”. Del libelo se desprende que, en efecto, Elba Esther “maneja de manera patrimonial al ISSSTE”, pues transcritas al menos cuatro de sus conversaciones con Carlos Olmos Tomasyni, coordinador general de Comunicación Social, éste le indica que “ha cumplido con sus indicaciones”. Así, controlado por Elba Esther, González Roaro se la lleva, pues, fácil en el ISSSTE. Tanto, que hasta pelo le sale. Y no es para menos, al director del ISSSTE le han hecho lo que al viento a Juárez las presuntas anomalías que cometió cuando dirigió el Fideicomiso de Vivienda para el Sector Magisterial (Vima). Denunciadas en el semanario Proceso, quedaron apenas como una pequeña mancha en su largo expediente. Cualquiera con una vida como la que disfruta González Roaro se sentiría halagado. La Secretaría de Hacienda, por ejemplo, le hizo el trabajo “sucio” para presentar la reforma espejo al ISSSTE, proyecto que hasta donde se ve, se topó, por lo pronto, con el sindicato. Lo que gana González Roaro por “dirigir” el ISSSTE parece normal: 30 mil 973 pesos, con 46 centavos. Pero goza, además, de una “compensación garantizada” de 181 mil 177 pesos con 47 centavos; lo que le asegura un “sueldo integrado” de 212 mil 150 pesos con 95 centavos, nomás. Aparte, tiene a “su disposición” un automóvil y cinco personas, para hacer lo que se le antoje, todo, por supuesto, con cargo al erario. Pero hay un poco más según la información proporcionada por el ISSSTE a Imagen Médica a través del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública. Desde que tomó el cargo, hasta el 31 de julio último, González Roaro gastó cerca de 400 mil pesos en viáticos. Y, en el mismo período, del erario tuvieron que disponerse de otros casi 50 mil pesos, sólo para pagar sus llamadas telefónicas internacionales. Pequeños lujos que se da el director y que cree que los vale, pues para difundir los “logros” de su dirección, ha gastado unos 35 millones de pesos en “publicidad”, de enero de 2001, a junio de 2003. |