Por Bibiana Faulkner
Mi hermana estudia Psicología, y fue ella, quien platicándome sobre Análisis
Conductual Aplicado, me dio la idea para estas líneas.
Si yo supiera que moriré pronto, de todo lo que diría, estaría el siguiente listado, con líneas justas para diferentes personas:
– ¿Qué esperas para dejarnos ir?
– Hermanos, ustedes siempre fueron mis mejores amigos.
– Eres la mujer de mi vida.
– Yo mentía más que tú.
– En realidad, nunca quise coger contigo.
– Jamás me gustó el mes de abril.
– Ojalá nunca nos hubieras dejado, o no sé.
– Hasta donde mis ojos no vean más, hasta allá te quiero.
– Tu mujer es una perra.
– Soy gay, ¿y qué?
– Prefiero hablarte de tú.
– Nunca bebí lo suficiente.
– Te heredo mis d(e)udas.
– Las fotografías se huelen como se huele la lluvia sobre tierra mojada.
– Perdóname.
– Acuéstate… no, revuélcate conmigo.
– Yo me opongo.
– Te voy a encontrar en la otra vida, por eso estoy tranquila.
– Cobarde.
– La infidelidad me enseñó a ser fiel.
– A ti, te amé tres días a la semana.
– Los sueños no duran, ¿ves?
– Con un poquito de suerte, yo te haría feliz.
– No soy tan vulgar, pero me la pelas.
– El clítoris tiene alma.
– A veces, la cerveza es como un cuerpo. Se toma y ya.
– No me importa, prefiero el football.
– Las palabras altas y sonantes son lo mío, puta.
– Huir siempre es una opción.
– Hondamente te perdono.
– Te amo.
Antes o después, diría un discurso que también habría que leer entre líneas, para muy pocos. Antes o después haría el amor, me carcajearía con todas las letras del abecedario, correría a unos noventa kilómetros por hora y evitaría saltar de mi azotea, no sea que muera antes de tiempo.