Por Bibiana Faulkner
Twitter: @hartatedemi
Aprendí que las ganas
no se extinguen
ni queriendo quemarlas.
Entendí que los sueños
también se sufren;
que dan miedo
tanto como duelen.
Escribí que besar
es aprender a hablar,
pero sin voz.
Entonces nunca,
nunca hubo
distancia más abismal
de mis manos
a las tuyas,
de mi cuerpo
a tu cama,
de tus alas
a mi espalda;
nunca hubo
tanto como hoy.
Descubrí,
que el mejor camino
descansa en tus pechos
y la mejor rendición
habita entre tus piernas.
Y que la batalla
mejor perdida,
siempre has sido tú.