Por Bibiana Faulkner
Twitter: @hartatedemi
Pasarás cada una de tus noches
vendiéndote a las sábanas
y deseando encontrarme ahí.
Entonces la voz de tu garganta
reventará tus huesos
en un grito sordo y seco.
Y no serán de mi autoría
los jadeos de tu espíritu
aún convulso.
Escucharás mi nombre
en cada sucia ciudad
y le fingirás amnesia
en cada una de tus citas
para no encontrar mi rostro
en cada mujer.
Huirás de tu cuerpo
y ahí
mirando
de
lejos,
contemplarás con lascivia
la cama con olor a usado.
Pensarás en mis manos
y te preguntarás
en qué cuerpo estarán.
Y el mismo ejercicio
repetirás con mis labios
hasta que tu cerebro
se enferme
y tu carne se deshaga.
A bocanadas bastas
me exiliarás
primero de tu cuarto.
Después yo me iré
por la puerta trasera
y me haré como polvo.
Y fumarás demasiado.
Y beberás hasta ahogarte.
Mientras, yo entregaré
tus ropas al fuego
y venderé mi alma
al mejor postor
que se conforme
con mis sobras,
porque no tengo nada más.