Por Carlos LM
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@Bigmaud

 

Feliz iba por la vida porque ningún mosquito

 

había mordido mis brazos durante varios años.

 

Miraba mi piel y decía:

 

vaya que está suavecita,

 

ningún mosquito ni mosca

 

le ha dado su beso mortal.

 

Igual, como todo, uno se pone a pensar:

 

¿por qué en esta casa hay tantas ronchas

 

y yo no tengo ninguna?

 

¿Por qué mi hermana fue picada

 

y mi madre fue picada

 

y mi padre también?

 

Inclusive mi hermano, el muy flaco,

 

tiene sus marcas en la piel.

 

Todos menos yo, aunque no me fijé

 

si el perro fue despreciado también.

 

¿Será que los mosquitos no hallan

 

apetitosa mi piel?

 

O será que tengo sangre demasiado dulce

 

o pesada para los mosquitos

 

que cuidan no aumentar su barriga.

 

Ya no sé. Conozco el despecho de

 

no sentirse deseado

 

ni por unas mosquitas que vuelan hacia la basura

 

lejos de la piel que he cuidado con cremas

 

y baños.

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