La Secretaría de Salud, DOIHI y el HRAEI
Valentín Cardona
Primera parte
19 de febrero de 2014
La Secretaría de Salud es el ente del gobierno Federal encargado de engendrar políticas de salud y de llevar salud de calidad a todos los mexicanos. Dirigida y representada por Mercedes Juan López, la Secretaría navega sin rumbo fijo y de tumbo en tumbo, sin metas fijas para el bienestar y el futuro de los mexicanos. Quizá la única “carta” de Mercedes Juan ante Enrique Peña Nieto, lo fue el pago de favores y de apoyos a su campaña presidencial desde la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) y así, Peña Nieto en el pecado está cargando su penitencia.
Desarrollo y Operación de Infraestructura Hospitalaria de Ixtapaluca S.A.P.I. de C.V. (DOIHI), es una empresa descendiente de un complejo “consorcio” y del entramado de oscuros mecanismos financieros y legales; fue formada para “desarrollar y operar infraestructura hospitalaria” en sociedad con la Secretaría de Salud. La conjunción de empresas nacionales y extranjeras y sus movimientos financieros con la banca nacional, internacional y la Bolsa Mexicana de Valores son muy difíciles de seguir. Que cárteles ni que ocho cuartos, se la saben de todas todas.
El Hospital Regional de Alta Especialidad de Ixtapaluca (HRAEI), fue concebido mucho antes del Calderonismo, pero hecho realidad en ese régimen tras su inauguración el jueves 29 de marzo de 2012. Felipe Calderón destacó entonces que el HRAEI fuese el “hospital más grande construido durante su administración”…, una gran obra, dijo, “para beneficio de la gente más pobre”…
Dos años después y a pesar de los millonarios recursos que la Secretaría de Salud eroga mensualmente para la manutención del DOIHI y del HRAEI, Peña Nieto se resiste a voltear hacia abajo, quizá entretenido con sus reformas “estructurales”. Con el desconocimiento y complicidad de la señora Funsalud, el HRAEI enfrenta sus días de más penuria, no se ocupa ni al 10 por ciento de su capacidad, carece de insumos, de medicamentos y de personal y mucho menos sirve para atender “a la gente más pobre” del país. Es un negocio para unos cuantos.
Y eso que para controlar a los institutos nacionales y los hospitales de alta especialidad, Juan López encabeza al menos a dos monstruos que solo sirven para mantener tranquila una jauría impresionante de personas acostumbradas a vivir del erario público, así como a recomendados, aviadores y parásitos gubernamentales. Se trata de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad y de la Dirección General de la Coordinación de Hospitales Regionales de Alta Especialidad.
Hoy, el HRAEI se encuentra convertido en un elefante blanco, es un costal sin fondo. Los servicios que ofrece a los “usuarios” se presumen como de primera y activos, pero algunos no se han echado a andar ; hay equipo “de alta tecnología” descompuesto o inservible e instalaciones defectuosas que no pasan las normas de calidad y todo por la inmisericordia de DOIHI en complicidad con Heberto Arboleya Casanova, sí, el director del hospital que en los hechos es casi dueño del mismo.
Arboleya Casanova mantuvo un sospechoso silencio, le bastaron dos palabras mágicas -“sin comentarios”-, para permitir a DOIHI ingresar a la Bolsa Mexicana de Valores para hacerse de una fortuna inmoral de casi mil 900 millones de pesos. Pobres inversionistas, pobres mexicanos “pobres”.
La trama
De acuerdo con información pública, el 11 de agosto de 2009 se firmó un contrato “PPS”, que significa, según DOIHI, el Contrato de Prestación de Servicios No. 00012003- 001-08 de fecha 11 de agosto de 2009 celebrado entre el Fideicomitente y la Secretaría, conforme el mismo ha sido modificado mediante primer convenio modificatorio de fecha 28 de enero de 2010, segundo convenio modificatorio de fecha 6 de diciembre de 2010, tercer convenio modificatorio de fecha 31 de mayo de 2011, cuarto convenio modificatorio de fecha 17 de octubre de 2011 y quinto convenio modificatorio de fecha 16 de diciembre de 2011.
Y en las modificaciones favorables a DOIHI, ni una palabra de las Secretarías de Salud, de la Función Pública y mucho menos del director del HRAEI Arboleya Casanova. La corrupción perfecta, pues. Es más, es tal la oscuridad que la Función Pública no ha querido o no ha podido nombrar algún “Órgano Interno de Control” en el hospital.
Para cumplir los efectos del contrato “PPS” se formó un consorcio constituido por las empresas Constructora y Edificadora, GÍA+A, S.A. de C.V., Assignia Infraestructuras, S.A. y Eductrade, S.A.
De todo el entramado solo se conoce que GIA es una empresa “100% mexicana dedicada a la infraestructura y construcción”, los nombres de los accionistas mayoritarios se reservan en el anonimato. Sin embargo, GIA presume al HRAEI como una de sus mayores obras y logros. De hecho, la construcción del HRAEI repercutió en sus informes financieros anuales en un incremento de varios miles de millones de pesos en sus ventas.
Por su parte, Assignia Infraestructuras es una empresa española subsidiaria o perteneciente al gigante Essentium, que presume como logros inmediatos un contrato mayúsculo de perforación de pozos para Petroleos Mexicanos (Pemex), el mantenimiento integral de los ferrocarriles de la ruta Buenavista – Cuautilán, la concesión para la prestación de servicios en el Hospital de Alta Especialidad de Ixtapaluca y la modernización y ampliación de la Carretera Federal # 2, tramo: Sonoyta-Río Colorado, entre otros. Essentium es un gigante español internacional dedicado “a la construcción, la infraestructura y la prestación de servicios”.
Pero si GIA y Essentium presumen y compiten por ser el mejor, Eductrade, S.A., no se queda atrás. Según información de Eductrade disponible públicamente, se sabe que esta empresa gallega se formó “con vocación de servicio”, y que se dedica al “desarrollo social, la sostenibilidad económica, el fortalecimiento de las administraciones públicas, la mejora de la salud y la educación…, en resumen, una empresa de consultoría y servicios para el desarrollo”
Y, por si quedara alguna duda sobre la humildad de la filosofía de Eductrade, remata en su página de Internet con su yugo de 500 años: “Aspiramos a convertirnos en precursores del desarrollo sostenible de los países en evolución, alcanzando posiciones de liderazgo y rentabilidad a nivel mundial…”
Pero no es todo, quizá el dato más importante radica en la explotación de los recursos que erogan el gobierno federal y la Secretaria de Salud y por lo que no alcanza para cubrir las necesidades básicas de salud de los “pobres mexicanos”. Según Eductrade, el “consorcio” en el que participa en México logró con la Secretaría de Salud “suministrar” servicios para la construcción de 37 mil 500 metros cuadrados -del HRAEI- en cuatro plantas de altura; una inversión de 75 millones de Euros, de los cuales 25 son de equipamiento médico; una concesión -de explotación-, por 25 años, que incluye la reposición, mantenimiento de equipos y prestación de servicios no asistenciales…”
La triste verdad es que según Eductrade, el banco nacional mexicano Banobras, financió el 80 por ciento del proyecto al consorcio y entre los tres socios del consorcio sólo invirtieron el 20 por ciento del costo total…, la corrupción perfecta, pues. De 2009 a 2032, los “pobres mexicanos” tendrán que pagar 288 millones de Euros, aunque según DOIHI, la pena se extenderá hasta el 2035…
En pocas palabras, de los mil 360 millones del costo original del proyecto, Banobras financió casi mil 100 millones y aún así, para aspirar a una atención en salud de mediocre calidad, los pobres mexicanos “pobres” tendrán que pagar poco más de 5 mil 200 millones de pesos a este consorcio hasta el año 2035…