Enrique Martínez y Martínez
Primer latifundista de Saltillo
Trucos para evadir los impuestos en Colonia Nueva Aurora
Por Juan Monrreal López
Febrero de 2003
Enrique Martínez y Martínez, fue incrustado por su padre en el servicio público, con premeditación, alevosía y ventaja; siendo todavía un júnior juvenil. La intención, fue siempre, sigue siéndolo; incrementar su peculio a costa de los bienes públicos: concesiones, hacienda inmobiliaria, dinero, exención de impuestos; pero sobre todo, impunidad.
Sin experiencia, en la carrera pública; gracias a las relaciones oscuras de su padre del mismo nombre que él, con Carlos Ayala, entonces tesorero del estado, dio el espaldarazo al hoy administrador estatal; ubicándolo como director de ingresos en el lejano 1975.
Desde allí, el titular del ejecutivo, comenzó su carrera de infractor. Con pasado negro y presente ilegal en el cumplimiento de su función pública; su fortuna mantiene los mismos precedentes e imposible de justificar en términos legales. Un arqueo de la secretaría de Hacienda, a la riqueza de Enrique Martínez y Martínez, revelaría sin duda, que ésta no tiene sustento lícito.
Saltillo, Coahuila.- Durante cuatro, años hemos documentado en Demócrata Norte de México, muchos de los ilícitos martinistas; este es uno más de los perpetrados por el ejecutivo del Estado, Enrique Martínez y Martínez. Ahora la especulación inmobiliaria descubierta, aparece en la Colonia Nueva Aurora, ubicada en la capital del estado.
Aquí, como en todos los negocios desarrollados por este clan, tampoco guardaron el menor pudor para sacar provecho de las relaciones mantenidas en con el poder público. Por el contrario, aprovechándose de éste, eludieron los impuestos; lucrando para tal efecto, con las funciones de la Comisión estatal para la regularización de la tenencia de la tierra urbana de Coahuila (CERTTUC).
La colonia Nueva Aurora, se ubica como muchas de los asentamientos construidos por la familia gubernamental, en suelos que fueron originalmente adquiridos como tierras de repastadero, es decir, como terrenos de pastoreo.
Estos predios delimitados por el bulevar Jesús Valdés Sánchez, fueron adquiridos por el padre del mandatario coahuilense, luego endosados a su heredera universal, María de Jesús Martínez Sepúlveda de Martínez; madre del empresario gobernante de Coahuila.
El feudo, a continuación fue vendido, con uso de suelo urbano, en mancuerna con su primogénito; como consta en las escrituras respectivas, depositadas en el Registro público de la propiedad.
Obvio; las ganancias fueron fabulosas. El precio de cada metro cuadrado se hinchó , por el simple cambio de uso de suelo.
Aún así, Martínez y Martínez no pagó un solo centavo de impuestos. La Comisión estatal para la regularización de la tenencia de la tierra urbana de Coahuila (CERTTUC) así lo aprobó sin chistar.
El asentamiento
En 1994, el nororiente de la ciudad de Saltillo se encontraba semi habitado. Los asentamiento humanos en esa área, eran escasos.
El triángulo de terreno del conjunto Nueva Aurora, se encuentra delimitado por la carretera a los González y el bulevar Jesús Valdés Sánchez. Todavía a mediados de los ochentas eran yermos surcados por arroyos y hendiduras. De hecho esta franja urbana saltillense se encuentra partida por el cauce del riachuelo de Fuentes.
Gentes del lugar platican, que hace treinta años, aquí existían todavía una hilandera y con más antigüedad; un molino de trigo recibían cobijo; antes que “la familia del gobernador los adquiriera”.
Concebido como todos los desarrollos inmobiliarios del clan de Enrique Martínez Y Martínez; en la zona se edificaron primeramente las fincas de Jardines de la Florida, la Florida; hasta que se irguieron las viviendas de la Nueva Aurora.
Colonia popular, la Nueva Aurora, divide sus calles con nombres tales como: Abelardo L. Rodríguez, que sigue el borde del cauce de Fuentes; la Libertad, la Unión, Villa Hermosa, Falcón, Nogales, Encino. El área llega hasta la avenida, Francisco Arizpe y Ramos.
De trazo irregular, el asentamiento abarca aproximadamente quince manzanas; un vivo retrato de la especulación urbana, que Martínez y Martínez, junto con sus protectores, consumaron con el simple cambio de uso de suelo.
Eso sí, los sobreprecios no redituaron un solo centavo a la Hacienda pública estatal, según consta en documentos.
Protectores de ayer y hoy
En 1993, Rogelio Montemayor se hizo de la gubernatura, con todo el apoyo de Carlos Salinas de Gortari. Desde las oficinas de la delegación SEDESOL Coahuila, Montemayor Seguy amarró las relaciones necesarias para apagar las ansias de novillero que Martínez y Martínez, manifestó en 1993, con el propósito de encaramarse al trono del Palacio Rosa.
Con las rabietas contenidas, Martínez y Martínez se dedicó de tiempo completo a sacar provecho de su habilidad principal: especulación inmobiliaria con protección gubernamental. Al fin y al cabo, Elíseo Mendoza Berrueto, conocido como el hombre de los buenos tiempos – por supuesto de sus amigos- gobernaba Coahuila; pero además, las relaciones de Martínez y Martínez con él eran, como siguen siendo; magníficas.
Buenos tiempos para especular, se dijo el latifundista saltillense.
Ni tardo ni perezoso, Martínez y Martínez se entrevistó con Eliseo Mendoza Berrueto, quien por vez primera, hizo de él un diputado federal ; merced al apego afectivo que se dispensan.
Era el principio de los tiempos, en que el nerviosismo de Mendoza Berrueto, por estar próxima la entrega de la gubernatura, nos califico de “pinches coahuilenses cerriles”.
Acordado el apoyo del aún gobernador, Martínez y Martínez se entrevistó con Benigno Gil de los Santos, en ese momento director de la CERTTUC. Con frenesí promovió la venta de los lotes de esta colonia popular.
Además, existía el riesgo que Rogelio Montemayor, pudiera actuar en contra de la especulación inmobiliaria de la colonia Nueva Aurora, a consecuencia de la actitud retadora, que Enrique Martínez había asumido durante la nominación y la propia campaña del hoy indiciado por el Pemexgate.
Por eso, el 22 de junio de 1993, siendo todavía gobernador su entonces protector y hoy su protegido, Elíseo Mendoza Berrueto; atestó la oficina del Registro público de la propiedad con enormes legajos de compra venta de la Nueva Aurora. Documentos firmados por él mismo, con todo el poder otorgado para pleitos y cobranzas; por su madre, María de Jesús Martínez Sepúlveda de Martínez.
Benigno Gil de los Santos, entonces secretario ejecutivo de la CERTTUC signó feliz los títulos; la orden recibida directamente de las oficinas del Palacio Rosa, donde dictaba Mendoza Berrueto – hoy director de el Instituto de estudios internacionales, creado a ex profeso para él, por órdenes de Enrique Martínez y Martínez- debía de cumplirse.
Por todo esto, sin asomo de duda, Laura Elena Garza Orta, entonces titular del Registro público de la propiedad, recibió con diligencia, las actas protocolizadas de las operaciones inmobiliarias.
Removida de su cargo por Rogelio Montemayor, seis años después recibió pago a sus favores, con el retorno a la oficina del registro. Aun más, Enrique Martínez y Martínez acostumbrado a premiar a sus dilectos, otorgó a Inés Garza Orta , hermana de esta funcionaria, la secretaría de la Contraloría del Estado.
De manera que, perdida la gubernatura ante el poder de Rogelio Montemayor, los negocios inmobiliarios fueron su mejor linimento.
Al fin de cuentas, el objetivo capital en la vida de Enrique Martínez y Martínez, siempre ha sido acumular bienes, vengan de donde vengan, obténganse como se obtengan.
Los datos duros de la historia personal y familiar de esta progenie, corroboran esta aseveración. Documentalmente no quedan dudas.
La CERRTUC: instrumento para evadir
Con Pluto como dios, el autócrata coahuilense no cesa de especular con inmuebles; ocupe o no alguna responsabilidad pública. Predios urbanos, superficies rurales, ranchos cinegéticos, derechos de agua, en fin, todo bien que se relacione con el modo de producción feudal, incluido el comercio.
De hecho, en el caso de Martínez y Martínez, el desempeño de responsabilidades públicas le han permitido facilitarse los trámites para enderezar entuertos documentales o evadir impuestos.
No obstante, este empresario metido a la política, tampoco tiene dificultad cuando se encuentra sin cargo público alguno. La red de complicidades con la casta gubernamental coahuilense, es tan vasta, que sus peticiones siempre son atendidas; incluso por Rogelio Montemayor Seguy, como se encuentra documentado en Demócrata Norte de México número 86.
Por eso, Enrique Martínez y Martínez, no tuvo problemas para evadir los impuestos de la colonia Nueva Aurora, amparándose en la Ley orgánica de la CERTTUC expedida el 11 de junio de 1991, por el entonces gobernador Elíseo Mendoza Berrueto.
Con todo el apoyo gubernamental; con una red de notarios estafadores de la fe publica; pero sobre todo, la alevosía protegida por la impunidad; los negocios de la cepa de Martínez y Martínez, no tienen pierde; son negocios redondos, pues.
Los botones documentales
Si usted amable lector tuviera en sus manos los documentos protocolarios de Enrique Martínez y Martínez, tendría que contratar algunos estibadores. El peso doblaría sus fuerzas, a la par que su fe, en que las Leyes sean aplicadas por igual, como señala la Constitución; nada más.
Pero en los tiempos de Vicente Fox, la reversa a manera cambio, es la constante. Como en los tiempos del PRI, Acción Nacional negocia con los ilícitos priístas para apoderarse de los espacios públicos.
Por eso, a pesar de que en los archivos de gobernación cuentan con las trucadas operaciones inmobiliarias de Martínez y Martínez, nada se hace, si no reditúa posicionamiento político de los blanquiazules. En la oficina de Santiago Creel existen estas pruebas; tanto como en la de José Luis Durán Reveles, subsecretario de Comunicación Social de la secretaria de Gobernación.
El asunto es que, a pesar de que este último funcionario es el responsable de darle seguimiento a los ilícitos de el autócrata coahuilense, nada hace, quizá queriendo negociar algunos espacios, para sus candidatos a las diputaciones federales de este año.
Por eso, los registros de las partidas de la colonia Nueva Aurora, como las de otros negocios, duermen bajo llave, en los cajones de los escritorios panistas; quienes buscan darles el poder de la espada de Damocles.
En el asunto de la colonia Nueva Aurora, los números de partidas y libros de registro, caen como confeti para la fiesta, de quien ahora, cascabeleado por el junior Miguel Alemán Velasco; quiere la grande.
Las partidas 15 611 del libro 157; 15 761 del libro 158; 16 977 del libro 170; 17 898 del libro 179: 20 158 del libro 202; 20 164 del libro 202; 2 903 del libro 291; 22 250 del libro 223; 23 009 del libro 231 y 24 466 del libro 245; son los botones de muestra, que en conjunto, indudablemente darían vida a una mercería inmobiliaria.
Martínez y Martínez desvergüenza total
Los predios vendidos por el hoy ejecutivo estatal en la colonia Nueva Aurora, redituaron para las arcas de esa cepa, cantidades millonarias en pesos, de antes del error de diciembre del 94. Con precio promedio de 20 pesos metro cuadrado de acuerdo a los metros y el importe total de la operación registrada en la papelería oficial de la secretaría de Finanzas del estado de Coahuila, atestiguan como los políticos y los grandes constructores de la entidad evaden impuestos; que luego son requeridos mediante coerción, a todo ciudadano común.
Aún más. Para alcanzar el beneficio de la cancelación de impuestos; los valores catastrales asentados en todos los documentos fueron de 500 pesos, al margen del número de metros cuadrados de cada lote.
Con este truco, digno de su actitud fullera, Martínez y Martínez, pudo cobrar bajo otro concepto – con el rubro de valor de los inmuebles- cantidades más elevadas que le valor catastral.
Pero eso no fue todo. Estafador al fin, de cada escritura dedujo 21 mil 991 pesos, operación que le redituó el gran total de cada terreno, aunque al final del recibo fiscal del estado, asentara que el total a pagar en impuestos eran cero pesos, cero centavos. Así es como se las gasta este gobernante coahuilense, su progenie, pero también sus dilectos.
Solo queda esperar que la Ley se aplique, aunque como están los tiempos, estamos muy alejados del los deseos del poeta Bob Dylan con su canción; los tiempos están cambiando.
La era de Fox, resultó un fiasco.
Publicado con autorización de la Revisa Demócrata Norte de México.