Guarderías y “estancias”: cinco opiniones sumamente autorizadas
Gustavo Leal Fernández
Con utilidades anuales entre 25 y 36 por ciento, las guarderías subrogadas del IMSS pueden ser atractivas franquicias para hacer negocios. Santiago Levy y Juan Molinar Horcasitas las expandieron vertiginosamente. Crecieron de 757 a mil 514. Hoy existen 600 prestadores que pelean ganar una de las 150 “licitaciones” contempladas por Daniel Karam.
En mayo de 2008 la Coordinadora de Guarderías del IMSS, Carla Rochín, declaró que “pueden ser buen negocio si se administran adecuadamente”. Tienen un gran potencial, agregó, considerando “que hay 400 mil madres trabajadoras que buscan lugar”.
La inversión para una cobertura de 250 niños, precisó, es “de 2.5 MP”, monto que puede disminuir “según la capacidad que se pretenda establecer”. Para una integradora -especializada en niños discapacitados- “el capital puede llegar a los 4 millones de pesos. La recuperación está garantizada a tres años”.
Claro que el IMSS se desentiende de los salarios pagados por los prestadores del servicio. Ellos son responsables de la relación laboral con sus trabajadores.
Al calor de la peor tragedia de que se tenga registro: 48 infantes muertos y 20 lesionados en la guardería ABC subrogada por el IMSS en Hermosillo -a los niños, se ha dicho, “les cayó prácticamente napalm”- cinco voces “autorizadas” emitieron cinco opiniones igualmente “profundas”.
Carlos Elizondo Mayer-Serra. Reiterando el tono de otras temerarias opiniones sobre los trabajadores del IMSS vertidas en 2004, el 11 de junio consideró que “como el sindicato del IMSS impone altos costos de operación del IMSS, y el gobierno no tiene la autoridad para despedir a los trabajadores que sobran, mejor subroga el servicio a privados” (Reforma).
Denise Maerker. Afligida por el negro futuro de las más de 8 mil “estancias” changarro de Calderón que opera SEDESOL, empujadas primero por Lía Limón (hoy candidata del PAN a la ALDF) y luego por Joanna Cristo, el 15 de junio escribió que “lo ocurrido en Hermosillo puede acabar en un retroceso del derecho de las mujeres trabajadoras de acceder al servicio de guarderías y estancias donde dejar a sus hijos. Ya se escuchan voces que todo lo confunden: es la subrogación la culpable. Otros desencadenan su furia e ignorancia contra uno de los únicos programas de este gobierno, que yo conozca, que ha tenido un efecto benéfico en las colonias: el de las estancias infantiles. Lo cierto es que el problema no es subrogación o no subrogación ¡A tirar todo por la borda!” (El Universal).
Sergio Sarmiento. Como, ya desde 2004 había asumido el deliberadamente equívoco “diagnóstico” Fox-Levy respecto a las finanzas del IMSS, el 16 de junio recordó que “el problema de las guarderías es el mismo de todos los servicios del IMSS: falta de recursos para cumplir con los propósitos establecidos. Nada tiene que ver la subrogación. De no ser por las guarderías subrogadas, el IMSS se habría visto impedido de ampliar, como lo ha hecho, el servicio de guarderías tan demandado por las trabajadoras” (Reforma).
Carlos Marín. El 26 de junio consideró que la tragedia había despertado gran expectación sobre las personas físicas “a quienes pudiera imputárseles responsabilidad”. Pero, precisó, “nada se ha dicho de una persona moral cuyo papel es determinante en la subrogación. Se trata del sindicato del IMSS, cuyo contrato colectivo impone tan abusivas condiciones al Instituto, que a éste le conviene más contratar guarderías particulares que montarlas como propias. Caso típico de impunidad sindical”. Tal cual (Milenio Diario).
Y el 3 de julio agregó: “uno de los más irreprochables funcionarios en el gabinete es Daniel Karam. Su responsabilidad es tan grande que puede entenderse que con tres meses en el cargo ignorara entresijos como los de la operación de las más de mil 500 subrogaciones. Por eso el 10 de junio, con Joaquín López Dóriga, prometió dar a conocer la lista de accionistas, pero no ha podido cumplir su palabra”. Tal cual (Milenio Diario).
Alfredo Acle Tomasini. El 18 de junio escribió que “la subrogación de los servicios de estancias por parte del IMSS es una medida inteligente porque evita erogar recursos así como la creación de nuevas plazas. No olvidemos lo oneroso que resulta su contrato colectivo para los derechohabientes” (El Financiero).
No se escuchado todavía, otra voz “autorizada”: la de Enrique Krauze, quién, también en 2004, atalayaba “injertos de economía soviética” en el IMSS.
De menos profundidad, aunque no por ello menos autorizadas, resaltan los dichos de Lía Limón y Joanna Cristo, impulsoras de las “estancias” changarro de Calderón operadas por SEDESOL.
Mientras Lía Limón considera que las “estancias” son seguras “porque son espacios más pequeños”, su sucesora, Joanna Cristo, confiesa que las capacitaciones “duran tres días” (El Universal, 10.6.09).
Por algo los expertos de UNICEF-OMS en Bruselas acaban de urgir que México mejore sus sistemas de respuesta ante desastres para evitar que se repitan tragedias como la ocurrida en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora subrogada por el IMSS.
Pero después de comunicar que sus estancias changarro son “excelentes opciones para niños del barrio y no le cuestan carretadas de dinero al gobierno” (11.6), Calderón declaró en Panamá (1.7) que “no habrá impunidad, se hará justicia caiga quién caiga y tope donde tope. He dado instrucciones claras, repito, al Procurador (General de la República, Eduardo Medina Mora) en el sentido de que se procure y se haga justicia”.
Redacción:
El presente artículo del doctor Gustavo Leal Fernández, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana – Xochimilco, se publicó por primera vez en el periódico La Jornada, el sábado 11 de julio de 2009.