La oscura Fundación IMSS, A.C.
Parte II
Valentín Cardona
25 de febrero de 2008

La Fundación IMSS, A.C. nació en la turbulencia del periodo más corrupto por el que ha pasado el IMSS en los últimos años, en el trágico foxismo y bajo el mando del siniestro Santiago Levy Algazi. Hoy, bajo el mismo esquema y en la peligrosa continuidad calderonista, la fundación se mantiene en las tinieblas cobijada por el “politólogo” inútil, Juan Francisco Molinar Horcasitas, director del IMSS.

En Imagen Médica se dio a conocer el sospechoso proceder de la Fundación IMSS, al revelarse públicamente el oscuro mecanismo con el que operan los donativos “deducibles de impuestos” que otorga la Fundación a personajes que, metidos en labores de “filantropía”, tratan de esconder los poderosos intereses que tienen y persiguen con la institución.

Fue con el caso del “coyote” mayor de los medicamentos en México, José Antonio Pérez y Pérez, magnate y dueño de Fármacos Especializados, con los que se puso al descubierto el modus operandi de la misteriosa Fundación IMSS.

Los primeros indicios de los malos manejos de la fundación se dieron a conocer en 2005, luego de que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) informara que desde el ejercicio 2003, la Fundación había recibido millones de pesos de manos de Levy Algazi y sin estar debidamente constituida ni acreditada en el IMSS, ni más ni menos.

Impune, Levy se defendió meses después al justificar la millonaria cantidad regalada por el IMSS a la Fundación y para dar apoyo al placer de sus integrantes. En septiembre de 2005, al comparecer ante los diputados, tuvo que aceptar la fechoría. Sin embargo, el entonces director trató de matizarla y justificarla. Dijo a los diputados: “aprovecho aquí para comentar una iniciativa que también se impulsó en el curso del año pasado y que desafortunadamente no pude comentar durante mi intervención inicial de 10 minutos por razones de tiempo, pero señalar, señores diputados, que el Instituto impulsó la creación de una fundación, que se llama la Fundación IMSS”.

Sin quererlo, Levy destapó la cloaca de las cifras manejadas desde entonces por la oscura Fundación IMSS. En efecto, dijo en su defensa que “tiene como presidente ejecutivo a uno de los médicos tal vez más destacados de nuestro país, al doctor Jesús Kumate, ex secretario de Salud, y que lo que está buscando esta Fundación es impulsar la investigación científica en los problemas de salud más prioritarios de nuestro país y que tenemos buenas noticias, porque a un año de creada dicha Fundación, la Fundación ya logró obtener de diferentes fuentes un financiamiento por 100 millones de pesos para llevar a cabo el proyecto de investigación de diabetes mellitus más grande que se está haciendo en el país…”.

Y aunque la acusación sobre desvío de recursos fue más que cierta, todo quedó en el olvido. De acuerdo con datos proporcionados por el IMSS a esta publicación mediante la Ley Federal de Transparencia, en 2004 Levy entregó a la Fundación un millón 25 mil 208 pesos, nomás de buena onda. Aunque durante el gobierno foxista, el de la transa, la Fundación se embolsó otros 15 millones de pesos.

Tras la estrepitosa y vergonzosa caída de Santiago Levy, Fernando Flores Pérez asumió el mando del IMSS por obra del dedazo del traidor del cambio, Vicente Fox Quesada. Y uno de los primeros pasos de Flores Pérez, fue hacer un llamado precisamente “para que se apoye a la Fundación IMSS”. El colmo, el proyecto: “un Centro de Eco Endoscopía contra el cáncer, que será el primero en Latinoamérica”. Como parte de “su” apoyo, Fernando Flores regaló a la Fundación 5 millones 500 mil pesos. Presente en la “Tercera Asamblea General” de la Fundación, Flores Pérez reforzó: “es necesidad imperiosa que las empresas y la sociedad en su conjunto aporten más recursos a la Fundación IMSS para que pueda dar un mayor impulso a la investigación científica médica de alto impacto que se está desarrollando en el Instituto”.

Rafael Fájer García, entonces como hoy presidente del Consejo Directivo de la Fundación dijo al director del IMSS que “la investigación de alto impacto que se desarrolla es muy importante para la salud pública en México y fundamentalmente para las políticas de salud que el IMSS instrumenta a través de su Dirección de Prestaciones Médicas”. Y faltaba más, a Fernando Flores le tocó dar la bienvenida como “nuevos miembros asociados” a Carlos Javier González Robles, José Gómez Cañibe, Jacobo Kluchnick Rutzka, Ignacio Tatto Amador y Juan Carlos Terroba Dodero, quienes fueron propuestos y aceptados “por su trayectoria profesional, humanística y responsabilidad social”. Urgido de aplausos, Onofre Muñoz Hernández, entonces director de Prestaciones Médicas del IMSS –y hoy millonario gracias a su jugosa “pensión”-, propuso a Jacobo Kluchnick Rutzka y de Manuel Somoza Alonso para ocupar los cargos de comisario y tesorero respectivamente de la Fundación, los dos fueron aceptados sin objeción.

Fájer García se encargó de que Jesús Kumate Rodríguez, Alejandro Martínez Gallardo y Alejandro Reyes Fuentes, fueran “ratificados” como presidente ejecutivo, vicepresidente y secretario ejecutivo de la Fundación, en ese orden.

Derroche de impunidad

No sólo la Fundación IMSS se rinde cuentas a sí misma a pesar de recibir y manejar cuantiosos recursos del erario, sino que a pesar de contar con el “permiso” para otorgar recibos deducibles de impuestos, ni al Servicio de Administración Tributaria (SAT) le rinde la información de ley. Según el SAT, “después de realizar una búsqueda exhaustiva -en sus archivos-, no se encontró recibo alguno otorgado por la Fundación IMSS”, dice como respuesta a una solicitud de información realizada por Imagen Médica. El SAT, representado por Pedro Valeriano Pacheco en su carácter de administrador local de Auditoria Fiscal del Centro del D.F., concluye que “declara la inexistencia” de la documentación, y le señala copia al Lic. Alberto Real Benítez, administrador general de Auditoria Fiscal Federal, “para su conocimiento”.

Otra muestra del poder de la Fundación y de los intereses que representa se da con el uso de las siglas del IMSS y del logotipo institucional. En 2002 el putrefacto Consejo Técnico que “a modo” formó Santiago Levy, dictó el “acuerdo” 637/2002 que a la letra dice: “Este Consejo Técnico, con fundamento en los artículos 263 y 264 fracciones III y XVII de la Ley del Seguro Social, toma nota de la información sobre la Fundación IMSS, A.C.. Asimismo, le autoriza para el uso de las siglas “IMSS” y del logosímbolo institucional”. Aunque el acuerdo fue realizado por el Consejo Técnico en la sesión del 16 de diciembre de 2002, fue hasta el 15 de enero de 2003 en que el casi eterno secretario general del IMSS –dice que hasta que se muera- Juan Moisés Calleja García giró el oficio 09-52-19-0300 a Onofre Muñoz, con el objeto de que el director de Prestaciones Médicas lo tuviera “para su conocimiento y debido cumplimiento”.

Y para que no quedara ninguna duda, el momificado Calleja García señaló copia a Levy Algazy; a Ernesto Rubio del Cueto, “miembro” -del putrefacto Consejo Técnico-; a Gabriel Martínez González, director de Planeación y Finanzas; a Jorge Mora Aguilar, coordinador de Presupuesto, Contabilidad y Evaluación Financiera; a Leonardo Homero Martínez Salgado, coordinador de Investigación Médica y a José Ramón Díaz Bonaga, coordinador de Análisis Técnico. De acuerdo con información proporcionada a Imagen Médica, gente del coyote mayor de los medicamentos en México, José Antonio Pérez y Pérez, cabildea con afán al interior del Consejo Técnico para que la supuesta donación de 10 millones de pesos de diciembre de 2006, “quede firme mediante un acuerdo”, pues hasta la fecha, el Consejo Técnico de Horcasitas no ha querido meter las manos en el sucio y espinoso asunto.

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