TRES UNIVERSOS DE ALTERNATIVAS VIABLES
PARA ENFRENTAR CREATIVAMENTE LA PARADOJA DEL USUARIO/ PACIENTE MEXICANO ”1.
Capitulo 21

Gustavo Leal F.
División de Ciencias Biológicas y de la Salud
Departamento de Atención a la Salud
Area de Investigación en Salud y Sociedad

LA SALUD Y LA SEGURIDAD SOCIAL QUE REQUERIMOS PARA EL SIGLO XX1

Uno: la gran trampa llamada foxismo

Es un hecho que en materia de salud y seguridad social, el foxismo traicionó en sólo cuatro meses el mandato de cambio que recibió del electorado del 2000 (Leal, 2002).

En su larga campaña para alcanzar la presidencia de la República, Fox escuchó tres sencillas demandas auténticamente populares:

1) resolver el problema del desabasto

2) poner en operación las obras sanitarias ya concluidas

3) enfrentar el diferimiento quirúrgico (Martínez y Leal, 2005

Pero increíblemente, una vez en Los Pinos, Fox entregó de inmediato el diseño de las políticas de salud y seguridad social que deberían haber materializado el “cambio” ofrecido, a ciertos definidos intereses que financiaron su campaña política.
Ese fue el caso del secretario de Salud, Julio Frenk –priísta desde 1985- y a quién impulsaron los financiamientos de Guillermo Soberón desde FUNSALUD y de Pablo Escandón Cusi desde NADRO, directamente entregados a Martha Sahagún.
Fox también saldó sus deudas con Ernesto Zedillo al nombrar al tecnócrata Santiago Levy al frente del IMSS.
Y debe decirse exactamente lo mismo del nombramiento del, también priísta, Benjamín González Roaro en la dirección del ISSSTE que respondió a sus pactos con la “maestra” Elba Esther Gordillo.
Algo insólito: Fox obsequió el diseño de estas políticas públicas cruciales al PRI, partido que había derrotado el 2 de julio y que, supuestamente, iba a “sacar de Los Pinos”.

Cinco años después, los resultados están a la vista.

Pasando por sobre esa oferta de “cambio”, la Secretaría de Salud del “macroeconomista de la salud”, Julio Frenk, se dedica descaradamente a vender un fraudulento “seguro” “popular” que, ni es “seguro”, ni mucho menos “popular”.
El IMSS enfrenta el peor de los desabastos de su historia, con los médicos y enfermeras trabajando casi sin equipos y sosteniendo -sólo con sus salarios- a la noble institución. Mientras tanto, el zedillista Levy, primer director estrictamente “financiero” en la larga historia del Instituto, propala un discurso apocalíptico que pretende “quebrar” al IMSS –sin atreverse a voltear hacia los responsables priístas que lo antecedieron en el cargo- al tiempo que arremete contra sus trabajadores al motejarlos de “privilegiados”, aunque él mismo sea incapaz de predicar con el ejemplo y dilapide de las arcas del IMSS, en cada uno de su inútiles viajes en yet privado, hasta 5 mil dólares por hora de vuelo.
Y en el ISSSTE, Alonso Garcia Tamés -desde la secretaría de Hacienda- y Benjamín González Roaro -desde el Instituto- buscan desesperadamente trasladar más de 2 millones de cuentas al sistema de Afores, mientras sus servicios médicos operan en la penuria.
Así, el “cambio” de Vicente Fox sólo se ha traducido en una franca caída de los servicios que ya, con serios problemas, le había heredado el tardopriísmo de Zedillo.
Por tanto, en materia de salud y seguridad social, el foxismo que encarnan Frenk, Levy y González Roaro, se propuso fabricar un truco; inventó un “consenso” para hacer de la meta intermedi del financiamiento una meta finaldel Sistema Nacional de Salud (Leal, 2002 a; IMSS, 2004). Pero es evidente que el truco fabricado ha fracasado.
Como recién ha documentado el ultimo estudio de la OCDE, cinco años después del arribo de este gobierno de opereta, todo, absolutamente todo en el sector, está mucho peor que en el año 2000.
Sólo la labor de los médicos, enfermeras, profesiones afines y administradores dignos, ha sido capaz de sostener en pie a estas instituciones.
Cinco años después, en el terreno sanitario, el foxismo es un auténtico desastre.
Cualquier ciudadano que paga impuestos espera, ciertamente, mejores servicios y no “justicia” en el financiamiento. El financiamiento es una tarea interna a la administración pública que no le compete al ciudadano, usuario o paciente de la red de seguridad social o del Sistema Nacional de Salud.
Para eso él ya paga la administración pública y la clase política. El ciudadano mantiene a esos profesionales para que administren, financien y regulen la vida pública mientras él, como ciudadano, se dedica a lo suyo.
El ciudadano de la red de salud y seguridad social; ese ciudadano que, al enfermar, requiere atención oportuna y resolutiva frente al mal que lo aqueja, no le importa si el financiamiento es “justo”.
Tampoco le resulta relevante la demagógica “democratización” de la salud que expende Julio Frenk, ni el equilibrio en los “pasivos” que fascina a Levy, ni mucho menos la reforma “integral” del ISSSTE de Benjamín González Roaro que carece completamente de una propuesta para mejorar los parámetros de la atención médica.

Dos: ¿qué alternativas viables se le pueden ofrecer a ese ciudadano del Siglo XXI?

Se le pueden ofrecer tres universos de alternativas compactas; universos que podrían formar parte, como, punto de partida del gobierno que emane del proceso electoral del 2006.
Primer universo compacto. Dada la evidente pobreza mundial y nacional de los discursos gubernamentales y patronales, los sindicatos de los trabajadores que se hacen cargo de la salud y seguridad social mexicana: SNTSSA, SNTSS y SNTISSSTE, podrían desplegar sistemáticamente su materia de trabajo: la buena atención médica, como una suerte de ofensiva por la defensa de sus condiciones de trabajo y, simultáneamente, para mejorar radicalmente el servicio a los usuarios y pacientes que recurren a ellos y que constituyen su destinatario principal.
Segundo universo compacto. Pero para esta tarea, los trabajadores que se hacen cargo de la salud y seguridad social mexicana, podrían también ajustar sus actuales marcos democráticos para tomar decisiones participativas de acuerdo a su materia de trabajo y que redunden en atención más ágil y eficaz de sus usuarios y pacientes.
Tercer universo compacto. Finalmente, en un cuadro más amplio de defensa del usuario/paciente mexicano que mal sobrevive médico-clínicamente en una paradoja que se define por la situación de estar amparado en múltiples leyes financieras (Seguro Popular, “reformas” Levy y las que quieren imponer al ISSSTE el tecnócrata hacendario Alonso García Tamés y Benjamín González Roaro) y sin embargo desconoce casi absolutamente los resultados médico-clínicos de su aplicación, es preciso diseminar una agenda emergente capaz de colocarlo en el centro de la toma de decisiones sectoriales.
Esa agenda puede traducirse en un plan de acción global que obligue a que los poderes del Estado mejoren efectivamente la atención médica a través de reales procesos de rendición de cuentas y no maquillados, cupulares y restrictivos, como los que nos ha impuesto, desde hace cinco años, esa gran trampa llamada foxismo.

Tres: primer universo compacto. Ocho evidencias sobre la materia de trabajo

1.- En el mundo global la materia de trabajo es la sal de la tierra (Leal, 2005).

2.-. Prometedor y desigual, el modelo mexicano de seguridad social impulsado por el PRI desde cimientos corporativos, está estancado en el campo y la ciudad desde 1982.

3.- Aunque la seguridad social es y debería ser aún más amplia, para los sindicatos que se hacen cargo de la salud y seguridad social de los mexicanos esa materia de trabajo es la atención médica.

4.- Atender bien a los pacientes conlleva: ser resolutivos, cualitativos en el cuidado, tratándolos como personas enfermas que sufren.

5.- Los servicios que proporcionan son únicos: atienden con hombres (equipos de salud) a otros hombres (los pacientes). Ellos les han depositado su confianza. En ellos se juega una confianza interpersonal a través del proceso de curación. Esta singularidad es única. No hay ningún otro servicio igual. Ese es el reto de su materia de trabajo.

6.- El personaje principal del proceso es el equipo de salud: el médico junto con la enfermera, administradores dignos y las profesiones afines que los acompañan en la labor. Lo mejor de esos sindicatos son sus recursos humanos.

7.- Sin embargo, gracias a esa gran trampa llamada foxismo, no sólo faltan los recursos indispensables para la tarea: aún con todos los recursos, esa trampa carece del proyecto de país sobre el cual deberían montarse las políticas clínicas que demanda los derechohabientes del siglo XX1.

8.- Las instituciones de seguridad social deben ser conducidas por administradores dignos, especialmente entrenados para gastar bien sobre una materia de trabajo (la atención médica) que reclama buen gasto. No están ahí para ahorrar: están para gastar bien.

Cuatro: segundo universo compacto. Ocho propuestas para ajustar el marco democrático

1.- Cualquier modernización de la materia de trabajo pasa por un proceso simultáneo de democratización sindical, Sin ella, esa modernización resulta sencillamente inimaginable.

2.- Esa democratización de los aparatos de representación de los sindicatos que se hacen cargo de la salud y seguridad social de los mexicanos, debe expandir la toma de decisiones de manera amplia, ágil, participativa y de acuerdo al lugar que corresponda a cada trabajador en su compromiso específico con la materia de trabajo: la atención médica. Debe darles voz y decisión a las profesiones.

3.- Las renovaciones de los liderazgos sin esa democratización, sólo conducirán a un más de lo mismo.

4.- Este estado es reversible. Los sindicatos no son de nadie más que de las profesiones que en ellos se representan. En la actual toma de decisiones, sobran licenciados y abogados y faltan médicos, enfermeras, profesiones afines administradores dignos y un pequeño equipo de buenos epidemiólogos.

5.- El nuevo diseño de la representación debe contemplar a los jubilados, activos y trabajadores de nuevo ingreso.

6.- El cuadro de la representación seccional debe ser reformulado sobre la base de esas prioridades de la materia de trabajo y las posibilidades de las profesiones involucradas en el equipo de salud para emitir líneas de trabajo orientadas al mejoramiento del proceso de atención que tiene como destinatario principal y final al paciente (derechohabiencia).

7.- La tarea debe empezar por el ajuste de esos profesiogramas a la materia de trabajo con independencia del principio de bilateralidad y dirigido al paciente. Así, los sindicatos pueden estar la altura de su derechohabiencia global ya que su trabajo es para y por un paciente universal.

8.- Los sindicatos podrían estar dispuestos a educar a los nuevos funcionarios dignos y responsables del nuevo gobierno.

Cinco: tercer universo compacto. 15 estrategias de un plan de acción para enfrentar la paradoja del ciudadano, usuario/paciente mexicano

Además de los dos universos anteriores, al ciudadano, usuario/paciente mexicano, harto de la demagógica “democratización” de la salud y del fraudulento “Seguro” “Popular” del foxismo, puede ofrecérsele el siguiente plan de acción inmediato para mejorar efectivamente la atención médica a través de procesos reales de rendición de cuentas.

El plan parte de dos certezas:

Uno.– Que existe una asociación positiva entre presentar buenos indicadores de salud y vivir regidos por un sistema de gobierno democrático (BMJ, 2003).

Dos.– Que una mayor implicación de ciudadanos, usuarios y pacientes (Leal y Martínez, 2002) en las decisiones sanitarias mejoraría la propia salud del Sistema Nacional de Salud (SNS).

El plan integra cuatro principios para la mejora de la salud democrática del SNS (Jovell, 2003):

1.- Participación de los pacientes en la determinación de prioridades en la asistencia sanitaria.

2.- Democratización formal de las decisiones sanitarias.

3.-Reconocimiento de las organizaciones de pacientes como agentes de la política de salud.

4.- Garantía del cumplimiento de los derechos básicos de los pacientes.

Con la conciencia de que:

– Existe una disociación entre la voluntad expresada por los poderes legislativo y ejecutivo y la deseada por los ciudadanos, usuarios y pacientes.

– Y las pocas leyes de pacientes tienen un escaso nivel de implantación.

De acuerdo a lo anterior, puede proponerse que el SNS incorpore las siguientes 15 estrategias del plan de acción para enfrentar la paradoja del ciudadano, usuario, paciente mexicano :

1.-Disponibilidad de información veraz y accesible que permita la rendición de cuentas de los poderes públicos para poder comprobar el impacto de las decisiones políticas.

2).- Presencia de mecanismos de participación activa de los ciudadanos, usuarios y pacientes en la definición y evaluación de las políticas públicas.

3).- Inclusión de representantes de los ciudadanos, usuarios y pacientes en 1as estructuras de gobierno de las instituciones de salud.

4).- Introducción de procesos de deliberación democrática para solventar los conflictos de prioridades y los desacuerdos morales latentes.

5).- Las políticas de salud deberían argumentarse frente a los ciudadanos, usuarios y paciente así como frente a los intereses legítimos de la arena de la política pública y otros agentes sanitarios.

6).- Las políticas de salud deberían poder ser apeladas en caso de desacuerdos o ausencia de consensos mínimos.

7).-Los consejos de ciudadanos, usuarios y pacientes podrían ser los foros para dar curso a estas deliberaciones.

8).- Es preciso democratizar la elección de cargos de responsabilidad en las administraciones e instituciones de salud. Para ello los ciudadanos, usuarios y pacientes podrían contribuir a definir mejor la tenue frontera que separa al gobierno de la gestión y a la política de la técnica (Subirats, 2004).

9).-Así, los cargos directivos de las administraciones, agencias e instituciones de salud, incluidos los hospitales; deberían ser elegidos por los órganos de gobierno de las mismas y por comisiones independientes; previa presentación por parte de los posibles candidatos al puesto de un plan estratégico que defina su visión de la organización y sus aptitudes técnicas y personales para la posición elegida .

10).- Mención especial merecen los cargos públicos con responsabilidades de instrumentación estratégica de la política de salud. Sus vacante deberían ser anunciadas a la opinión pública, el proceso debería ser sometido a debate público y el resultado difundido ampliamente.

11).- La selección de estos cargos debería seguir los mismo criterios por los que un votante elige a los políticos: la presentación previa de un programa y un calendario de acciones específicas. Al culminar su gestión, deberían comprometerse a rendir un informe de rendición de cuentas.

12).- En la selección de los responsables políticos sectoriales, ningún trabajo de cazatalentos (headhunters), afiliaciones a partidos políticos ni lealtades incondicionales a la esposa del Presidente de la República, deberían sustituir a los títulos universitarios, la competencia médico-clínica probada y la experiencia en el manejo de los temas de la política pública.

13.- Hay que agregar que siempre será del todo prudente examinar que tareas de gobierno pueden realizarse mejor en otras organizaciones, como la universidad o un entidades del tercer sector con un perfil definido, ONG y organizaciones cuasi-gubernamentales capaces de fomentar la vigilancia de los intereses del ciudadanos, usuarios y pacientes en el ejercicio de la gobernación.

14).- Determinados modelos de subvención sanitaria como el del componente de salud del Programa de Desarrollo Humano Oportunidades y el del fraudulento “Seguro” “Popular”, afectan decisivamente la salud democrática del SNS y coartan el desarrollo de una auténtica ciudadanía de derechos reales para los usuarios y pacientes mexicanos.

15).- El gobierno que emane del proceso electoral del 2006 debe someterlos a una inmediata auditoría, fincar responsabilidades –de ser el caso- y destinar todos los recursos de que actualmente disponen al Programa IMSS-Oportunidades cuyas clínicas se encuentran saturadas. Ahí encontrarán un uso genuinamente médico-sanitario.

Final

Además de los diagnósticos, el gobierno del 2006 puede partir de estos tres universos compactos de alternativas para el aquí y para el ahora.
El gran reto consiste en recuperar la confianza en el gobierno que, la larga noche de esa trampa llamada foxismo, terminó por socavar seriamente.
La primera gran tarea del nuevo gobierno es lograr que los ciudadanos, usuarios y pacientes crean en él. Y para ello hay que fortalecer las relaciones sanitarias basadas en la confianza mutua, como un crucial elemento de mejora de la deliberación democrática.
No hay que invocar nunca, como lo hizo la frenkista “corresponsabilidad” obligatoria del ciudadano, usuario y paciente, cuando la red del SNS es incapaz de atenderlo con resolutividad médico-clínica.
La paradoja del paciente mexicano, saturado de derechos abstractos escritos pero inerme ante su episodio concreto de enfermedad, puede ser enfrentada en marco de democracia y confianza en su gobierno.
No en el gobierno de los gerentes y tecnócratas del foxismo que quisieron “quebrar” a los grandes institutos y devolverle al ciudadano, usuario y paciente la responsabilidad pública constitucional a través del “autocuidado” de la salud fomentado por la OMS de la Dra. Gro Harlem Brundtland.
Sólo así, ciudadanos, usuarios y pacientes podrán defender efectiva y activamente sus derechos y trasponer la paradoja en que los ha sumido el soberonismo-priísta y el panista (Leal, 2002 b).
Junto con los nuevos cuerpos de políticas clínicas específicas (martínez y Leal, 2004), sólo así, ciudadanos, usuarios y pacientes superarán la larga noche de la trampa foxista y podrán iniciar, con confianza, democracia y adecuada comunicación, el rescate para ellos de su salud, enfermedad corporizadas y de las grandes instituciones nacionales de salud.

Notas de Pie

1Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en la Casa Frissac, Tlalpan, el 6 de mayo de 2005

2 Por cierto que los procesos de designación de los titulares de las Institutos Nacionales de Salud que ha activado la Secretaría de Salud de Frenk en los años del foximo, constituyen en términos estrictos, foot ball de salón y no guardan relación democrática alguna propuesta anterior.

Para acabar de medir la naturaleza de estos manipuleos frenkistas, cfr, el testimonio del Dr. Noé Vargas Tantori para el caso del Hospital General: “Rescatar Al Hospital Sumergido En Una Crisis de Valores”, 13 de enero, 2004.

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Subirats, J. (2004) ¿Podemos utilizar los instrumentos de evaluación como palanca de gobierno del sector público? IX Congreso Internacional del CLAD sobre las Reformas del Estado y la Administración Pública, 2-5 noviembre, Panel: La evaluación y el nuevo papel de las administraciones públicas, Madrid

Vargas Tantori, N. (2004) “Rescatar Al Hospital (General) Sumergido En Una Crisis de Valores”, 13 de enero, mimeo

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