Me invitaron a un divorcio
Por Bibiana Faulkner He adorado los miércoles desde que desarrollé una segunda conciencia. Muchos se preguntarán en qué mágico momento desarrollé la primera...
Carta a Viridiana
Por Bibiana Faulkner Vivo todavía en un pueblo del Estado de México, en una casa azul con puertas amarillas...
La última vez que me visité
Por Bibiana Faulkner La última vez que visité mi corazón olía a vicio. Ya habían pasado algunos años, y, a...
Demián Altazor (Parte II)
Por Bibiana Faulkner y Viviana Quintana (…) Lo que me faltaba esa noche de frío era que lloviera, y...
Demián Altazor (Parte I)
Cuento por Bibiana Faulkner y Viviana Quintana El día que nací no lo recuerdo, sin embargo, el día...
De Doña Mari y su gusto por las mujeres
Por Bibiana Faulkner Les contaré la historia de la señora María Marta Josefina Cruz Luna, nacida el veinticuatro de ...
Sexo mañanero, bar, sol, arena y mar
Sexo mañanero, bar, sol, arena y mar Por Bibiana Faulkner Me había separado de mi pareja hacía un par de...
Me llamo Eugenia
Me llamo Eugenia Por Bibiana Faulkner Conocí a Lisa en la fiesta de graduación de Alfonso, mi hermano. De eso...
Bitácora de un martes
Bitácora de un martes Por Bibiana Faulkner Llegué a casa de una vieja amiga cerca de la playa y me...
Diálogos cortos para miradas cansadas
Diálogos cortos para miradas cansadas Por Bibiana Faulkner —Te acompañaría a caminar, pero regresé cansado. Así...